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Reportaje:Empresas & sectores

La muerte, un valor seguro

Funespaña fue en 2008 uno de los pocos valores que subió en la Bolsa española

Cristina Delgado

El negocio de la muerte se convirtió en 2008 en un valor refugio. Funespaña, la empresa de servicios funerarios más grande de España, fue el único valor de la Bolsa nacional que sin estar en ningún proceso excepcional o de venta subió. Ganó en 12 meses cerca del 4,53%. No es una cifra desorbitada, pero sí envidiable si se compara con la caída media del 39,4% del Ibex.

"Funespaña tiene un negocio tan tradicional como enterrar a los que fallecen. Eso hace que seamos también bastante tradicionales en la forma en la que llevamos nuestro negocio". Ésta es la explicación que su vicepresidente, Juan Antonio Valdivia, da al buen ejercicio que terminó hace unos días. Funespaña, dice, no tiene deudas. Y su perspectiva de seguir manteniendo la facturación es buena. No es de extrañar, teniendo en cuenta la cantidad de recintos públicos que controla gracias a concesiones municipales.

La compañía acaba de vender su negocio en Argentina por 9 millones de euros
La crisis no le ha golpeado, gracias sobre todo a los seguros de deceso

"Nos hemos encontrado una crisis en un momento en el que no tenemos ningún tipo de endeudamiento, que es uno de los grandes problemas a los que se enfrentan las grandes empresas. Con un parón total de liquidez en el sector empresarial y con préstamos, hipotecas y compromisos pendientes, otros no pueden seguir adelante. Sin embargo, todas nuestras inversiones han sido realizadas con recursos propios", razona Valdivia en su despacho, dentro de las instalaciones del tanatorio de la M-30.

Para llegar al ascensor que conduce a la estancia hay que atravesar todo el recinto, incluso un sótano subterráneo del que entran y salen continuamente coches fúnebres. Y un taller y una peluquería para empleados. Ambos muy cerca de la sala de féretros. "No pasa nada, no tiene por qué dar yuyu, al fin y al cabo, son sólo 300 cajas de madera alineadas", comenta un empleado. Aquí, el lugar donde se llevan a cabo más servicios para fallecidos de España, trabajan, además de varios directivos del grupo, cerca de 700 personas en turnos que cubren 24 horas.

Trabajo no les falta. La muerte no entiende de dificultades económicas y si tiene que llegar, llega. Además, a la hora de pagar los gastos de un funeral, las empresas del sector en España cuentan con una ventaja: más de la mitad de la población tiene un seguro de deceso, una póliza que cubre los gastos del entierro.

Según datos de la Federación Internacional de Asociaciones Tanatológicas, el 61% de los funerales que se realizaron en 2007 se pagaron a través de estas pólizas. Eso significa que el fallecido ha abonado casi toda su vida cantidades mensuales o anuales. Y haya crisis o no, el servicio que pagará la aseguradora a las empresas funerarias como Funespaña cuando muera será el mismo: el pactado años antes.

"Entre los clientes sin seguro, los que llamamos particulares, sí se nota una situación de crisis. Si le iban a poner tres coronas de flores, igual se le mandan dos. O si se pensaba adquirir una sepultura a lo mejor se alquila unos años", reconoce Valdivia. Para compensar las pequeñas pérdidas, Funespaña ya ha ideado nuevos servicios. "Por ejemplo, músicos en las incineraciones". Esto, dice, hace que aunque no se crezca tan rápido como en épocas de bonanza, se mantenga la tendencia ascendente aún ahora.

El hecho de contar con 17 concesiones municipales entre tanatorios y cementerios, además de sus propias instalaciones, también parece ofrecer cierta seguridad a los inversores de Funespaña. En la Comunidad de Madrid, donde más poder concentran, controlan todos los cementerios municipales de la capital, así como siete camposantos y siete tanatorios de localidades cercanas. "Eso es publicidad, son buenas referencias contra la crisis", presume Valdivia.

Aunque algunas de las concesiones de las que se jacta han sido precisamente su lastre durante muchos años. Un fantasma de juicios, acusaciones de malversación y falsedad documental que lleva persiguiendo a la empresa y a sus directivos 15 años, desde que se hicieron con el 49% de la Empresa de Servicios Funerarios de Madrid por 100 pesetas simbólicas y la asunción de su deuda. Una novela de la que se escribió la última página (o eso parece) el pasado verano, con dos sentencias favorables para los directivos de la funeraria y una condena de inhabilitación a un cargo público madrileño.

Ahora parece que todo eso se acabó. El vicepresidente ya tiene claro su objetivo en 2009: seguirán dirigiendo su negocio a los lugares donde ya son fuertes. Y han decidido empezar el ejercicio deshaciéndose de sus posesiones más lejanas: según comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores la pasada semana, han vendido su negocio en Argentina a cambio de cerca de nueve millones de euros. "Está demasiado lejos. Allí se invirtió en un momento bueno, pero ahora hay que ser conservador", explica el directivo. Fuera de las fronteras españolas sólo mantendrán su negocio de Hungría. Aseguran que allí tienen un proyecto que incluye una gran inversión, porque es "un país en expansión, en crisis como todos, pero con mejores expectativas por ser un emergente".

En España, planean seguir avanzando sólo donde ya son poderosos. Están pendientes de la resolución "de algunas concesiones". Y piensan en continuar invirtiendo, tanto en negocios directos como en algunos muy vinculados. No sólo en Madrid. También en Cataluña seguirán la misma estrategia, centrados en Tarragona, la joya de la corona de esa comunidad. "Todo con nuestros propios recursos", puntualiza.

Todo, dice, lo hacen para continuar dando confianza a los inversores. Además, las economías de escala les ayudan. Según la compañía, "no es lo mismo comprar 1 que 201", y como las compras las realiza el grupo, es cierto que su tamaño cada vez mayor le permite "exigir mejor calidad y mejor precio" a los proveedores.

La estrategia que piensan repetir en 2009 les funcionó el año pasado. De toda la Bolsa española sólo Unión Fenosa y Funespaña consiguieron avanzar. En el caso de la primera empresa, perteneciente al Ibex, creció un 10,26%, gracias, entre otros motivos, a encontrarse inmersa en un proceso de OPA. Funespaña, sin operaciones llamativas a lo largo del año, creció el 4,53%.

"El que compra acciones de Funespaña, yo creo que busca seguridad, un negocio estable. No necesita el dinero hoy, pero sabe que a la larga no va a perder. Si miras los movimientos de la Bolsa, hay días que casi no hay papel a la venta y el que lo tiene no lo saca, lo tiene como valor refugio". En general, las palabras del vicepresidente son ciertas. Los movimientos del valor suelen ser bastantes leves, con subidas y bajas que pocos días superan las décimas. "Si seguimos con esta línea de crecimiento y fortalecimiento, posiblemente lo que tendremos que hacer es crear más acciones para poder dar dividendo y seguir creciendo a la vez", adelanta orgulloso.

En 2008 el movimiento más significativo de sus títulos se produjo en verano, cuando finalmente se publicó la sentencia sobre las acusaciones contra los directivos. "El que haya salido una sentencia de la Audiencia Provincial inicialmente favorable a todos nosotros y una del Supremo indicando que todo lo que se hizo fue correcto documentalmente por parte del Ayuntamiento y de la empresa, ha dado tranquilidad al mercado, pero el valor no creo que se haya visto afectado por ese movimiento", se excusa Valdivia, que fue uno de los acusados. Lo cierto es que los inversores sí reaccionaron a la noticia: al día siguiente del final del juicio las acciones subieron más del 9%.

15 años de juicios por el 'regalo' de Madrid

Lo bautizaron como el caso funeraria. Una novela con malos, corruptos y documentos falsos que aún pesa sobre Funespaña y que ha tardado 16 años en esclarecerse. Su última página se escribió el pasado verano. El caso comenzó en 1992 cuando el primer teniente de alcalde de Madrid, Luis María Huete, decidió plantear la privatización del 49% de la Empresa de Servicios Funerarios de Madrid y así intentar sortear las enormes deudas que acumulaba. Funespaña fue agraciada con la concesión a cambio de una simbólica cantidad: 100 pesetas (0,60 euros) en 1994. Sólo unas semanas después, el PSOE interpuso un recurso a la operación.

Sólo un año después la empresa mixta controlada por Funespaña había pasado de las enormes pérdidas a ganar más de seis millones al año. Izquierda Unida denunció la operación ante la Fiscalía Anticorrupción, al considerar que el Ayuntamiento había regalado la compañía pública. A partir de entonces se sucedieron las querellas, los autos de acusación y las peticiones de fianzas.

En 2003 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuló el concurso de privatización por irregularidades, pero finalmente, tras pasar tanto por la Audiencia Provincial como por el Supremo, sólo el ex edil Huete fue condenado, por prevaricación, a dos años de inhabilitación para cargos públicos, así como al pago de una parte de las costas. El resto de implicados, algunos cargos públicos y varios directivos de Funespaña, como José Ignacio Rodrigo y Juan Antonio Valdivia, fueron absueltos de los delitos de falsedad documental y tráfico de influencias al haber prescrito.

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.

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