Un magnate egipcio, acusado del asesinato de una estrella del pop
Hisham Talaat Mustafá es senador y alto cargo en el partido de Mubarak
El brutal asesinato de la cantante libanesa Suzanne Tamim, que tenía conmocionado al mundo árabe, parece estar en vías de esclarecerse. La policía egipcia detuvo ayer al magnate y senador Hisham Talaat Mustafá bajo el cargo de haber ordenado y financiado la muerte de Tamim, ocurrida el pasado julio en Dubai, capital de los Emiratos Árabes Unidos. Otro egipcio, el ex policía Muhsen el Sukkari, recibió, según el fiscal, 1,3 millones de euros por apuñalar, degollar y desfigurar a la estrella del pop. El móvil del crimen: la venganza, aunque no ha trascendido ningún detalle y el juez ha decretado el secreto del sumario.
Hisham Talaat Mustafá, de 49 años, es presidente de una de las más poderosas inmobiliarias de Egipto y dirigente del gubernamental Partido Nacional Democrático (PND), que encabeza el presidente, Hosni Mubarak. Mustafá ocupa un escaño en la Cámara Alta del Parlamento (Shura) y es un personaje muy cercano a Gamal Mubarak, hijo del mandatario egipcio y secretario general del PND.
Suzanne Tamim, de 30 años, había saltado a la fama en 1996, cuando ganó un concurso tipo Operación Triunfo en Líbano. Su belleza y su poderosa voz la encumbraron rápidamente en todo el mundo árabe, que seguía con avidez su turbulenta vida privada. Los problemas con su segundo marido, el productor musical libanés Adel Maatouk, dieron paso a un divorcio escandaloso. Amparado en el contrato exclusivo que había firmado en su día con Tamim, Maatouk se dedicó a boicotear la carrera de la cantante, a la que perseguía con demandas legales y le tenía prohibido abandonar Líbano.
En 2004, Tamim se refugió en El Cairo. Al año siguiente, su ex marido le acusó de organizar, con la ayuda de un empresario egipcio, un atentado que le dejó herido. En 2007, Tamim desapareció de la escena pública. La siguiente noticia que se tuvo fue el hallazgo de su cadáver en su lujoso apartamento de Dubai.
Dada la influyente posición de Mustafá, los analistas no podían ocultar su extrañeza por su detención. Y manejaban algunas explicaciones: desde la presión de los Emiratos hasta la decisión del régimen de sacrificar a uno de los suyos para contrarrestar una serie de escándalos que han salpicado recientemente a la clase dirigente. De hecho, la Shura privó ayer mismo a Mustafá de su inmunidad. Su captura sacudió a la Bolsa egipcia, donde el Grupo Talaat Mustafá cayó 16 puntos, y amenazaba con arrastrar al sector inmobiliario.
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