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Reportaje:LA BUENA VIDA

La vendimia, entre bambalinas

Cuatro bodegas de La Rioja y Álava para vivir de cerca el ajetreo de la cosecha

Carlos Delgado

Pocos paisajes hay tan sugestivos como el del viñedo en época de vendimia. El campo, colmado de vides cargadas de racimos, vive el trajín de vendimiadores, cestas, tractores... El aire se inunda de olor a parra y mosto, que compite con los balsámicos del pino y el perfume ligeramente agrio de las hierbas silvestres. Luego, en la bodega, los aromas intensamente frutales de la fermentación te embriagan de sereno gozo.

Viajar por el viñedo riojano, luminosidad mediterránea en la bruma atlántica, es una experiencia inolvidable. La vista se relaja y emociona ante las colinas, donde el viñedo tapiza las laderas de verde vivo cambiante en tiempos de vendimia, y pinta retazos de rojo otoñal. Otear los meandros del Ebro, con la sierra Cantabria protegiendo las cepas de los vientos del Norte, es adentrarse en una compleja zona vitivinícola. Y es gozar con el fascinante rito anual de la cosecha que, este año, pinta sana y pletórica (y se extenderá al menos hasta mediados de octubre).

En tierras del rioja, el viñedo -más de 63.000 hectáreas protegidas por la Denominación de Origen Calificada (www.riojawine.com), pertenecientes a La Rioja, Álava y Navarra- se nutre de sudor, sacrificio y mimos. Estos días es habitual cruzarse con viticultores que se dirigen a las bodegas con el remolque del tractor cargado de racimos. Ahora no debe llover mucho para que la uva conserve la plenitud de sus azúcares y la riqueza de sus ácidos. Los mejores viñedos se escalonan en las colinas y los cerros, asomados al río para absorber su refrescante curso.Vendimia asombrosa, donde los jornaleros parecen oferentes de un grandioso templo natural.

Proponemos cuatro bodegas que abren sus puertas al viajero en estas semanas de intenso trabajo y donde, por entre 6 y 15 euros, se recorren bodegas y se cata algún tinto y/o blanco. En algunos casos, como en Remírez de Ganuza y en Izadi, uno también puede adentrarse al propio viñedo.

01 Moderna tradición

Haro (Rioja Alta) tiene en su barrio de la Estación la concentración más importante de bodegas centenarias, cuna de algunos de los mejores vinos riojanos. Es el paradigma de un clasicismo renovado que ofrece la oportunidad de empezar por el principio. Allí, junto a las vías ociosas del ferrocarril, se agrupan bodegas que han hecho historia: Cune, Viña Tondonia, Rioja Alta, Roda, Muga... Esta última, una de las pocas bodegas familiares, asentadas en la más sólida tradición, que ha sabido modernizarse sin perder estilo.

Es fácil que el visitante interesado reciba la bienvenida de Isaac Muga. Este hombre baqueteado por la vida y el trabajo, vitalista y gozador, sabe que el buen rioja nace en la viña. Muga alberga, junto a sus instalaciones tradicionales, un moderno edificio social donde pueden degustarse y comprar sus vinos. Y posee en los alrededores de Haro algunas de las viñas más hermosas. Como Baltracones, donde se cultivan algunas de las cepas de más edad. O Sajazarra, el viñedo con el clima mas extremo. Cuando la climatología es benigna, es la mejor viña; cuando no, la peor. Así son las cosas en esta bodega sin concesiones.

» Muga (941 30 60 60; www.bodegasmuga.com). Barrio de la Estación, s/n. Haro (La Rioja). Visitas todos los días, previa reserva; dura entre 75 y 90 minutos, incluye visita de la bodega y cata de dos vinos; 6 euros.

02 Uvas de titanio

Pasemos a la otra orilla del río Ebro. Pasear por las villas y viñedos de La Rioja Alavesa es adentrarse en la historia enológica. Y visitar algunas de sus bodegas es toparse con la arquitectura más vanguardista. Acérquese el viajero a Elciego, la villa donde nació la primera bodega riojana, Marqués de Riscal, y creerá que un exceso de vino le provoca alucinaciones. Porque junto a sus históricas y renovadas instalaciones de elaboración y crianza, construidas en 1883, se alza un portento arquitectónico ideado por Frank O. Gehry. En armonioso contraste, las viejas prensas hidráulicas verticales y los grandes tinos de roble conviven con el titanio y las formas voladizas del genial arquitecto.

Pero Riscal no sólo es historia viva y sólida vanguardia, sino un referente en la comarca. Lo que paga por la uva a viticultores de toda la vida marca el límite de los precios. Paco Hurtado de Amézaga, nieto del fundador de la bodega, hombre curtido entre viñedos, educado pero socarrón, vigila la entrada de uva.

» Marqués de Riscal (945 60 60 00; www.marquesderiscal.com). Torrea, 1. Elciego (Álava). Visitas todos los días, previa reserva: dura unos 90 minutos (bodega y cata de dos vinos; el hotel sólo se ve desde el exterior); 10 euros. El hotel cuenta con 43 habitaciones (la doble, entre 320 y 580 euros). Comer, entre 40 y 70 euros.

03 Bodeguero en la viña

Con análogo amor por la viña, Fernando Remírez de Ganuza abre, generoso, su bodega (que este año estrena una tienda). Se labró un prestigio, que aún conserva, como el mejor corredor de fincas de Rioja. Naturalmente, quien ha tenido en sus manos los mejores viñedos riojanos sólo podía plantearse hacer vino empezando por la vid. Le gusta mostrar su plantación en Samaniego, viejas cepas de tempranillo con más de 70 años. Luego ideó la mesa de selección de uvas más perfecta que existe, lo que le permite cortar los racimos en puntas y hombros, y bañar los granos con mosto para eliminar restos indeseables.

Para visitar el viñedo con Fernando hay que armarse de paciencia, porque le gusta recorrer los cultivos al ritmo imparable y cadencioso de la vendimia. Y lo explica todo.

» Remírez de Ganuza (945 60 90 22; www.remirezdeganuza.com). Constitución, 1. Samaniego (Álava). Visitas todos los días con cita previa, entre 60 y 90 minutos, se visita la bodega y los viñedos, cata final; 15 euros.

04 Integración vitivinícola

Siempre habrá gente de casta dispuesta a quemar las naves y trazar la raya de la fama con la audacia de quien tiene las ideas claras, la decidida vocación de hacer las cosas bien, y el dinero suficiente, que todo hay que decirlo. Así es Gonzalo Antón, restaurador y bodeguero inquieto, decidido a jugar en primera división, que es lo suyo. Ahora, su hijo Lalo, prudente y realista, ha tomado las riendas de uno de los proyectos empresariales más atractivos del panorama vitivinícola español: ArteVino (www.grupoartevino.com). No sólo agrupa cuatro bodegas (Izadi, Finca Villacreces, Vetus y Orben), sino que incluye restauración y enoturismo dentro de un concepto integral. Lo último, una hermosa bodega de estética zen, espléndidamente integrada en el paisaje de Laguardia, villa medieval alavesa minada de bodegas subterráneas. Integración no sólo arquitectónica sino vitivinícola. Para ello parte de la uva seleccionada de 74 microparcelas, con menos de media hectárea, y cepas plantadas en vaso, a principios de los cincuenta. Pocas ubicaciones geográficas pueden competir con este terruño prodigioso, síntesis de vino, paisaje y bodega donde la vendimia es manual, y la selección, racimo a racimo, rigurosa.

Cerca, el atónito viajero puede extasiarse ante la bodega de Ysios, proyectada por Santiago Calatrava, que ya forma parte del paisaje con su perfil sinuoso y la ondulada esbeltez de cubierta laminar en aluminio, recortándose sobre el fondo de sierra Cantabria. Desde aquí se contempla un agitado mar de viñedos, en el fervor de la vendimia riojana. Y un sinfín de bodegas volcadas en la cosecha. En todas se expresa la grandeza de una zona vitivinícola tan plural como única.

» Izadi (945 60 90 86; www.izadi.com). Herrería Travesía, 2. Villabuena (Álava). Visitas con cita previa todos los días a las 11.00, 13.00 y 16.00 (bodega y cata de dos vinos con picoteo); entre 60 y 75 minutos; 6 euros. Durante la vendimia también hay una ruta por el viñedo bajo petición. Hotel con 11 habitaciones dobles (la doble, 100 euros), restaurante (unos 40 por persona).

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Edificio proyectado por Frank Gehry (con hotel, <b><i>spa </b></i>y restaurante) para la Ciudad del Vino de las bodegas Marqués de Riscal, en la localidad alavesa de Elciego.
Edificio proyectado por Frank Gehry (con hotel, spa y restaurante) para la Ciudad del Vino de las bodegas Marqués de Riscal, en la localidad alavesa de Elciego.GONZALO AZUMENDI
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Sobre la firma

Carlos Delgado
Periodista, escritor, y crítico enogastronómico. Premio Nacional de Gastronomía 2002. Es crítico enológico de EL PAÍS desde finales de los ochenta. En 1989 participó en la fundación de Slow Food, donde ha sido vicepresidente internacional y presidente nacional. Es autor de libros como 'El Libro del Vino' y 'El Libro de los Aguardientes y Licores'.

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