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La gestión del incendio de Horta genera dudas seis meses después

La oposición pide una comisión de investigación por la muerte de 5 bomberos

Hace hoy seis meses, cinco bomberos de élite de la Generalitat murieron al verse atrapados en una bola de fuego que no pudieron detener. El incendio de Horta de Sant Joan (Terra Alta) arrasó 1.150 hectáreas en verano y ha levantado este invierno una enorme polvareda: vecinos, partidos y sindicatos han cuestionado la actuación de los mandos y los responsables políticos en la gestión de la tragedia, la peor sufrida por el cuerpo de bomberos.

Y lo cierto es que ni el minucioso informe elaborado por los bomberos, ni la detención de los dos presuntos responsables de la tragedia, ni la comparecencia de dos consejeros en el Parlament han sepultado las dudas sobre lo que ocurrió el 21 de julio de 2009 en el macizo de Els Ports. Hasta el punto de que todos los grupos de la oposición (CiU, PP y Ciutadans) han exigido la creación de una comisión de investigación parlamentaria. El propio líder de CiU, Artur Mas, lo pidió por carta ayer al presidente, José Montilla. Las incógnitas en torno a la gestión del incendio siguen vivas.

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- ¿Falló el intercambio de información entre Baltasar y Saura? Los bomberos fallecieron el 21 de julio. Tres días después, el consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, anunció públicamente que el impacto de un rayo sobre un pino blanco había originado las llamas. El día de la tragedia, los Mossos d'Esquadra iniciaron una investigación que acabó llevándoles a una vía muy distinta: Lorenzo Forner, de 27 años, y Juan Antonio Paz, de 26, provocaron presuntamente el fuego. La juez que investiga el caso confirmó ayer la prisión provisional para ambos.En el Parlament, Baltasar admitió su error, pero ¿podría haber conocido antes por dónde iban los tiros? Parece poco probable. Por dos razones. La primera es que, aunque los testigos hablaron desde el principio de la existencia de dos sospechosos, no fue hasta noviembre cuando los Mossos finalizaron su informe, en el que apuntaban a una acción humana. Entre el día de su comparecencia y el día que la juez de Gandesa decretó el secreto del sumario (30 de julio) Baltasar no fue informado. Pero tampoco después. Y de hecho, afirmó que se enteró de las detenciones (9 de enero) por la prensa. Y ahí entra la segunda razón: el consejero de Interior, Joan Saura, no le informó. Pero es que él tampoco conocía las pesquisas, según ha admitido públicamente. Y supo de las detenciones sólo dos días antes de que se produjeran. Diversas fuentes coinciden en que, pese al secreto, lo razonable es que los mandos informen a su jefe político de la marcha de las investigaciones.

- ¿Hubo descoordinación en el operativo antiincendios? El responsable del centro de mando avanzado instalado en Horta pasó las horas de mayor riesgo para los bomberos evacuando una masía. Interior sostiene que, pese a su ausencia, estuvo comunicado con el mando central, en Bellaterra. Y afirma que siempre hubo alguien al frente. No está claro que, en un operativo con más de 100 personas sobre el terreno, el papel de este mando (Delta 0) fuera el de prestar ayuda en las evacuaciones. Tampoco si su ausencia influyó en el desenlace del incendio, extremo que Interior rechaza. Además, nadie le informó de la muerte de los bomberos hasta cuatro horas después de producirse, para no ponerle nervioso. Interior insiste en que no hubo fallos en la gestión de la tragedia, que fue "imprevisible e inevitable". De ahí concluye que nadie debe dimitir, a pesar de que la directora general de Extinción de Incendios, Olga Lanau, insinuó ayer en una entrevista a TV-3 que había planteado esta posibilidad a Saura. Con todo, los primeros datos de que las llamas podían poner en situación de riesgo a los GRAF se tuvieron unos 40 minutos antes del incidente. En el operativo, "impecable", trabajaron tres mandos que fueron destituidos tres meses después y reubicados en cargos de menor rango sin justificación aparente.

- ¿Influyó la actitud de los bomberos en el desenlace de la tragedia?

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Algunos bomberos que participaron en las tareas de extinción se muestran sorprendidos por el empeño de losbomberos que fallecieron en seguir en su zona. Sostienen que su labor, remojar y rematar con agua los focos de fuego, era intrascendente una vez que las llamas habían recrecido por efecto del viento. También señalan que el terreno acosado por el fuego no era sustancial para frenar el avance del incendio. Los GRAF de Lleida se hallaban en un terreno dispuesto a unos 50 metros de una pared de piedra montañosa. "Si lo hubieran dejado arder, el incendio no habría pasado de aquel muro", opinan bomberos que piden el anonimato. Es verdad que otros también se quedaron y que, de hecho, el 90% de los bomberos estuvieron en situación de riesgo. Los GRAF de Lleida prepararon la zona segura según los protocolos, pero a su alrededor había demasiado combustible y el contraviento formó dos frentes de fuego. La suspensión del apoyo ofrecido por los medios aéreos ante las fuertes ráfagas de viento fue una de las claves del fatal desenlace del incendio. Todo apunta a que en el momento de la tragedia los medios aéreos estaban desbodados al tratar de evacuar a los miembros de las BRIF, las brigadas del Ministerio de Medio Ambiente, que sí habían solicitado abandonar la zona. Otra duda es qué les llevó a ellos a pedir irse y no a los GRAF. Según Interior, el rescate de las BRIF fue una de las claves, porque no estaba previsto, generó intranquilidad y obligó a concentrar los medios aéreos. Aunque "no se dejó de rescatar a unos para socorrer a otros", según Saura, porque los GRAF de Lleida se sentían aún en zona segura.

- ¿Era evitable la muerte de los cinco bomberos? Interior sostiene que no. CiU, en cambio, dice que sí. Lo cierto es que el incendio de Horta ha abierto un debate: ¿hasta qué punto los bomberos tienen que arriesgar sus vidas para impedir que se propaguen las llamas? El jefe de bomberos, Joan Rovira, ha insinuado que quizá en los casos de más riesgo se deba dejar que avancen las llamas. El debate es complejo, ya que vecinos y alcaldes difícilmente entenderían que se dejara quemar sus montes.

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