Ópera en la era facebook
Nico Muhly lleva cinco minutos tratando de explicar con su verbo acelerado lo que denomina "la operación más complicada de mi vida". La nube de ceniza volcánica casi frustra su tour europeo junto a otros músicos del sello (precisamente islandés) Bedroom Community, que hoy hace parada en Castellón. "He descubierto hasta lo que es viajar en aerodeslizador", revela orgulloso. Le cuento que Madonna paró en una gasolinera de Burgos en su intento por coger un avión. "Vale, olvida mi historia, no puedo competir con Madonna ".
Quizá no con ella, pero, a sus 28 años, Nico Muhly acido en Vermont y residente en Nueva Yorkya puede presumir de haber sido reclamado por Philip Glass (fue su asistente desde los 19 años) o Björk ("cuando me llamó preferí ni preguntar quién le había dado mi teléfono, la respuesta suele ser tan decepcionante como: 'Es que antes probé a contratar a otro"). Sumen a eso a Rufus Wainwright, Bonnie Prince Billy, Grizzly Bear, Sufjan Stevens, Antony and the Jonsons y Jónsi, de Sigur Rós. O la banda sonora de la película El lector (The reader). Pronto será el autor de la primera ópera basada en un acontecimiento salido de Internet. "Es un drama internáutico sexual gay adolescente", se apresura a explicar amontonando conceptos. Su título provisional es Two boys, y verá la luz en junio de 2011 en la English National Opera.
"Los crímenes de Internet nos fascinan porque son específicos de esta generación"
El hecho real en el que se inspira sucedió en 1999, cuando un chaval de 14 años se hizo pasar a través del chat por una espía británica en busca de alguien dispuesto a matar a un enfermo terminal. Convenció a un amigo un par de años mayor. En realidad, la persona a la que encargó asesinar era él mismo y acabó malherido en el hospital. En el juicio posterior se reveló que ambos chicos se habían enamorado. "No hay mejor materia prima, es una historia tan real, que suena increíble. No me siento preparado como compositor para abordar la mitología habitual en la ópera. Si habláramos en términos pictóricos, te diría que soy mejor retratista del natural", admite. "Hoy estamos acostumbrados al acoso online, a asumir diferentes personalidades en la Red, pero los crímenes de Internet son fascinantes porque son específicos de mi generación. Leí esta noticia en su momento. Cuando sucedió, los medios aún andaban confundidos con Internet, lo trataban como un espacio lleno de mentiras y posibilidades sexuales", recuerda.
A diferencia de su amigo Rufus Wainwright, que fue acribillado el año pasado por buena parte de la crítica cuando osó estrenar su ópera Prima Donna, Muhly no guarda ningún temor. "A mí, la de Rufus me encantó. Presentó una ópera customizada, una ópera para gente que también disfruta debatiendo sobre un estribillo pop. Por mucho que se resistan los integristas del género, para mí, todo lo que señalan como intrusismo resulta saludable. Por una simple cuestión generacional, creo que en mi caso se entenderá mejor que yo me mueva en mundos tan diferentes. Aunque sin críticas esto no es lo mismo; es como escalar una montaña sin esfuerzo: la recompensa no merecería la pena".
De igual manera, resta importancia a su orientación sexual como elemento determinante en su obra. "Durante mucho tiempo me ponía los pelos de punta que se me tildara de 'compositor gay'. En ese sentido, me siento muy afín a Benjamin Britten, un excelente compositor que fue capaz de abarcar un registro amplísimo en su carrera sin que su condición de homosexual implicara que sus obras fueran expresamente gays. Es muy aburrido decir que algo va sobre algo. Es como que te inviten a una cena para discutir sobre política. ¿Hay algo menos apetecible?". (Risas).
Muhly es un compositor clásico a un ordenador portátil pegado. Confiesa que recibe más invitaciones a colaborar con otros músicos a través de su Facebook que de su manager. Vive apegado a la realidad. Cuenta con igual entusiasmo que hace unas semanas vivió una de las mejores noches de su vida bailando en una fiesta donde sólo se pinchaba Michael Jackson y Prince ("y escuchando a Lady Gaga borracho en el taxi de vuelta a casa") que sus visitas a la iglesia para escuchar música sacra. "En cuanto cuelgue tengo que acabar una Stabat Mater [una pieza litúrgica inspirada en la virgen a los pies de la cruz] que me han encargado. El otro día, paseando por la National Gallery de Londres, vi un montón de cuadros renacentistas reflejando la crucifixión. Y pensé en la descontextualización de esas obras, que antes poblaban las iglesias y ahora están en los museos. A medida que caminaba, me decía: 'Un icono de Cristo crucificado está bien, ¿pero 60 seguidos?'. Esa imagen repetida hasta la saciedad me resultó divertida y me trajo a la cabeza unos cantos y un arpa violenta que tengo que sacar de mi cabeza".
El tour que ahora le trae junto a Valgeir Sigurðsson (productor de los dos discos de Muhly y estrecho colaborador de Björk) y otros dos músicos no para de depararle sorpresas. "Nunca sé qué público voy a encontrar. Muchas veces es una mezcla de chavales indies y gente mayor. Actué en Madrid en octubre del año pasado y había cuatro señoras con abrigo de piel en primera fila, un puñado de gays y algunos heavys al fondo. Superó todas mis expectativas". n
Nico Muhly actúa hoy en Castellón (Paraninfo).
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