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Reportaje:

Ni muertos ni maquetas

El viejo San Mamés 'fallece' y el nuevo nace con mal pie tras dos contratos fallidos de un Athletic necesitado de dinero

El viejo y el nuevo San Mamés tienen un punto en común. Antes de morir el uno y nacer el otro, el Athletic ha sufrido dos golpes de imagen que ponen en entredicho el control de calidad de las licencias que concede.

El 1 de octubre, el Athletic convocaba una rueda de prensa para presentar la concesión de una licencia para vender maquetas del viejo San Mamés apelando al espíritu sentimental del club. Hasta ahí, nada singular. Lo raro surgió cuando se supo que las citadas maquetas eran a escala 1: 75, pesaban 350 kilos y costaban 19.185 euros. Nada para la casa del aficionado común y todo pensado seguramente para firmas y/o instituciones que tuvieran dinero y lugar para instalarlas. Extraño el peso, el precio y la mano de obra, que corría a cuenta del adquirente para montarlas como un enorme puzzle.

El empresario Cándido Varas, que sólo se responsabilizaba del suministro de los materiales, presentó el proyecto en el Palacio de Ibaigane acompañado por los directivos Etor Gorroño y Sandra Aurtenetxe. Un nuevo ejemplo de captación de recursos para soportar un presupuesto sobrevalorado.

El problema surgió cuando, al hilo de la rueda de prensa, mucha gente reconoció a Varas como responsable de múltiples estafas en la instalación de ascensores en comunidades de vecinos. Los foros de Internet se llenaron de denuncias contra el responsable de Kapam Huekos, "desaparecido en combate, con mucho dinero y la empresa en quiebra", según rezaba un mensaje en la página Aupathletic.com. Allí se adjuntaba una sentencia del Juzgado de lo Social numero 2 de Bilbao en la que se declaraba la insolvencia de su empresa para hacer frente a una deuda de 16.562.000 euros. No era la única denuncia por estafa.

Ayer, el Athletic enviaba una comunicación oficial anunciando la rescisión provisional de la citada licencia "en vista de las informaciones recibidas sobre el citado empresario". Emitido el comunicado, el club borró de su página web tanto la convocatoria como la nota posterior a la rueda de prensa y la fotos correspondientes a la misma. Sencillamente, no había ocurrido.

No era la única mala noticia un día antes de la celebración de la Asamblea de socios compromisarios. En la misma nota, el Athletic advertía de la suspensión temporal del acuerdo con la empresa Gestión Integral de Espacios Memoriales (Giem Sports), que había ofertado un espacio en el nuevo San Mamés para la instalación de urnas funerarias, en una superficie de 1.000 metros cuadrados, al estilo de las que va a gestionar con el Espanyol y el Atlético. El proyecto reportaría al club bilbaíno unos 4,5 millones de euros.

La respuesta, ayer, del Athletic fue lacónica: se rompía toda relación comercial "por faltar a la confidencialidad (...) y la buena fe negocial de los contratos". Y es que la noticia se había publicado ya en un medio local sin haberse firmado el contrato. El de la venta de la licencia de las monstruosas maquetas sí había sido firmado "y pagado", según se informaba desde el club.

El nuevo San Mamés comienza con mal pie, casi como un fruto de la necesidad imperiosa de captación de recursos para hacer frente a un gasto disparado. Ni los muertos ni las maquetas los sostendrán.

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