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Reportaje:Primer plano

Zapatero abre la compuerta del déficit público

El Gobierno español acelera su endeudamiento para contrarrestar el aumento del paro con un plan extraordinario de inversiones

Alejandro Bolaños

Pocos Gobiernos como el de José Luis Rodríguez Zapatero se mostraban hace un año tan refractarios a la idea de que se había encendido la mecha de una recesión. A la lógica reticencia a encajar malas noticias se añadía en el caso español alguna clave más: las elecciones generales estaban a la vuelta de la esquina y cada síntoma de desfallecimiento se interpretaba como una prueba más del ajuste inmobiliario, que entonces se consideraba bajo control. El pecado original de negar la crisis explica en parte el posterior activismo del Ejecutivo español en el anuncio de medidas para frenarla. Pero los planes de choque en cadena también responden a una explicación más prosaica: el paro aumenta a una velocidad sin parangón en ningún otro país avanzado.

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Las medidas anunciadas por Zapatero esta misma semana abren definitivamente las compuertas del déficit público. El nuevo plan extraordinario de inversiones, valorado en 11.000 millones, derrumba de un golpe las últimas resistencias del vicepresidente económico, Pedro Solbes, a saltarse los límites de la ortodoxia presupuestaria. "Creo que el déficit superará el 3% del PIB este año", asumió Solbes el viernes, tras detallar qué impacto tendrá la última iniciativa en las cuentas públicas.

El vicepresidente dio por hecho que el déficit del Estado traspasará también el próximo año el 3% que fijó como frontera el tratado de Maastricht. Y mantuvo que "lo lógico sería que volver a estar por debajo de ese límite en 2010". Son dos conclusiones que contrastan, por su optimismo, con lo que anticipan los expertos.

Las predicciones de los principales servicios de estudio españoles, compiladas esta semana por la fundación de cajas de ahorros (Funcas), apuntan a que el déficit estatal rondará el 4% en 2009. Y la opción de que la recaudación fiscal se recupere y el gasto en subsidios por desempleo deje de crecer casa mal con lo que esos expertos vaticinan para 2010: estancamiento económico en el mejor de los casos.

La recapitulación de lo hecho por el Gobierno desde que arrancó esta legislatura refleja que la audacia de algunas medidas corre en paralelo a la intensidad del declive económico. Y ese mismo argumento lleva a anticipar que la sucesión de planes de choque no acaba aquí. El arranque de la crisis pilló a la economía española con una ventaja de partida, la escasa presencia de activos contaminados con hipotecas basura en los balances de la banca española. Pero cuando se extendió la sequía en los mercados de crédito, cambiaron las tornas: España es uno de los países avanzados que más sufre el embate de la crisis. Y el aumento del paro es la prueba más clara de esa débil posición.

"Debemos hacer el mayor esfuerzo a nuestro alcance para frenar la destrucción de empleo y volver a crearlo. Debemos hacer más, pero también podemos hacer más", dijo Zapatero el jueves a modo de preámbulo del nuevo plan extraordinario de inversiones. En lo que va de legislatura, el número de desempleados ha aumentado en medio millón de personas y la tasa de paro supera ya el 11%. Los expertos coinciden en que alcanzará el 15% el próximo año y superará el 18% en 2010.

Ante esta realidad, el mensaje de Zapatero fue nítido: más madera. Y si ya no queda munición en los presupuestos, que sufren el desplome de la recaudación fiscal, es tiempo de endeudarse. La política económica de los últimos años concede al Gobierno una nueva ventaja comparativa: la deuda pública está en un nivel bajo, cercano al 37% del PIB. Por eso el presidente español insiste en que se puede hacer más. Lo crítico ahora es acertar con las decisiones para reactivar la economía antes de que el margen de maniobra se convierta en lastre para las cuentas públicas.

El Gobierno admite que la deuda pública se situará con facilidad por encima del 42% del PIB el próximo año. Funcas augura que llegará al 53% (más de medio billón de euros) en 2010, muy cerca de lo que fue el nivel promedio entre 1996 y 2007. Hay países, como Reino Unido, que ya anuncian que irán más allá y rondarán el 60%, la otra frontera con la que el tratado de Maastricht delimitaba el territorio de la estabilidad en las cuentas públicas. Pasar de un endeudamiento del 37% al 53% del PIB, supondría aumentar en 170.000 millones las reservas de la Administración contra la crisis. Se han gastado balas en los seis planes anunciados, pero aún queda munición.

"Es necesario un volumen de gasto público discrecional, excepcional, para reactivar la actividad", concede José Luis Feito, presidente de la comisión de economía de la CEOE. Feito enfatiza que aumentar la deuda pública "tiene consecuencias" y resalta la importancia de "acertar con las medidas". "La inversión en obra pública, si es necesaria para el desarrollo económico, es de esas iniciativas que puede ser positivas", añade Feito, que tiene serias dudas sobre si ése es el criterio que ha guiado la decisión del Gobierno de poner 8.000 millones para subvencionar obras en los municipios, pieza angular del nuevo plan de choque.

"Hay un grave riesgo de que el dinero para inversión se destine a mantener burocracia, más en los ayuntamientos que tienen una situación financiera crítica", mantiene el responsable de la patronal. Feito cree que se sacrifica la eficacia a la rapidez en la ejecución, ante los problemas del Gobierno para acelerar la licitación de grandes obras. Y postula un recorte en las cotizaciones a la Seguridad Social que pagan los empresarios, o una nueva rebaja en el impuesto de sociedades como mejores maneras de usar el déficit y la deuda pública para incentivar la actividad económica y generar empleo.

Las propuestas de Miguel Ángel García, de Comisiones Obreras, son bien distintas. El director del servicio de estudios de CC OO plantea obligar a las entidades financieras en las que se inyecte dinero público a prestar dinero "al tipo de interés oficial y no al Euríbor [4,5%]". Además, García cree que ese dinero aportaría más al cambio de modelo económico si se destinaran a "generalizar la educación hasta los tres años, aumentar los recursos de la ley de dependencia y financiar de forma masiva el alquiler".

García, incluso, daría marcha atrás en medidas como la deducción de los 400 euros en el IRPF o la eliminación del impuesto de patrimonio. Pero coincide con Feito en sus dudas sobre que destinar esa masiva inversión pública a pequeñas obras municipales sea la mejor solución posible. Y resalta también que recurrir al endeudamiento será, cada vez, una opción más costosa y complicada: "Se va a emitir mucha deuda pública en Europa en los próximos dos años, eso implica que el Gobierno español tendrá que pagar tipos de interés mayores para atraer a los inversores, que eso va a aumentar los costes financieros públicos, y que también la competencia entre los Estados por captar dinero puede tener algún efecto expulsión sobre la demanda privada de recursos".

"No hay nada peor que una recesión económica combinada con un déficit público muy voluminoso", advirtió el viernes José Luis Malo de Molina. El director del servicio de estudios del Banco de España recordaba así la grave crisis de 1993, en la que se llegó a un déficit del 7% y una deuda pública del 61% del PIB. La intervención pública y el endeudamiento del Estado se consideran ahora imprescindibles para frenar la recesión y todavía tienen camino por delante. Lo que queda por comprobar es, si las medidas que adopta el Gobierno mientras completa ese trecho de gasto público, sirven para reflotar la economía. -

Cola de solicitantes de empleo en una calle de Madrid.
Cola de solicitantes de empleo en una calle de Madrid.SAMUEL SÁNCHEZ

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