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Guerra en el Cáucaso

Rusia interviene en el Cáucaso para quedarse y controlar su espacio vital

Los separatistas de Abjazia esperan que el Kremlin reconozca su independencia

Tras el conflicto bélico con Georgia, "Rusia ha fortalecido su prestigio y su presencia" en el Cáucaso, una región que le resulta vital. Es la opinión de Stanislav Lakoba, el secretario del Consejo de Seguridad de Abjazia, territorio que como Osetia del Sur desea separarse de Georgia. En una entrevista con EL PAÍS, Lakoba afirma que Moscú no puede permitirse la pérdida del control del tránsito de petróleo y de gas que Estados Unidos y Occidente trata de organizar al margen de ella y tampoco el ingreso de Tbilisi en la OTAN.

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"Rusia no se irá del Cáucaso y empleará a fondo sus recursos para quedarse, ya que si pierde el control del tránsito de energía perderá esta región y también Asia Central", afirma el funcionario, pariente de un conocido dirigente comunista abjazo (Nestor Lakoba) represaliado por Stalin en los años 30.

Lakoba está satisfecho de cómo han evolucionado los acontecimientos en Abjazia, donde "prácticamente sin sangre" (dos heridos y un muerto) se ha "desalojado a los georgianos", que se habían hecho fuertes en 2006 la parte alta del valle de Kodor. "Nunca antes, ni siquiera después de la primera guerra con Georgia en 1992-1993 Abjazia había controlado su territorio de una forma tan completa como hoy", señala.

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Hasta ahora Rusia había frenado los intentos abjazos de recuperar el valle de Kodor por miedo a la desestabilización, pero después de que estallara el conflicto en Osetia del Sur, la situación cambió. Según Lakoba, el mismo Mijail Saakashvili les dio un motivo para actuar en defensa propia, al declarar el "Estado de guerra".

El resultado, según cuenta Lakoba, fue que los abjazos obligaron a 600 georgianos a abandonar su equipo militar en el valle y a marcharse con los brazos en alto por un corredor. "Pudimos haberlos fusilado, pero no lo hicimos, y por eso estoy contento", afirma, para señalar que el botín militar capturado basta para armar a 3.000 hombres.

Cree Lakoba que la situación en la región del Cáucaso y del mar Negro está cambiando a favor de Rusia y que este país se está ganando nuevos simpatizantes, entre los que incluye a Turquía e Irán. Opina que el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha trabajado mucho con Turquía y Armenia, países que durante varios días el próximo septiembre suspenderán el régimen de visados con motivo de un partido de futbol.

Lakoba cree que ni Turquía ni Irán "quieren que Georgia se convierta en un segundo Israel". Los turcos son especialmente sensibles a la ciudad de Batumi, que ellos controlaron en el pasado. "Cuando hablan de Batumi, a los turcos se les caen las lágrimas", señala. Lakoba llama la atención sobre el comportamiento de Azerbaiyán en los días de la crisis. Debido a un incendio en territorio turco, el oleoducto que une Bakú con el puerto turco de Ceyhan a través de Tbilisi y territorio georgiano estuvo varios días sin funcionar.

Mientras tanto, Azerbaiyán hizo fluir su petróleo por la ruta que la une al puerto ruso de Novorosisk. "De un solo golpe, Rusia puede romper todo lo que han hecho los norteamericanos durante años. Basta un solo cañonazo sobre el oleoducto. Eso no ha sucedido, pero hemos visto cómo han quedado destruidas las comunicaciones en Poti, Senaki, Kutaísi...", afirma.

Opina Lakoba que la lógica del comportamiento del Kremlin está en los intereses económicos de Rusia que "coinciden con los nuestros. (...) Además, ¿qué sentido tendría que haber hecho tantas guerras por el Cáucaso en el siglo XIX?", añade el secretario del consejo de Seguridad de Abjazia.

Según él, Rusia debe incrementar su presencia militar, que de hecho ha sido incrementada oficialmente a 9.000 hombres que se encuentran en la zona de seguridad establecida entre Abjazia y Georgia a lo largo del río Inguri, un total de 24 kilómetros, a razón de 12 kilómetros por cada parte.

El contingente máximo de pacificadores rusos en la zona era de 3.000 en función de los acuerdos de 1994. Estos documentos "han quedado desfasados", señala el representante abjazo, según el cual el documento de seis puntos logrado por el presidente francés Nicolás Sarkozy abre la puerta de la independencia de Abjazia. "Rusia no tiene otra salida que reconocernos", afirma, y opina que esto no tardará. "Además, creo que nos pueden reconocer también otros países, pero por lo visto hay que pasar primero una serie de etapas", señala.

En cuanto al retorno de los refugiados georgianos, que se marcharon tras la primera guerra, Lakoba se niega a plantearse el tema en tanto no se reconozca la independencia de Abjazia. Sólo entonces, se puede hablar de un retorno de "quienes estén dispuestos a adoptar la ciudadanía abjaza y renuncien a la georgiana", pero solo entonces.

Una viuda georgiana contempla el cadáver de su marido, ayer en el municipio de Hobi, en el oeste de Georgia.
Una viuda georgiana contempla el cadáver de su marido, ayer en el municipio de Hobi, en el oeste de Georgia.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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