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Un país pobre y dependiente de las remesas

Pilar Bonet

Los emigrantes son el sostén de Moldavia, uno de los países más pobres de Europa. Unas 400.000 personas de este pequeño país de 3,3 millones de habitantes trabajan en el extranjero (de ellos, entre 250.000 y 300.000 en la UE, y el resto en Rusia y los países postsoviéticos), según el ministro de Economía, Ígor Dodon.

Sus remesas (1.600 millones de dólares en 2008) son casi la cuarta parte del producto interior bruto moldavo. Con la crisis global, los envíos se han reducido un 25% en los dos primeros meses de este año, y el Gobierno espera que muchos regresen, sobre todo desde Rusia, donde trabajan en la construcción, y en menor medida de la UE, donde están empleados en los servicios.Moldavia espera así emprender grandes obras de infraestructura.

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Tradicionalmente, los moldavos exportaban vinos y productos agrícolas a Rusia, pero Moscú le declaró un embargo (hoy ya superado) cuando Moldavia se negó en 2003 a aceptar el plan del Kremlin para regular la región separatista del Transdniéster, que contemplaba un largo estacionamiento de las tropas rusas. El resultado del embargo ha sido una reorientación de las exportaciones moldavas hacia Europa, que ahora supone el 52% de su volumen comercial. Para su abastecimiento de gas, sin embargo, Moldavia depende de Rusia. Moldovagaz, la compañía local, está participada en un 51% por Gazprom.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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