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Una operación policial destapa un coladero de droga en El Prat

La Guardia Civil se incauta de siete kilos de cocaína en el aeropuerto

Un grupo de narcotraficantes había encontrado un agujero por el que pasar la droga en el aeropuerto de El Prat. Un error de estrategia -el intento de comprar a un agente- ha puesto fin al coladero por el que entraba la cocaína en Barcelona y que se había creado hace dos años. La Guardia Civil ha detenido a 13 personas de una red que operaba en las instalaciones aeroportuarias, la trama más grande desmantelada hasta ahora en el aeródromo barcelonés. Siete de los detenidos trabajaban en El Prat como encargados de la limpieza de los aviones o como personal de handling, que gestiona las maletas.

El instituto armado requisa semanalmente pequeñas cantidades de droga a pasajeros: esta vez, el enemigo estaba dentro. El contacto de miembros de la red con el guardia civil desencadenó una investigación en la T-2 que ha durado 10 meses y que todavía continúa abierta. El juez de instrucción número 2 de El Prat, que se ha hecho cargo de las pesquisas, ha mandado a seis de los detenidos a prisión.

Hay que pasar un control para acceder a las pistas, pero no para salir de ellas

La banda aprovechaba el fácil acceso de los trabajadores a las mercancías para transportar la droga hasta Barcelona. Los jefes de la red introducían la cocaína escondida en aviones, principalmente en aeronaves procedentes de Colombia y Venezuela. En Barcelona, los empleados de handling se hacían cargo de la droga disimulada en la zona de maletas, y los encargados de la limpieza recogían las partidas escondidas en los lavabos de los aviones.En la operación de desmantelamiento de la banda, la Guardia Civil ha intervenido siete kilos de cocaína y joyas, y dinero por valor de más de 100.000 euros, además de armas. La cocaína, de gran pureza, era sacada del aeropuerto en camiones de basura, que podían superar más fácilmente los controles de seguridad. Después, se adulteraba -conservaba una pureza del 5%- y repartía en tres puntos de venta de Barcelona y L'Hospitalet de Llobregat, también desmantelados.

La banda aprovechaba el fácil acceso de los trabajadores a las naves para transportar la droga. Para captar al personal del aeropuerto que por sus características tenía acceso a todos los puntos de un avión, contrataba a trabajadores con dificultades económicas y con problemas para llegar a fin de mes, a los que tentaban con gran cantidad de dinero por un trabajo aparentemente sencillo: entre 10.000 y 20.000 euros por recoger un paquete de entre uno y dos kilos de cocaína del interior un avión y transportarlo fuera del aeropuerto en un camión de basura.

La tarea de los narcotraficantes detenidos, según algunos trabajadores del aeropuerto, era bastante fácil. "Yo podría sacar del aeropuerto sin problema una bolsa de cocaína", advierte un miembro del personal de tierra. Otro trabajador explica que es posible escoger qué avión descargar, por lo que la banda podía acceder fácilmente a las aeronaves escogidas: "Puedes pedir hacer un avión, pero si cada día quieres descargar uno de Colombia, al final sospecharán de ti". Este punto también estaba calculado por la banda: el reparto de tareas entre los siete topos evitaba que se levantaran suspicacias entre los compañeros.

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Los trabajadores de tierra tienen que pasar por un escáner para acceder a las pistas, pero salen de ellas sin ningún tipo de control; los centenares de coches que transitan por las pistas son revisados a ojo, lo que facilita el trabajo de la banda.

Fuentes de la Guardia Civil no se atrevieron a calcular qué cantidad de cocaína podría haber introducido la banda en Barcelona, ni el dinero que ganaban con cada operación. Los beneficios para los cabecillas de la red eran muy altos: la droga, que llegaba a Cataluña con una pureza del 90%, era convertida en una sustancia con tan sólo el 5% de cocaína pura.

Hasta ayer, las incautaciones y detenciones de pasajeros eran habituales, pero las pesquisas raramente afectaban a trabajadores del propio aeropuerto: en los últimos cuatro años, 360 viajeros han sido detenidos en El Prat por tráfico de cocaína y se les han incautado 2.100 kilos. Pero la crisis también se ha notado en el tráfico de drogas: en 2007 la Guardia Civil requisó 821 kilos, cifra que bajó a 397 en 2008. En el primer semestre de 2009, 80 kilos de cocaína han llegado a los controles de aduana.

La alerta de un agente de la Guardia Civil, que no sucumbió al soborno ofrecido por la red delictiva, puso fin al coladero del que se aprovechaban unos pocos trabajadores y ha provocado la caída de la mayor banda de narcotraficantes descubierta en las instalaciones del aeropuerto de El Prat.

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