_
_
_
_
_
Se apaga la gran llama olímpica

Las fiestas de Moscú

La etapa de Samaranch en Moscú (1977-1980) fue clave para la obtención de los Juegos de Barcelona. La embajada era entonces un centro de relaciones sociales y políticas sin parangón. Conocía a todo el mundo, daba fiestas espectaculares con ayuda de su esposa Bibis Salisachs, la anfitriona perfecta. Consiguió atraer a altos personajes de la URSS que por aquel entonces, en plena guerra fría, no iban a ninguna embajada occidental. Se hizo hacer unas cajitas de Palej (típica artesanía rusa) con las banderas de España y la URSS y las regalaba con éxito, recuerda José Rodríguez Moyano, ahora embajador en Ucrania, y entonces un joven diplomático en Moscú.

Más información
El arte de la adaptación política

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_