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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Piratas del Índico

La piratería en el mar se ha beneficiado de unas ínfulas épicas, con imágenes de navíos intercambiando estruendosas andanadas y abordajes heroicos, que nada tienen que ver con la realidad. De las magníficas historias sobre filibusteros escritas por Daniel Defoe o Philip Gosse se deduce más bien un oficio de artimañas y secuestros, exactamente como lo ejercitan hoy los asaltantes somalíes que acosan a los atuneros en el Índico. El capitán Kidd, Avery El Afortunado, Stede Bonnett o incluso el pavoroso Edward Teach, alias Barbanegra, construyeron sus correrías delictivas más con el engaño que con la espada y más en la proximidad de costas con denso tráfico marítimo que en las excitantes aguas abiertas del océano. Los numerosos secuestros de pesqueros en aguas somalíes, como el bermeano Playa de Bakio en abril de este año, o la huida del atunero Playa de Anzoras, ratifican que la piratería es una extorsión y no una epopeya.

Hoy, como en el siglo XVII, la piratería parece difícil de erradicar. Han sido necesarios muchos secuestros de buques, la protesta airada de los armadores y la contabilidad cruda de las pérdidas producidas por la paralización de la pesca para que los ministros de Exteriores de la Unión Europea se hayan dignado aprobar una "célula de coordinación de actividades y operaciones" que vigile -y por el momento sólo vigile- la seguridad de los pesqueros europeos que faenan en la zona.

Como parte de esa célula, el Gobierno español ha enviado un avión de vigilancia P-3 Orion, que él solito tendrá que patrullar 3.200 millas náuticas. Un esfuerzo burocrático notable aunque bien poco realista.

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Gestos tan ostentosamente inefectivos se justifican oficialmente como "un primer paso" hacia otras acciones militares "si fuera necesario". Pero ¿y si los piratas no se asustan por estas advertencias?

Los códigos vigentes entre Gobiernos y piratas desde los tiempos del imperio español establecen una regla sagrada: los rescates que piden los piratas se pagan sin chistar, pero los filibusteros saben que serán perseguidos tenazmente hasta su encarcelamiento.

Hoy, a diferencia de los tiempos de la piratería clásica, falta el segundo término de la regla.

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