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Gallardón y Miguel Sebastián cancelan su guerra

Gobierno y Ayuntamiento avalan el proyecto tecnológico que se creará en la nave Boetticher de Villaverde

Si París bien valió una misa, Madrid bien vale una foto. Y Villaverde, un consenso. El proyecto por convertir el distrito periférico y sureño de Madrid en un polo tecnológico de primer rango congració ayer a dos adversarios que no se hablaban desde la última lid electoral, el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón y el ministro de Industria, Miguel Sebastián. El plan atrajo hacia la futura sede del polo, la nave de la factoría de ascensores Boetticher y Navarro, abandonada desde 1992, el acuerdo de los principales actores vecinales, sindicales, empresariales y políticos de la región.

A grandes rasgos, todos coincidieron: los vecinos, representados por Nacho Murgui, presidente de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales; los sindicatos madrileños, por José Ricardo Martínez, de UGT, y Javier López, de CC OO; el empresariado, por el presidente de la Confederación Empresarial de Madrid, Arturo Fernández; el equipo municipal, por Miguel Ángel Villanueva, concejal de Economía y Empleo y ediles de la oposición municipal del PSOE e IU; más el alcalde y el Gobierno, representado por Sebastián.

La obra se aprobó en 2006 y estaba previsto que terminase en 2008
El Ejecutivo pagará 34 millones para financiar el plan 'banda ancha'

Fue éste el pagano del evento que, merced al estatal Plan Avanza, ofrece al Ayuntamiento 34 millones para materializar allí el proyecto banda ancha, que convertirá la vieja nave en portaviones tecno-informático del Madrid del futuro. Por eso, todo eran ayer sonrisas en Villaverde. Aunque el plan llega con retraso. En 2006, cuando se aprobó el proyecto, se aseguró que las obras acabarían en 2008.

En medio de una crisis económico-financiera sin precedentes, escuchar discursos coincidentes desde intereses tan dispares como patrones y sindicatos, o bien de rivales como el ministro y su matador electoral, el alcalde, resultaba, como poco, reconfortante. Eduardo Punset, ex ministro y divulgador científico, aportaba su ascendiente a modo de paraguas de la iniciativa.

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De lo que se trataba era de recobrar la enorme nave industrial, llamada la catedral, edificada en 1942, e incrustar bajo sus 16 metros de bóveda y sus 6.000 metros cuadrados de fábrica un complejo para el software libre, la creación y la investigación tecno-informática, con cuya conjunción los reunidos ayer esperan restañar las heridas causadas por una desindustrialización galopante, sufrida durante años en la populosa periferia madrileña. Por ello se ha elegido Villaverde, histórico hito industrial, para incardinar el nuevo polo -las obras comienzan en verano-, que contará con una torre-señal de 30 metros de altura; 6.000 metros cuadrados de colchón circundante de la nave, convenientemente rehabilitada, que incorporará aulas polivalentes; una sala para 1.000 congresistas, un centro de interpretación de nuevas tecnologías y otro de alto rendimiento para la plena informatización de pequeñas y medianas empresas. El proyecto es de los arquitectos José María Churtichaga y Joaquín Lizasoaín.

Carmen Gálvez, docente y vecina, mostraba su satisfacción: "Por fin traen aquí una empresa que sacará al barrio del abandono". Todos estaban ayer porque así fuera.

Alberto Ruiz-Gallardón y Miguel Sebastián, junto a Eduard Pinset, ayer en la nave Boetticher.
Alberto Ruiz-Gallardón y Miguel Sebastián, junto a Eduard Pinset, ayer en la nave Boetticher.ÁLVARO GARCÍA

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