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Caras nuevas para los Guilles

Zahara, Havalina, Arizona Baby o Anni B. Sweet se imponen en los premios musicales que concede la agrupación de locales de ocio La Noche en Vivo

¿En qué se parecen el rock atormentado de Havalina y el pop con sabor a chicle de fresa que se gasta Zahara? "Uhm, supongo que todavía serían mayores las diferencias entre Motörhead y Paloma San Basilio", concede tras pensárselo un rato Manuel Cabezalí, cantante y guitarrista del trío madrileño. Desde anoche, además, comparten una línea en el currículo: Zahara y Havalina fueron, junto a los vaqueros vallisoletanos de Arizona Baby o la dulce omnipresencia de Anni B. Sweet, algunos de los rostros jóvenes galardonados en la tercera edición de los Guilles, los premios que promueve la asociación de locales La Noche en Vivo.

"Hemos trasladado los Guilles de octubre a febrero para hacerlos coincidir con las otras galas de renombre: los Grammy, los Oscar, los Goya...", anota con chispa Julio Velasco, de 45 años, propietario de la sala Taboo e integrante del comité organizador de la velada. Tirar de humor sigue siendo el mejor antídoto frente a las borrascas que empañan el horizonte. "2009 ha sido un año muy malo para el sector", admite Velasco, "porque a la crisis se le sumó la oleada de cierres e inspecciones tras la muerte de aquel chaval en El Balcón de Rosales". Pese a todo, los 49 garitos de la asociación programaron unos 10.000 conciertos a los que asistieron cerca de un millón de personas. ¿De veras da dinero la música en vivo? "Sobrevivimos", matiza el dueño de Taboo, "pero lo nuestro es pura melomanía. Contratar un pinchadiscos y vender copas sería mucho más sencillo que programar, montar escenarios y andar a vueltas con las pruebas de sonido".

Los 49 garitos de la asociación ofrecieron 10.000 conciertos en 2009

Zahara y Havalina asumen, como tantos otros, una deuda sentimental con estos pequeños reductos de la música noctámbula. "La primera vez que Darío me cedió el escenario de El Búho Real acudieron a verme exactamente cuatro personas", recuerda la autora de la pegadiza Merezco, sintonía de la pasada Vuelta Ciclista. Y agrega: "Cualquier otro habría desistido, pero él siguió programándome, todos los meses, durante dos años y medio". Los chicos de Havalina guardan similar cariño por Siroco, Moby Dick o el Café de la Palma. "Nos abrieron sus puertas y dieron cancha hace ocho años, cuando aún éramos un poco malos", se sonríe Cabezalí.

La velada, conducida por Pablo Carbonell -inenarrable su americana azul eléctrico con solapas negras, cual artista de piano bar-, también reconoció los méritos de Capullo de Jerez (flamenco), Pedro Iturralde (jazz), Red House (músicas negras), Canteca de Macao (músicas del mundo), Depedro (sabor a club), Fernando Martín (difusión musical) o Concha Guerra, viceconsejera de Cultura del Gobierno regional. A Pereza se les reservó la estatuilla especial "No nos olvidaron", dedicada a formaciones de éxito que se siguen dejando caer por los locales donde pegaron sus primeros guitarrazos.

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