El PP se impone con fuerza en los feudos socialistas del área coruñesa

La derrota de socialistas y nacionalistas ha sido especialmente sangrante en A Coruña, tradicionalmente el principal granero de votos de los dos socios de gobierno en la Xunta. La caída fue aún más marcada en la capital provincial y su poblado cinturón metropolitano. Dejó de ser, por primera vez en estas elecciones, feudo del PSdeG-PSOE.

En la ciudad coruñesa, el PP, con una espectacular subida de ocho puntos y 10.154 papeletas más que en 2005, no sólo desplazó a los socialistas como fuerza más votada, sino que logró imponerse en todos los distritos, incluidos barrios como Os Mallos, Agra do Orzán o Monte Alto, que siempre fueron fieles al partido del puño y la rosa. Los populares también ganaron en bastiones municipales socialistas como Culleredo (por 200 votos) o Cambre, donde el PP incrementó en 11 puntos su respaldo.

No ha sido un voto de castigo a los bipartitos locales, dicen los perdedores

El PP ganó, según Negreira, por el "duro trabajo que hizo a pie de calle"

"Si le va bien a A Coruña, le va bien a Galicia", se congratuló ayer el líder provincial del PP y cabeza de lista por esta circunscripción, Carlos Negreira. Fue el único político, jefe de la oposición municipal en A Coruña, que hizo una interpretación en clave local de los resultados del pasado domingo. Tras un cuarto de siglo con alcalde socialista, era la primera vez que los coruñeses acudían a las urnas desde que estrenaron, en julio de 2007 el gobierno bipartito municipal. En opinión de Negreira, la clave de su victoria fue el "duro trabajo a pie de calle" del PP local que encabeza.

Por el contrario, su rival socialista, Mar Barcón, ve erróneo hacer una interpretación en clave local de los resultados en A Coruña, y rechaza que la caída del PSOE (6,7 puntos y 8.372 votos) y el descalabro del BNG (7,4 puntos y 10.103 papeletas menos que en 2005) sean un castigo al gobierno local bipartito del que ella misma era parte hasta hace un mes.

En la ciudad y la comarca coruñesas, tras 28 años de gobiernos de izquierdas en la mayoría de los municipios, "hubo un desgaste del poder". Los socialistas perdieron su histórica hegemonía en el conjunto del área metropolitana y sufrieron en la capital su primer retroceso en las últimas cuatro elecciones autonómicas. A Coruña ha dejado de ser la ciudad gallega que más votaba al PSOE. Fue en parte debido al "desencanto generalizado por la crisis", opina Barcón, y también a un Gobierno "que fue poco urbano". A Coruña y las demás urbes gallegas castigaron a socialistas y nacionalistas, según ella, por primar "políticas ciertamente importantes, como la protección del territorio, sobre decisiones u obras que modificasen la vida de los ciudadanos en las ciudades".

Los nacionalistas, cuyo cartel electoral encabezó en la provincia Anxo Quintana, también enmarcan su descalabro electoral en A Coruña en la caída generalizada de los dos socios de la Xunta en todos los ámbitos urbanos. "Quizás no se supo trasladar las políticas transformadoras que se hicieron, fue un error de comunicación", según la responsable comarcal del BNG, Silvia Seixas. La capital provincial dejó de ser la ciudad que más votaba al Bloque -obtuvo el 14% de los votos, igual que en Lugo y Ourense- y el retroceso nacionalista fue igualmente fuerte en toda el área metropolitana. Sufrió su peor resultado en Sada, donde perdió nueve puntos pese a ostentar la alcaldía desde hace año y medio. Pero los nacionalistas tampoco interpretan estos datos como un castigo a sus gobiernos locales.

La victoria del PP en toda la provincia fue arrolladora. Ganó en 86 de los 94 municipios. En 10 del rural superó el 60% de los votos y en As Somozas logró siete de cada 10 sufragios. El PSOE sólo logró imponerse como fuerza más votada en ocho municipios pequeños (Fene y As Pontes los de mayor censo) mientras que el Bloque quedó con segundo partido en cinco plazas.

La ciudad de A Coruña fue clave en estas elecciones porque en Ferrol, al contrario de lo ocurrido en el conjunto de Galicia, todos los partidos retrocedieron y en Santiago, el avance del PP fue tan tímido como el descenso del PSOE.