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Reportaje:

Ejercicio fuera de casa

Günter Neuhold pretende potenciar a la Sinfónica bilbaína con más giras e intercambios - El director exige "pasión y profesionalidad"

El pasado 2 de octubre, Günter Neuhold (Graz, Austria, 1947) se situó frente a los profesores de la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS) para interpretar la Primera Sinfonía de Beethoven. Era la octava vez que les dirigía, pero se trataba de una ocasión especial. Esa noche empuñó por primera vez la batuta como su director titular y artístico, aunque rehuyó a la prensa argumentando que antes de explayarse quería bajar a "las cocinas", conocer a fondo sus interioridades y a los propios músicos. Cinco meses después, aún evita las entrevistas personales, pero ya se ha formado de lo que tiene entre manos.

"La mayor parte del repertorio requerirá una orquesta grande como ésta, que tiene 97 músicos, y necesitamos incrementar las giras y los intercambios. Para potenciar la BOS hace falta mostrarla fuera", adelanta sobre la temporada 2008-2009, ya cerrada, que será la primera realmente planificada por él.

"De joven decidí simultanear la ópera, el repertorio eslavo y los conciertos"
"Tengo que buscar un buen compromiso entre la vida y el trabajo"

Tras desempeñar su labor en orquestas y teatros de Italia, Bélgica y Alemania, a Neuhold le acompaña la vitola de estricto y meticuloso. Y él escucha la afirmación con satisfacción, marcando distancia con "la nueva generación de directores jóvenes, gente agradable, amable, que es simpática con la orquesta". Palabras un tanto extrañas en un hombre que, pese a su corpulencia, se muestra cercano y cálido en el trato cuando se baja de la tarima y estrecha la mano a todos los periodistas, como hacía Rostropovich.

El trabajo y la claridad de ideas son esenciales para alguien que exige a sus músicos "pasión y profesionalidad" y rehúsa definirse. "No opino", respondió ayer lacónico en una sala del Palacio Euskalduna, donde hoy y mañana dirigirá un programa centrado en Brahms, una de sus especialidades. Nunca ha ocultado su predilección por el repertorio romántico centroeuropeo, pero prefiere evitar cualquier encasillamiento. "De joven decidí simultanear ópera, principalmente repertorio eslavo, y conciertos", recuerda el maestro.

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Tal es su entrega a la música que, aunque su residencia más frecuente está en Viena, Neuhold asegura que vive "en el podio". La música absorbe su tiempo y sostiene que uno de los grandes males de la sociedad actual es que no se ofrece una buena educación musical en las escuelas.

"En los planes de estudio la música queda como algo aparte, al margen, y la gente no está acostumbrada a la escucha activa, a sacar provecho de lo que oye", precisa. Ésa es una gran preocupación de alguien sin reparos para hablar de su trabajo, pero impermeable a cuestiones personales. Sólo reconoce su gusto por el buen vino. "¿Cuáles son mis aficiones? Vivir. Siempre estoy vagando, vivo volcado en el trabajo, y tengo que buscar un buen compromiso entre la vida y el trabajo", sentencia un hombre que hace diez años recibió la Medalla de Honor de Plata al Mérito de la República Austriaca.

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