José Joaquín Trejos, presidente de Costa Rica

José Joaquín Trejos, fallecido el 10 de febrero a los 93 años, se fue a dormir el 6 de febrero de 1966 siendo un perdedor. Al día siguiente, sin embargo, se levantó como flamante presidente electo de Costa Rica, tras vencer, en la elección más ajustada de la historia del país centroamericano, a Daniel Oduber por 4.000 votos. Desde entonces gobernó el país hasta 1970 por el ya desaparecido Partido Unificación Nacional.

Trejos fue el primero que llegó al poder sin haber ocupado antes cargo público alguno. Reputado profesor de Matemáticas y Economía en la Universidad de Costa Rica -donde llegó a vicerrector- sorprendió a todos al imponerse a un experimentado político como Oduber, mucho mejor orador y que ya había sido diputado, ministro y un fundador del poderoso Partido Liberación Nacional.

Los diarios costarricenses recordaban cómo Trejos para contrarrestar, se presentó como "el de las manos limpias", ya que, según decía, el poder no se las había ensuciado. Bajo esa premisa y la promesa de mantener las finanzas del país a buen recaudo consiguió el mayor reconocimiento que se le recuerda: el ordenamiento de la hacienda pública. La creación del Banco Popular y de Desarrollo Comunal y la prohibición de la reelección presidencial, anulada en 2003, fueron las dos decisiones más relevantes que tomó.

A pesar de su condición de académico, fueron los sectores universitarios los que más le pusieron en apuros en su mandato. Tuvo que hacer frente a una revuelta contra la firma de un contrato con la empresa estadounidense Aluminium Company of America (ALCOA) para explotar bauxita en el Valle Central. Las protestas, un hito del poder universitario, le obligaron a dar marcha atrás. Canceló el acuerdo. Al abandonar el poder, Trejos no regresó a la universidad, sino que se dedicó a administrar un negocio familiar.

El pueblo costarricense le conocía, cariñosamente, con el apodo de Cielito lindo, por la canción mexicana que habla de "ese lunar que tienes, cielito lindo, junto a la boca", como lo tenía Trejos, uno de sus rasgos más distintivos.