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Crónica:CARTA DEL CORRESPONSAL | Gaza | Economía global
Crónica
Texto informativo con interpretación

Dólares y vacas, juntos bajo tierra

Entran encorbatados a sus despachos los empleados de los bancos en la ciudad de Gaza. Trajes impecables, bien planchados. El atuendo es una de las pocas similitudes con las entidades occidentales. Porque los bancos en la franja no padecen la vorágine financiera mundial. Sería sorprendente que hubieran invertido en Lehman Brothers o en hipotecas subprime, pero tampoco han necesitado colocar su dinero en productos tan complejos para padecer una crisis descomunal. Es sencillo: Israel ha reducido drásticamente las remesas de shekels, la moneda israelí utilizada en los territorios palestinos ocupados, porque así se pactó tras los Acuerdos de Oslo, en 1994. La escasez de billetes se añade a la penuria de todo.

Israel ha reducido drásticamente el envío de shekels a la franja
El dinero entra procedente de Egipto a través de túneles

Las 45 sucursales de Gaza necesitan la inyección de 22 millones de euros al mes para funcionar. Según un reciente informe del Cuarteto -los mediadores de la ONU, la UE, EE UU y Rusia-, ahora se necesita mucho más: 64 millones de euros para aliviar la crisis de liquidez.

No se solucionará. El Gobierno israelí teme que los fondos caigan en manos de Hamás. La tregua vigente desde junio tampoco ha facilitado el traspaso. Las aduanas apenas funcionan. Israel considera que algunos jabones son artículos suntuarios que no merecen el millón y medio de lugareños de Gaza.

La carestía de shekels se recrudece a final de mes, cuando los funcionarios cobran sus salarios. Miles de ellos los reciben sin trabajar porque les pagan desde Ramala, capital de Cisjordania, donde manda el presidente Mahmud Abbas, que se ha sumado al bloqueo económico impuesto al Gobierno de Hamás en Gaza. Si trabajan para el Ejecutivo islamista, se les corta el sueldo. Prefieren en Ramala subvencionar el ocio forzado y azuzar huelga tras huelga. Se han elaborado listas de médicos y profesores que desobedecieron la orden de quedarse en casa. Y se han quedado sin blanca. Hamás abona, gustoso, los haberes de quienes acuden a sus empleos.

Hace unos meses los dirigentes fundamentalistas restaban importancia a la reducción de las remesas. "Utilizaremos dólares o dinares jordanos", comentaban. Los emplean ya con frecuencia los ciudadanos en sus transacciones cotidianas. Sólo a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados se le permite introducir dólares en Gaza para pagar a su plantilla. El Gobierno israelí cortó por lo sano el envío de la divisa estadounidense y la jordana desde que Hamás expulsara de la franja, en junio de 2007, a las fuerzas de seguridad leales a Abbas. ¿Y cómo consiguen entonces los billetes? Pues como todo en la deprimente Gaza, donde la economía, más que sumergida, es subterránea. Literalmente.

Decenas de toldos se observan ahora en Rafah, en la frontera con Egipto. Encubren túneles de entre 500 metros y un kilómetro de longitud. Se horadan en plena calle. Hasta hace pocos meses, las bocas partían del interior de las viviendas. Se utilizan a destajo. Tal vez por ello ya hayan muerto 50 hombres en hundimientos este año. Vía subterránea -aparejadas a becerros y vacas, queso, armas, ordenadores o personas- llegan las maletas repletas de dólares a este peculiar centro financiero de Gaza. Proceden del orbe musulmán. ¿Quién dona? Los líderes de Hamás sonríen ante la pregunta. Como si quisieran aplicar una particular modalidad del secreto bancario.

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