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Tentaciones
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Reportaje:MÚSICA

Rústicos en 'Dinerolandia'

"FUE una pelea memorable", sonríe, lata de cerveza en mano, Caleb Followill, líder de Kings of Leon. Hace 20 minutos que terminó su actuación en el Parc del Fòrum (Barcelona) dentro del marco del Summercase. Desde la zona de prensa del festival se oyen los primeros acordes de los Sex Pistols tocando Pretty vacant. Han llegado los Pistols escoltados por dos enormes logos de una marca de telefonía móvil. "Una gran pelea, de verdad", insiste mientras sorbe de nuevo su cerveza. Sonríe. "Sin ese magnífico intercambio de puñetazos no estaríamos aquí, lo juro".

A mediados del año pasado, Nathan, batería y hermano mayor de Caleb (el grupo lo terminan de conformar el hermano mediano, Jared, y el primo, Mathew), anunció que se iba a casar con su novia. El cantante respondió en la prensa que no le parecía muy buena idea y que, como mínimo, Nathan debía lograr un acuerdo prematrimonial. Si no lo hacía, era un estúpido. Cuando se volvieron a encontrar, se azuzaron como sólo los hermanos saben hacerlo. "Y me tuve que medicar. Tío, qué medicamentos más buenos. Son los responsables de las mejores melodías que he escrito en mi vida", recuerda con una sonrisa.

Esas melodías conforman el cuarto disco de la banda, que aparecerá a finales de septiembre bajo el título de Only by the night. "No íbamos a editarlo este año, pero al llamarnos de Glastonbury para ser cabezas de cartel pensamos que estaría bien aprovechar el impulso y que, para seguir girando, debíamos editar el disco. Me atormenta pensar que, si desaparecemos una temporada, aunque nos haga falta un descanso, la gente se olvidará de nosotros".

Cuando estos tres hermanos y su primo aparecieron en la escena a principios de siglo, parecían el sueño húmedo de cualquier publicista. Evocaciones de rock sureño, pelo facial, camisetas raídas, pasado convulso, lazos familiares… Pero pronto se reveló un problema esencial con tan perfecto diseño: no era diseño, era realidad. Los Followill realmente no sabían qué era el hip-hop o los teléfonos móviles. Su padre, un pastor presuntamente borracho y agresivo, les había tenido encerrados en su burbuja sureña, viviendo en coches, sosteniendo la Biblia con una mano y la botella con la otra, vistiendo a los hermanos menores con la ropa del mayor y a éste con la de cualquier muerto. Si el título del primer disco (Youth and young manhood, 2003) era una referencia a la Biblia, no era por fina ironía posmoderna sino porque ése era el único libro que se les había permitido leer. "Fue un shock. Creo que ni nosotros ni nuestro entorno fuimos conscientes de lo realmente alejados que estábamos del mundo. Mucha gente nos trataba como si fuéramos unos excéntricos, nos sentimos como verdaderos alienígenas.

Luego estaban los otros, los que nos acusaban de oportunistas. Joder, entonces no sabía ni qué significaba esa palabra". La falta de formación personal contrastaba con la solidez musical de una propuesta forjada a base de tenacidad, intuición y desconocimiento absoluto de las leyes de los hombres y el mercado. Eso provocó que, tras su segundo largo (A ha shake heartbreak, 2005), su música se aprovechara de la experiencia, mientras su vida se desmoronaba precisamente por lo mismo. Si el título de su debut remitía a las sagradas escrituras, éste se refería a la sensación de ahogo que produce la ingesta desmesurada de ciertos narcóticos. El consumo de alcohol y estupefacientes, como en casi todas las comunidades indígenas vampirizadas por el hombre blanco, se disparó hasta límites casi médicos. "No triunfamos demasiado en EE UU, al principio. Así que viajamos mucho a Europa, sobre todo al Reino Unido", recuerda el cantante. "Y fue bueno, porque descubrimos mucha música que desconocíamos y que, más tarde, se ha vuelto clave en nuestras composiciones, pero se nos fue la olla. Nos volvimos locos. Miro atrás y me da la sensación de que jamás hemos tenido una vida normal. Hemos pasado de nuestra burbuja familiar a una sobreexposición mediática llena de aduladores y gente que siempre te dice que sí".

Los hijos del predicador tuvieron que alejarse del mundanal ruido y recluirse en una granja en su Tennessee natal. Se cortaron el pelo, se afeitaron las barbas, cambiaron los acampanados por los pitillo y le devolvieron el sentido original a aquello del desayuno de los campeones. "Sacamos los instrumentos al porche de la casa y empezamos a tocar fuerte. Muy fuerte. No había vecinos.

No había distracciones. Sólo nosotros. La familia. En aquel momento comprendí que sólo podría estar en esta banda y que esta banda sólo podría existir con esta formación. Aquí nadie se va a ningún sitio. Si alguien se larga, se acabó todo. Así de fácil. Amo a mi familia, por eso no me importa pegarles un puñetazo cuando creo que es necesario. Eso sí, a diferencia de otros grupos, si esta noche nos arreamos con mi hermano, a la mañana siguiente desayunamos juntos y no debemos ni pedirnos perdón por lo de ayer. Aquí nadie va a quejarse al manager o al abogado. Somos del sur, creemos en otro tipo de justicia".

La edición de Because of the times llegó precedida de una gran expectación. El título se refería esta vez al lema de un encuentro de Iglesias pentescostales en Luisiana al que acudieron de jóvenes los miembros de la banda. El proceso de modernización y europeización (conceptos últimamente poco afines) había culminado en una bestia de disco. Se acabó la timidez y la insularidad.

Ahora escuchaban a los Pixies y a Echo and the Bunnymen y escribían temas sobre el aborto. Por encima, esa maravillosa voz de Caleb. Radiohead, Bob Dylan, U2 o Pearl Jam eran fans. El disco debutó en el primer puesto de las listas británicas, y algunas giras teloneando a varios de sus fans les granjearon cierta popularidad en su tierra natal. "Cuando decimos que nos gusta mucho Dylan, la gente aún se sorprende de que verbalicemos tal obviedad, pero lo cierto es que toda la música que nos gusta ahora la descubrimos hace poco", apunta Caleb, quien describe la nueva referencia del grupo como el primer disco del que se siente orgulloso canción por canción. "Y todo empezó con un puñetazo", sonríe. "Y espero que acabe con algo grande.

Al menos, eso es lo que todo el mundo nos dice. Tío, tengo miedo…". Se hace un incómodo silencio, sólo interrumpido por un comentario de Johnny Lydon acerca del Barça y su filia por los jugadores del Arsenal. "Mira, cuando presentamos este disco a la compañía, pensaba que nos lo iban a rechazar. Siempre lo pienso. Luego, nos llamaron y nos dijeron que era nuestra gran obra. Empezaron a dibujar planes para nosotros: que si vamos a ser la banda más grande del planeta, que si vamos a explotar… No sé… Me hace mucha ilusión ser más grande, que la gente conozca nuestros temas. Pero me da miedo". Hace otra pausa y se queja sobre la temperatura de la cerveza. Abre los ojos como un niño y nos coge por el hombro: "Esos medicamentos, tío. Esos medicamentos… Eran mágicos".

Only by the night se publica el 23 de septiembre en Sony / BMG. www.kingsofleon.com

De izquierda a derecha: Matthew, Nathan, Caleb y Jared. En 2008, Kings of Leon parecen salidos de un anuncio de Gap.
De izquierda a derecha: Matthew, Nathan, Caleb y Jared. En 2008, Kings of Leon parecen salidos de un anuncio de Gap.

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