_
_
_
_
_
Reportaje:

Solares 'eternos' en pleno centro

Las órdenes de edificar en Ciutat Vella se atascan en trámites y recursos

Sara Velert

Un "éxito". El concejal de Urbanismo de Valencia, Jorge Bellver, presumió recientemente del funcionamiento del registro municipal de solares y edificios del centro histórico, que se creó en 1997 con el fin de obligar a los propietarios a construir o mejorar sus posesiones deterioradas. La idea, y por eso el concejal habló de éxito, es que los afectados pidan licencia de obras en el plazo de un año y actúen ante el aviso de que serán incluidos en el registro, ya que una vez apuntados pierden en buena medida el control de sus propiedades. Cualquier agente urbanizador o la empresa pública Aumsa puede en ese caso proponer un proyecto y hacerles la liquidación al precio de una expropiación.

Hay parcelas con licencia y años sin actividad antes de pasar al registro

Según la concejalía de Urbanismo, el sistema ha propiciado que una cincuentena de solares hayan obtenido licencia de obras, mientras que sólo siete figuran en el registro porque no ha habido manera de que los responsables se ocupen de ellos. La amenaza del registro habría propiciado la construcción de más de 300 viviendas, y con ello la desaparición de solares que afean el entorno urbano.

Pero sobre el terreno, la realidad es otra. Un paseo por el centro histórico revela que de una treintena de terrenos con permiso de obra tras la advertencia municipal en casi la mitad no se ha movido un ladrillo. "Yo llevo tres años aquí y no se ha hecho nada", comenta una vecina de la calle En Roda, donde en teoría se levantarán 11 viviendas en dos solares unidos. De momento, la tapia ya acumula varias capas de grafiti. "Ni cartel han puesto, lleva así cuatro o cinco años", comenta otra mujer sobre un terreno vallado en la calle de Fos. Fernando Hellín, en la calle de Horts, cuenta que vendió hace años el suelo que linda con su casa. Hubo litigios entre las partes que tal vez retrasaran una actuación, pero lo cierto es que sigue sin edificar y sirve de aparcamiento.

Son sólo algunos ejemplos. También existen casos en que la perspectiva de acabar en el registro hizo reaccionar a los propietarios, como en Na Jordana, Guillén Sorolla, Linterna y otros. Sin embargo, hay casos que se enquistan, como admite el propio Ayuntamiento. Los socialistas insisten a menudo en que las posibilidades del registro no se agotan -hay solares pendientes de incluir y sólo se ha inscrito un edificio desde 1997 cuando hay decenas en mal estado-, y piden que Urbanismo reaccione ante la sospecha de que hay propietarios que piden licencia para ganar tiempo. No se controla suficientemente que cumplan con la exigencia de sanear los terrenos y edificar los pisos prometidos.

En la concejalía aseguran, por el contrario, que no pierden de vista los solares cuando conminan a sus dueños a construir, pero admiten que la tramitación para incluirlos en el registro puede alargarse. Tienen un año para hacer efectiva la licencia y posibilidades de recurso que se explotan al máximo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Así, desde principios de este siglo lleva en danza el expediente de un solar en la calle de Serranos conectado a otro de la calle de Náquera. Eduardo, en el bar de al lado, ya casi no recuerda "la de años" que lleva así, con la maleza creciendo. Contra la caducidad de la licencia para 9 viviendas se presentó recurso en 2008 y aún se admitió a condición de que el proyecto estuviera listo en tres meses, lo que no se ha cumplido. Ahora toca tramitar la inclusión en el registro, con lo que el asunto no está cerrado. Otro solar, en Músico Iturbi, está en el registro tras una historia de idas y venidas que arrancó en el lejano 2000. Al final se ocupará de él la empresa municipal Aumsa, como ha ocurrido en otra docena de casos en los últimos años en el centro histórico. Hay solares que parecen eternos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_