Nacen en España los primeros bebés tras un reimplante de tejido ovárico
La madre, de 39 años, ha dado a luz gemelos después de superar un cáncer
Los dos primeros bebés nacidos en España tras un autotrasplante de tejido ovárico descansan en sus cunas de la unidad de neonatos del hospital Doctor Peset de Valencia. Su madre, Pilar, valenciana de 39 años, que hace tres años se sometió a un tratamiento para combatir un cáncer de pecho, dio a luz el domingo a dos chicos. Fue por cesárea y seis semanas antes de llegar a las 40 de gestación. Fuentes de la Generalitat valenciana, que no quisieron ofrecer más datos hasta que la situación de los recién nacidos sea "completamente estable", indicaron que, de momento, su evolución es favorable.
Hasta el momento, sólo se han descrito media decena de alumbramientos similares en todo el mundo nacidos mediante esta técnica. El primero fue en Bélgica en 2004. El caso de Valencia es singular, ya que en él han convergido dos técnicas de preservación de fertilidad: el implante de tejido ovárico propio y la vitrificación (congelación ultrarrápida) de ovocitos.
La fórmula, aún incipiente, no funciona con todo tipo de tumores
La recuperación de la capacidad reproductiva no es inmediata
Las sesiones de quimioterapia o radioterapia, en función de distintas variables como su intensidad, el tipo de cáncer o la edad de la paciente, pueden lesionar gravemente la función ovárica. Pilar deseaba ser madre, por lo que antes de enfrentarse a la enfermedad, decidió congelar una muestra de su tejido ovárico y, de esta forma, preservar su maternidad. La técnica del autotrasplante consiste en extraer la corteza de un ovario por laparoscopia -un procedimiento sencillo, rápido y poco agresivo que sólo requiere una pequeña incisión- antes de que la medicación o las radiaciones dañen la función reproductora. Este tejido, que se congela en un tanque de nitrógeno líquido a 196 grados bajo cero, alberga decenas de miles de ovocitos inmaduros -hasta centenares de miles en el caso de que se trate de una menor- y representa la garantía de la futura capacidad reproductora de la mujer.
Cuando Pilar superó el tumor, volvió a ponerse en las manos de los responsables del programa de preservación de la fertilidad del Doctor Peset, dirigido por la doctora María Sánchez, donde le reimplantaron la corteza. La intervención no se practicó en el mismo ovario del que se obtuvo tejido -el derecho-, sino en el izquierdo, ya que, al no haber sido manipulado y quedar menos expuesto a la medicación, ofrece más garantías de recuperación. En todo caso, la regeneración de la función ovárica no es inmediata. Lo normal es que tarde entre cinco semanas y ocho meses.
Gracias a esta técnica, se recupera la fertilidad, así como la función hormonal, aunque lo más normal (en torno al 70% de los casos) es que las mujeres necesiten someterse a un tratamiento de fecundación asistida para tener hijos. Es lo que hizo Pilar en el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI). En su caso, además, tenía un problema previo de obstrucción de trompas, por lo que el recurso a la fecundación asistida era imprescindible.
En el IVI, esta paciente siguió un procedimiento de vitrificación de ovocitos, que permite el almacenamiento de un número suficiente de óvulos en óptimas condiciones para tener un mayor éxito en el proceso de fecundación in vitro y conseguir el máximo número de embriones viables. En el primer ciclo no hubo suerte, aunque sí en el segundo, cuando dos embriones salieron adelante hasta desarrollarse con normalidad y nacer el pasado 2 de agosto.
La primera mujer española en recobrar la función ovárica tras un autotrasplante y en obtener un embrión no fue Pilar, sino una paciente catalana de 32 años. Sucedió hace un año. Sin embargo, "el embrión no anidó en el útero", como apuntó ayer a este diario Justo Callejo, jefe clínico del servicio de ginecología del hospital materno infantil Sant Joan de Déu de Barcelona, el centro pionero en el desarrollo de esta técnica.
Callejo, que felicitó al equipo del Doctor Peset, señala que este procedimiento es aún experimental y tiene margen de mejora. Por ejemplo, en lo que se refiere a la recuperación de la función ovárica. Hasta el momento, apenas se ha conseguido devolver la capacidad de generar ovocitos durante algo más de dos años, por lo que se trata de un mecanismo de recuperación de la fecundidad con fecha de caducidad.
Otro inconveniente consiste en que "tampoco sirve para todo tipo de tumores", ya que hay procesos oncológicos, como las leucemias, en los que la urgencia del tratamiento a seguir contra el cáncer desaconseja esta técnica.
Pese a todo ello, esta modalidad de autotrasplante ya ha demostrado ser eficaz en determinadas circunstancias, especialmente en pacientes jóvenes y sin pareja que deseen ser madres en el futuro. Lo habitual, sobre todo si la mujer tiene pareja, es fecundar el óvulo y congelar los embriones para implantarlos tras recuperarse de la enfermedad.
Un procedimiento experimental y muy reciente
- Primer caso en el mundo. El primer bebé nacido tras un autotrasplante de tejido ovárico fue una niña belga. Se llama Tamara y su madre es Quarda Touirat, una mujer que decidió congelar muestras de su tejido ovárico en 1997 tras conocer que padecía un linfoma de Hodking. Tamara nació en 2004.
- Primer embrión en España. Hace casi un año, un equipo del hospital maternoinfantil Sant Joan de Déu de Barcelona obtuvo un embrión de tejido ovárico congelado de una paciente de 32 años que tuvo un cáncer de la sangre. Tras implantárselo, no salió adelante.
- Primeros nacimientos en España. El 2 de agosto nacieron por primera vez en España dos niños concebidos tras un autotrasplante de tejido ovárico. Fue en el hospital Peset de Valencia, de la red pública. Su madre tuvo un cáncer de mama hace tres años.
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