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El único amor del mujeriego Tom Jones

El cantante pide perdón a su esposa Linda por sus continuas infidelidades

A punto ya de cumplir 69 años, Tom Jones ha dejado de teñirse las canas, sigue dando una media de 200 conciertos al año y ha empezado a escribir algunas de sus canciones. "Estoy vivo", proclama el título de una de las canciones de su último álbum, 24 horas. Vivo, pero coleando un poquito menos de lo que acostumbraba.

Ese álbum incluye también una canción, En la carretera, en la que Jones proclama su amor imperecedero por su esposa de toda la vida, Linda, la chica de la que se enamoró a los 14 años, con la que se casó a los 17, la que a los 18 años le dio su único hijo y con el tiempo su representante, Mark, y que ha aguantado una catarata de infidelidades que dicen que llegó a alcanzar una media de 250 casos al año en los viejos buenos tiempos.

Más que adicto a las mujeres, "tenía un hábito del que no me siento orgulloso"

Ha habido muchas mujeres en la vida de Tom Jones, aquel hortera de camisa abierta y pelo en pecho que cantaba lo que le echaran con su atronadora voz de tenor galés recién salido de las minas. Muchas mujeres, "pero un solo amor: Linda".

En la carretera es su manera de pedir perdón por tantas humillaciones, por tantas "lluvias de lágrimas", por haberla "dejado tirada en el suelo", porque al final "la carretera siempre me acaba llevando a ti, y mi amor te sigue perteneciendo a ti".

"Como cantante, era más fácil decir lo siento a través de una canción que decírselo a Linda cara a cara", ha confesado Jones en la prensa británica. Pero asegura que su contrición es auténtica y que su amor por ella sigue vivo, aunque hace ya tiempo que la pasión cedió paso al compañerismo. Y explica que cuando por primera vez cantó esa canción en privado para Linda, tuvo que explicarle que había algo de licencia poética en el texto. Ella protestó porque nunca se había sentido "tirada en el suelo". Los únicos abusos físicos fueron más bien en dirección contraria y él ha tenido que esquivar muchos platos y bastantes puñetazos que volaban hacia su cara. Sobre todo, cuando sus infidelidades se convertían en noticia. Más que una adicción a las mujeres, tenía "un hábito". Un hábito "del que no me siento orgulloso", se confiesa Jones en el periódico The Times.

Jones siempre ha amado los focos y la popularidad. Sobre todo cuando las chicas le tiraban al escenario su ropa interior y las llaves de su habitación, eso si no se tiraban ellas mismas de cuerpo entero. Los tiempos en que Elvis Presley y él eran tan inseparables que él se duchaba mientras Elvis le cantaba su última canción.

Linda ha sido siempre una mujer reservada, que prefería la soledad de su mansión de Los Ángeles al ruido y al ajetreo que rodeaba la vida de su marido. "A veces había deseado que viniera conmigo más a menudo. Aunque se pone nerviosa. Incluso cuando viene gente a casa. Lo lleva en el maquillaje", se lamenta él.

Pero siempre han estado hechos el uno para la otra. "Nunca se me ha pasado por la cabeza dejar a mi mujer. Con ella me siento con los pies en el suelo. Cuando me paso con algo, delante de los amigos, ella se gira y me espeta: 'Espera un momento, no me digas que te crees que eres Tom Jones. Yo me casé con Tommy Woodward, no con Tom Jones".

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