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Imputados seis policías locales por la muerte de un joven en Terrassa

Un agente en prácticas tiró a la víctima al suelo de un bofetón, según los testigos

Jesús García Bueno

Jonathan Carrillo Cantudo, un chico de 26 años aficionado a la pesca y al Barça, murió al año pasado en plena calle en Terrassa (Vallès Occidental) después de caer de espaldas y golpearse la nuca bruscamente contra un parterre. El joven, que acababa de presenciar una derrota del Real Madrid y había tomado seis cervezas con amigos en el bar Finisterre, bajó la calle gritando a pleno pulmón. Entre unas cosas y otras,estaba eufórico. Era cerca de medianoche. Unos policías identificaban en ese momento a los pasajeros de un ciclomotor que circulaba con las placas de matrícula dobladas. Vieron a Jonathan y se dirigieron a él para calmarle. El chico acabó en el suelo. Doce horas después, murió en el hospital.

Jonathan ingresó en el hospital por intoxicación etílica y murió a las 12 horas

Lo que ocurrió en esos minutos del 15 de septiembre está siendo investigado por el Juzgado de Instrucción número 1 de Terrassa. La versión inicial dada por los policías locales ante los Mossos d'Esquadra señala que Jonathan "se desplomó" por sí solo y se golpeó la cabeza contra el suelo. Pero la irrupción de testigos imparciales -dos vecinas que vieron la escena desde un noveno piso- ha dado un giro al caso. Según su declaración, uno de los agentes propinó a la víctima una bofetada que le tumbó. Ya no volvió a levantarse. El juzgado ha dado credibilidad, al menos por ahora, a esa versión. Y ha imputado a seis policíales locales por un delito de homicidio por imprudencia.

Según los imputados, Jonathan les increpó mientras acababan de resolver el asunto del ciclomotor. "Denunciadme, detenedme, no soy alcohólico ni drogadicto, monillos de mierda", dijo, según uno de los policías. Otro uniformado ratificó el insulto, pero añadió que Jonathan gritó: "¡No me podéis detener, yo no he hecho nada!", y adoptó una posición militar para repetir: "¡Sargento, permiso para hablar!". En cualquier caso, coinciden, el chico gritaba y agitaba los brazos (por eso tuvieron que "sujetarle las manos"), aunque en ningún momento hizo ademán de agredir a nadie. Se identificó con su nombre y se levantó la camiseta. Cuatro de los agentes imputados estaban en semicírculo, junto a un árbol, alrededor de Jonathan. Los otros dos permanecían en los coches.

La caída se produjo, según los imputados, porque, al ir borracho, el chico "tropezó". El informe médico confirmó que Jonathan había consumido mucho alcohol: 1,4 miligramos por litro de aire aspirado, lo que en un control de alcoholemia sobrepasa con mucho el límite penal (0,60). Además, había tomado cannabis. Los testigos, sin embargo, descartaron esa versión y ante el juez aseguraron que un agente propinó una bofetada y el chico "cayó desplomado". "Se oyó un cloc, como cuando se rompe una sandía".

Cuando llegaron las ambulancias, Jonathan estaba semiinconsciente. Según declararon los responsables de emergencias, los policías no les alertaron de que el chico se había dado un fuerte golpe en la cabeza. Los policías aseguran que sí lo hicieron. Sea como fuere, la víctima ingresó en el hospital Mútua de Terrassa por "intoxicación etílica". "Como no vieron golpes [la lesión que acabó con la vida del chico era interna] pensaron que era sólo un borracho y le dejaron ahí para reponerse", explica Francisco Carrillo, padre de la víctima, que también quiere pedir responsabilidades al hospital. Según el informe forense, la hemorragia cerebral fue creciendo y, horas antes de la muerte, los daños neurológicos eran ya "irreversibles". La Mútua rechazó dar su versión de los hechos porque el caso está bajo investigación judicial.El agente que presuntamente propinó el golpe estaba de prácticas en Terrassa. Tras su imputación, fue suspendido. Aunque no por ese motivo, según fuentes policiales. Fue apartado porque, en su periodo de prácticas, se detectaron comportamientos "indebidos". Las testigos explicaron que este policía es "corpulento, más alto y joven" que los demás, y que también dijo a Jonathan, según su declaración, "no te hagas el tontito" y "quítate la ropa".

Los demás agentes siguen de servicio porque "hay que respetar la presunción de inocencia", según el jefe de la Policía Local, Joan Antoni Quesada. A la espera de que se resuelva el caso, Quesada expresa "respeto por el dolor de la familia" y pide "celeridad" a la justicia. "No quiero que sigan en la calle. Puede que sólo uno le pegara, pero los otros le encubren. No sé por qué se metió mi hijo allí", lamenta el padre.

El abogado de la familia, Marc Pérez Bou, admite que es probable que los otros agentes no sean encausados por homicidio, ya que sólo uno pudo propinar el golpe.

Francisco Carrillo, frente a su casa en el barrio de la Grípia, ha personalizado su furgoneta de trabajo con una fotografía de su hijo.
Francisco Carrillo, frente a su casa en el barrio de la Grípia, ha personalizado su furgoneta de trabajo con una fotografía de su hijo.JOAN SÁNCHEZ

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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