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La Audiencia de Jaén se blinda por el juicio de dos clanes

Un hombre murió en el tiroteo entre los Mallarines y los Pikikis en Linares

Ginés Donaire

Todo empezó por una afrenta: "Me cago en tus muertos". Unos minutos después, los Pikikis y los Mallarines se liaron a tiros para saciar el odio que ambos clanes se profesaban desde hace años. El resultado fue la muerte de Antonio Mallarín Moreno, y la detención, como presuntos responsables, de Diego Moreno Flores y sus dos hijos, Joaquín y Sebastián, del clan de los Pikikis. Los hechos se remontan al atardecer del 3 de febrero de 2006 en el polvorín de Arrayanes, una barriada de Linares (Jaén).

Ayer, los tres miembros de los Pikikis se sentaron en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial, blindado con un dispositivo de vigilancia sin precedentes. En torno a un centenar de agentes de la Guardia Civil, Cuerpo Nacional de Policía y Policía Local rodearon todo el edificio y tomaron las calles adyacentes para evitar el contacto entre miembros de ambas familias. La de los Pikikis se vio obligada a huir de Linares tras el trágico suceso.

Las defensas apelan a la enemistad entre ambas familias

"Entre los gitanos decir me cago en tus muertos es como decir te mato o me matas", espetó el letrado de Diego Moreno al dirigirse al jurado que deberá emitir veredicto en esta vista para la que la Fiscalía solicita para cada acusado 18 años por el delito de asesinato y otros dos años y seis meses por el de tenencia ilícita de armas.

La acusación eleva la pena hasta los 23 años en total, mientras que la defensa de Diego Moreno tipifica los hechos como homicidio al entender que existió la eximente de legítima defensa. Los letrados de Joaquín y Sebastián Moreno reclaman su libre absolución por entender que no está probada su participación en los hechos, una versión que contrasta con el testimonio de la viuda de Antonio Mallarín, que ayer a las puertas de la Audiencia fue así de tajante: "Que los quemen vivos". Las defensas apelaron en varias ocasiones a la enemistad entre las dos familias: "Había odio de muerte", llegó a decir Manuel Gutiérrez, letrado de Sebastián Moreno.

Tras la constitución del jurado y las exposiciones de las partes, las declaraciones de los acusados no llegaron hasta la tarde. Y lo hicieron para alegar que actuaron en defensa propia porque la víctima fue la que comenzó a atacarles a tiros.

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