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Reportaje:VIVIR BAJO EL MIEDO

Deudas de sangre

La violencia impone un código de silencio y temor que dura décadas en el paisaje árido de la población de Albox (Almería)

Luis Gómez

Los desastres naturales han marcado la vida de los habitantes de la localidad almeriense de Albox de tal manera que cuando la gente mayor hace memoria relaciona algunos hechos del pasado con las inundaciones sufridas en el pueblo. Un jubilado explica así cómo el primer asesinato de Los Pertolos es anterior a la riada del 47, y otro anciano recuerda que no debió de ser mucho antes de la del 73 cuando la violencia entre las familias se desató con toda su crudeza. Hace 35 años que Albox no sufre ningún castigo de la naturaleza. Sin embargo, un rastro de sangre, crímenes, venganzas, violencia y miedo ha permanecido hasta la fecha en el lugar.

De Los Pertolos y de Los Franceses no se habla en Albox. O se habla lo menos posible. Han sido demasiadas muertes, dos hace escasamente una semana por arma de fuego.

El primer crimen data de 1925. Es imposible cuantificar los muertos de estos años. La Guardia Civil calla

Los cuerpos de las víctimas fueron enterrados en dos nichos del cementerio municipal. Al sepelio asistió poca gente, no más de una treintena de personas, un número escaso habida cuenta de la repercusión que había tenido el incidente, sucedido en la localidad vecina de Olula del Río, donde a las nueve de la mañana del 18 de marzo el propietario de una empresa de mármoles respondió a tiros a la visita de dos personas, familiares ambos, tío y sobrino, un hombre de 52 años y un joven de 19, vecinos de Albox. Ambos pertenecían a la familia de Los Pertolos.

No hay imágenes del entierro. No hay referencia escrita en la prensa local y provincial acerca de este acto, del dolor de familiares y vecinos asistentes, del momento en el que el padre del muchacho, Ramón, pidió poder acercarse al féretro. Estaba esposado y custodiado, según relatan testigos presenciales: se había desplazado desde la cárcel donde cumple condena por homicidio. La madre también estaba presente, igualmente esposada, condenada en su caso por extorsión. El uniforme verde oliva de los guardias civiles que custodiaban a los padres se mezclaba entre el riguroso luto de los asistentes. Ningún periodista de los medios locales o provinciales estuvo en el acto a pesar de que la noticia del presunto asesinato fue ampliamente divulgada si bien en casi todos los casos no iba firmada. No fueron por miedo. Nadie quiere cuentas con Los Pertolos.

Ni siquiera los responsables de las dos asociaciones que difunden a través de sendas páginas web todos los pormenores de Albox enviaron gente al acto. Compiten activamente por reflejar cualquier evento que se celebra en la localidad. Distribuyen fotos y comentarios de cualquier actividad, por pequeña que sea, pero no siguieron ese entierro. "Queremos que se nos conozca por las iniciativas culturales y sociales que se organizan en el pueblo", explica uno de sus responsables, "y no por esto. Esto no me parece interesante y no es bueno para el pueblo". Pone como ejemplo de las buenas cosas que pasan en Albox la celebración el domingo pasado de un torneo de críquet con ocho equipos formados por la comunidad de paquistaníes (unos 800, aunque esa cifra ha mermado en el último año) y que le dan un toque cosmopolita a una localidad donde residen también más de un millar de jubilados ingleses junto a emigrantes ecuatorianos y bolivianos.

Tampoco el alcalde hizo declaraciones sobre lo sucedido a la prensa. La respuesta oficial es que "no hay comentarios que hacer". No hay palabras. Ni de dolor, ni de repulsa. "De Los Pertolos no tenemos nada que opinar", insiste un portavoz municipal, "ni vamos a decir nada". Confidencialmente, el portavoz se ve obligado a dar alguna explicación más: "Son vecinos del pueblo, llevan aquí muchos años, su comportamiento con nosotros es correcto aunque hayan tenido sus cosas con otra gente. Con la alcaldía no han tenido problemas. Tenga usted en cuenta que sus hijos van a la escuela con los nuestros, que aquí nos conocemos todos, que han jugado al fútbol con nosotros, que compartimos muchas cosas y que, ¿sabe usted?, todos somos padres de familia. Interprete esto entre líneas si quiere, pero el Ayuntamiento no va a decir nada".

La misma posición adoptan tanto los responsables de la Policía Local ("el asesinato se produjo en otro pueblo, Los Pertolos son unos vecinos más, aquí nos llevamos bien con todos los gitanos, muchas de esas cosas han pasado fuera de aquí") como, de forma sorprendente, la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, que ha rechazado dar cualquier tipo de información para este reportaje sobre los antecedentes sucedidos alrededor de ciertas familias en los últimos años en Albox bajo la excusa de que son elementos muy peligrosos y esa información "no es conveniente". Si el miedo a hablar de estos casos se extiende por toda la población, el comportamiento del teniente coronel de Almería contribuye a reforzar el temor generalizado a tratar el asunto. "¿No se da cuenta de que ni la Guardia Civil habla?", dice un funcionario municipal, mientras solicita, como todas las personas entrevistadas, que se le mantenga en el anonimato.

La realidad se mezcla con la leyenda urbana de Albox y el resultado es un silencio que envuelve el miedo. ¿Qué han hecho o qué han dejado de hacer Los Pertolos en el pueblo? ¿Quiénes son? ¿Cuántos son, o cuántos quedan vivos porque son muchos los que han muerto? ¿De dónde nace su enemistad con otra rama familiar conocida como Los Franceses? ¿Por qué ese miedo a tratar el asunto? ¿Por qué Albox no ha logrado quitarse ese estigma que parece durar casi un siglo?

Algunas anécdotas han corrido de boca en boca a lo largo del tiempo. Una joven vecina de Albox, que vive y trabaja muy lejos de su localidad natal, recuerda que de pequeña escuchaba hablar de Los Pertolos y de sus andanzas: "Uno de los patriarcas se empeñó un día en asistir al cine de verano a caballo y lo consiguió: vio la película montado en el animal. Nadie se atrevió a negarle el capricho". La anécdota del cine y el caballo circula por el pueblo sin posibilidad de una verificación más rigurosa, pero se junta con otras circunstancias muy parecidas. Parece cierto que algún componente de la familia gustaba de montar a caballo, que esa tradición de presentarse así en medio del pueblo se ha mantenido y que a caballo han seguido haciéndose ver hasta hace bien poco en el mercadillo o en la peregrinación a la ermita de la Virgen del Saliente, distante unos 20 kilómetros del centro del pueblo. De Los Pertolos se cuenta que entraban en los establecimientos y no pagaban, que andaban metidos en negocios turbios, que vivían sin trabajar o que durante un tiempo actuaron como prestamistas y terminaron extorsionando a muchos vecinos. También vendían mercancías "a gabela", dicen en el pueblo, una forma un tanto curiosa de vender a crédito que luego acaba en amenazas.

Pocas discotecas quedan en Albox, y dicen que hay motivos. ¿Realidad o leyenda? El silencio deja sin explicación muchas cosas en un pueblo de 15.000 habitantes de un paisaje árido y un urbanismo igualmente árido y desordenado para una tierra que es fértil cuando dispone de agua. Lo malo es que el agua escasea salvo cuando llega acompañando a una riada.

Albox se siente orgulloso de su espíritu comercial. Vive de los servicios, sobre todo del transporte: dicen que tiene censados el mayor número de camiones por habitante de España, que dan servicio a los cultivos de invernadero y a la industria del mármol de los pueblos circundantes. Según las cuentas del municipio, entre camiones de mil kilos y los de gran tonelaje, habrá más de 1.800 vehículos en la localidad. Claro está que la primera actividad hasta la fecha ha sido la construcción, pero en un sentido poco edificante: se cuentan por 2.000 el número de viviendas ilegales en el término municipal.

Precisamente el mármol está en el desencadenante del último episodio violento. El dueño de una empresa acabó a tiros con la vida de dos de Los Pertolos y ha sido detenido. Según la familia del empresario, las víctimas le habían extorsionado como a otros empresarios. El caso está bajo secreto de sumario, pero de las primeras indagaciones se desprende un trasfondo turbio en las relaciones entre el empresario y las víctimas.

Uno de los dos fallecidos era Juan Petronilo Rodríguez Torres. Tenía 52 años y no era un personaje cualquiera. Era el hermano mayor de la rama principal de Los Pertolos, como se conoce a los miembros de esa familia gitana por el hecho de llevar el apellido Petronilo. Por derivación de Petronilo en el lenguaje popular viene el apodo de Los Pertolos. Juan Petronilo era alguien importante. Se le recuerda de joven cuando se acercaba a la cafetería del antiguo hotel Albox con un esmoquin blanco y una pajarita negra. O, al revés, de negro con pajarita blanca. Era el más educado. Alto y fuerte, como se conocía a Los Pertolos. Y guapo. "Juan se llevaba a las mujeres de calle", recuerdan en Albox.

La genética interpreta también su papel en la leyenda de esta familia. Algunos eran altos y bien parecidos. O así guarda la memoria del lugar. Y violentos.

El primer crimen de Los Pertolos en Albox data de 1925. Lo ha documentado el periodista de sucesos José Ángel Pérez en su libro Historia del crimen en Almería. "Toda esta historia negra de muertes violentas de la familia de Los Pertolos tiene un inicio. La mañana del 20 de abril de 1925, en Albox, una discusión sobre la ubicación de un puesto de venta ambulante derivó en un enfrentamiento verbal entre Sotero Cortés Contreras y Juan Rodríguez Santiago, El Pertolo, dos personas que se conocían entre sí, aunque se hallaban distanciados por viejas rencillas. La discusión fue cada vez más violenta, y de las palabras pasaron a las manos. Un guardia municipal encargado de la vigilancia de los mercadillos, Cristóbal Bervell, tuvo que mediar para separar a los enemistados. Cuando el agente se llevaba del brazo a Sotero Cortés para sacarle de la calle, El Pertolo, sigilosamente, se acercó a ellos por la espalda asestándole a Sotero Cortés una puñalada que le ocasionó la muerte".

Luego siguieron otros. ¿Cuántos muertos? La contabilidad es imprecisa y no todas las venganzas se han cumplido en Albox: en varias ocasiones ha rebasado los límites de la localidad y de la provincia. El código de honor de la familia es muy severo: las deudas y las ofensas se pagan con sangre.Son tantos los muertos, que alguna rama de la familia parece haber sido diezmada. El padre del fallecido hace una semana se llamaba Domingo Rodríguez Rodríguez. Lo mataron en Águilas (Murcia) unos primos. Cuando murió, en 1967, tenía 30 años. Dejó viuda (Antonia Torres) y tres hijos: Juan, Ramón y Domingo. De los tres queda Ramón. Está en la cárcel. De allí recibió dispensa una mañana para ver enterrar a su hijo.

Una lápida de mármol negro recuerda a Domingo Rodríguez Rodríguez en el cementerio municipal. A la izquierda, una inscripción: "Tus padres, hijos y hermanos no te olvidan". No hay referencia en ese lado a su mujer, Antonia, pero sí a la derecha. Esculpido con otro tipo de letra aparece la frase: "Recuedo (sic) de tu esposa". Esa frase tardó unos años en grabarse, tuvo que esperar a que su viuda, Antonia, matara tiempo después a quien había asesinado a su marido. Cuentan que lo hizo cuando la policía le llevaba esposado en la plaza circular de Murcia, donde estaba ubicada la antigua cárcel. El habla popular dice que Antonia fue detenida e ingresó en la cárcel de Carabanchel. Una vez cumplida la venganza, alguien incorporó su recuerdo a la lápida como si no tuviera ese derecho hasta no hacer pagar la muerte de su marido.

Antonia era la madre de Juan, de Ramón y de Domingo. Si el mayor murió hace una semana, al pequeño lo asesinaron en 2002. Los hechos ocurrieron en la madrugada del 19 de septiembre de 2002 en un paraje de la localidad almeriense de Arboleas. Dos hombres, de 24 años y 38 años, aparecieron muertos en un paraje a campo descubierto. Ambos presentaban cinco y nueve impactos de bala en sus cuerpos. Uno de ellos era Domingo.

Algunas notas de prensa detallan otro asesinato en Albox en 1981, esclarecido años después. El domingo 10 de septiembre de 1981 murió Amador Cazorla Carrillo alcanzado por seis disparos de bala. El disparo lo efectuó un desconocido a quien parece que la Guardia Civil identificó 11 años más tarde y está relacionado con estas familias.

Las venganzas se han ido reproduciendo como una secuela sin final. El último episodio en Albox data del 6 de febrero de 2003, cuando Juan Rodríguez Rodríguez, de 41 años, miembro de Los Pertolos, fallecía de un disparo en la cabeza al salir de su casa, en la calle de las Alfarerías, sita en el Barrio Alto. El disparo procedía de una nave abandonada próxima al domicilio, donde el autor o autores dejaron abandonadas dos escopetas de caza con mira telescópica. El disparo motivó la inmediata reacción de otros miembros de la familia que irrumpieron en disparos produciéndose una refriega de la que salió mal parado un vecino del pueblo, pintor de profesión, que quedó postrado desde entonces en una silla de ruedas. El suceso motivó una manifestación solicitando el cese de la violencia. Pero en los comunicados no hubo una sola referencia a estas familias.El historial violento sigue en el año 2008 con la condena a varios miembros de la familia, algunos de ellos residentes en un pueblo de Córdoba, por extorsionar a un súbdito británico residente en Arboleas. Más recientemente hay registrado otro episodio mortal en la localidad murciana de Águilas. Allí, el 7 de agosto de 2008, José Contreras, de 36 años, natural de Albox, regresaba a su domicilio de noche cuando desde un Mercedes descapotable alguien disparó. José Contreras recibió dos balas mortales. El arma empleada utilizaba un silenciador con el cuello de una botella envuelto en gasas.

¿Son éstos todos los asesinatos relacionados con estas familias? A falta de una explicación oficial por parte de la Guardia Civil, es difícil precisar. De algunos de estos sucesos queda algún recuerdo visible en Albox. Por ejemplo, un foco halógeno instalado frente a una de las casas de Los Pertolos en el Barrio Alto que ilumina los alrededores de esa vivienda, justo donde se produjo el tiroteo de hace cinco años. Dicen en el pueblo que el Ayuntamiento lo instaló para satisfacer a Los Pertolos. Ahora quien se acerque puede ser visto. La ventana desde donde dispararon fue tapiada. ¿Lo ordenó el Ayuntamiento? Pero sobre estas y otras cuestiones, el Ayuntamiento no quiere comentar nada. "Interprételo como quiera". -

Panorámica del barrio de La Loma, en Albox (Almería).
Panorámica del barrio de La Loma, en Albox (Almería).JULIÁN ROJAS
Nichos de personas que formaron parte de la familia de Los Pertolos, en un lateral del cementerio de Albox.
Nichos de personas que formaron parte de la familia de Los Pertolos, en un lateral del cementerio de Albox.JULIÁN ROJAS

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