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Cómo ayudar a Irak desde Euskadi

El obispo de Bagdad habla en Bilbao de las urgencias que agobian a su país y presenta los programas de colaboración de la Iglesia vasca con Cáritas de Irak

"Irak necesita ayuda internacional". Jean Baptiste Sleiman, obispo de Bagdad, explicó ayer, en Bilbao, que la retirada de las tropas estadounidenses no significa que los problemas en el castigado país del Golfo Pérsico se hayan terminado. El prelado dibujó un crudo retrato de una población que sólo ahora empieza a salir del pozo de la violencia sectaria y donde las diferentes comunidades religiosas "siguen conviviendo", precisó, pese a ella. También aprovechó su intervención para dar a conocer los programas en los que Caritas de Vizcaya y esta organización en Irak colaboran.

Toda la conferencia episcopal iraquí, es decir, monseñor Sleiman -único arzobispo latino en ese país-, viajó a la capital vizcaína. Acompañándole se encontraba Nabil Nissan, presidente de Cáritas en Irak, quien venía a compartir experiencias con sus homólogos.

Cáritas Vizcaya financia con 100.000 euros la ayuda a los desplazados en Irak

La violencia sectaria que enfrenta a las comunidades chií y suní ha cedido en intensidad y no ha conseguido el objetivo de "dividir el país", que era lo que, en opinión de Sleiman, perseguía. Sin embargo, el equilibrio es frágil y ahora se está ahondando la fractura entre los suníes de lengua árabe y la tercera comunidad en discordia, los kurdos. El prelado cree que la comunidad cristiana, reconocida en el país por su labor sanitaria y cultural, debe tener un papel mediador entre el resto. "No importa hacer mucho, importa hacerlo bien, porque lo bueno se contagia. Nuestras experiencias pueden servir de ejemplo para las comunidades mayoritarias". Sleiman se refería sobre todo a la labor de Cáritas, una organización que lleva en el país desde 1992 y cuenta con 122 empleados.

Esta institución caritativa se enfrenta allí a desafíos "inmensos". Según explicó Nissan, un 40% de la población iraquí no tiene cubiertas sus necesidades básicas de salud, alimentación o vivienda -"hay gente que habita en ruinas o en tiendas de campaña"-, las infraestructuras están destruidas y hay estadísticas hablan de 144.000 millones para reparar Irak. Una cifra astronómica, pero ocho veces menor de la destinada a salvar las entidades bancarias afectadas por la crisis, según datos del FMI.

Cáritas funciona en Irak gracias a la colaboración de otras organizaciones católicas de todo el mundo, su presupuesto anual es de unos dos millones de euros, según precisó su responsable. De éstos, 100.000 los aporta Cáritas Vizcaya y están destinados al programa de desplazados. "Hay un millón y medio de iraquíes que han tenido que dejar sus hogares y marcharse a otras partes dentro del país", señaló Nissan. El responsable explicó que la visita a sus patrocinadores vascos ha servido también para conocer cómo trabajan en la atención psicológica de las personas acogidas y también para conocer las iniciativas de empleo social que ellos quieren imitar.

Hay cerca de medio millón de cristianos en este país, pero sólo 2.000 son católicos romanos. "Cuando hay más estabilidad en Irak más latinos hay, ya que son en su mayoría gente que viene por negocios", explicó el obispo, que nació en Líbano en 1946 y llegó a Irak en 2001 después de haber pasado largas temporadas en Europa formándose como antropólogo y teólogo.

El Irak que conoció a su llegada "no es" ya el mismo. "El islam se ha vuelto más fundamentalista". Además, muchos cristianos, de todas las confesiones -caldeos, sirios...- lo han abandonado. "Entre 2006 y 2007 vivimos una situación de guerra civil, con una violencia superior a todo lo que se puede imaginar. Ahora hay más orden", pero el país tiene enormes problemas políticos relacionados con las divisiones internas y con una Constitución que juzga demasiado confesional y étnica. "Da más poder a las regiones que al gobierno central, lo que dificulta la distribución de la riqueza".

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