Valencia remata la fachada litoral con un delta verde y rascacielos
El PAI de El Grau prevé 3.000 viviendas en un gran bosque urbano
La unión de Valencia con el mar ya tiene diseño definitivo. La alcaldesa, Rita Barberá, presentó ayer las líneas maestras para el desarrollo de los 400.000 metros cuadrados del programa de actuación urbanística (PAI) de El Grau, que remata el Jardín del Turia y la conexión del casco urbano con la dársena interior del puerto. "Un espacio moderno en el que trabajar, vivir y disfrutar", según lo describió el arquitecto valenciano José María Tomás, que ha trabajado durante el último año en la fusión de las propuestas ganadoras del concurso internacional para diseñar la nueva fachada marítima de Valencia. De la fusión de las ideas de los arquitectos Jean Nouvel y del despacho alemán GMP, que ganaron el concurso en marzo de 2007, nace un gran delta verde surcado por canales navegables que une la ciudad a la fachada litoral y elimina las barreras que aíslan al barrio de Natzaret de la Malva-rosa.
El nuevo espacio urbano rompe el aislamiento del barrio de Natzaret
Para ganar el máximo de espacio verde, Tomás ha concentrado la edificabilidad de las 3.000 viviendas previstas en una serie de rascacielos que ganan en altura a medida que se acercan al mar, donde una torre "singular" de 50 alturas se alzará como cierre de la integración de la dársena del puerto y el final del Jardín del Turia en la ciudad. El delta verde se erige como "elemento organizador" del espacio, de edificación abierta y dispersa que busca "desdibujar" el límite entre la ciudad actual y el nuevo parque urbano, de las dimensiones del de Viveros. En las zonas verdes se integran las áreas residenciales y también equipamientos y servicios. El diseño presta también especial atención a la integración de los poblados marítimos, con soluciones de "cirujía urbana" en la zona de Natzaret próxima al viejo cauce y en la de unión del PAI con la avenida del Puerto, según explicó Tomás. El arquitecto también destacó la conexión de los barrios a través del puente de Astilleros -peatonal y para el tráfico local- y el de Serrería. Con el desarrollo del PAI de Moreras II al otro lado del viejo cauce se creará un eje viario que atravesará el nuevo bosque urbano para enlazar con la dársena y la Malva-rosa. En esa vía desembocan también las prolongaciones del Paseo de la Alameda y de la avenida de Francia, que no llegarán hasta el mar para preservar del tráfico el final del delta verde, y que forman parte del circuito de fórmula 1. Esta infraestructura no estaba prevista en el concurso internacional y el diseño de Tomás intenta reducir su impacto.
Barberá no ahorró calificativos para describir su satisfacción con el diseño del PAI, la "transformación más importante, de mayor dimensión y belleza" pendiente en Valencia. Es un proyecto "moderno, audaz", afirmó la alcaldesa. A la presentación asistió también la portavoz socialista, Carmen Alborch, quien mostró su confianza en que el PAI será "muy positivo" para la ciudad.
Una urbanización cara y de calidad
El desarrollo del suelo del PAI de El Grau se ha aplazado una y otra vez. A una primera propuesta de planeamiento rechazada por el Ayuntamiento, le siguió un concurso internacional dirigido por la empresa municipal Aumsa al que se presentaron arquitectos internacionales de gran prestigio. Acabó en la basura con el anuncio de Barberá de que quería ampliar el PAI hasta los dominios del puerto, que aún mira con recelo su idea de desalojar con el tiempo los astilleros de Unión Naval y parte de los contenedores del dique de Levante pegado al nuevo canal abierto para la Copa del América.
Con el fin de ordenar este nuevo espacio ampliado y dibujar la futura Marina Real Juan Carlos I se convocó otro concurso, el que ganaron Jean Nouvel -asociado con José María Tomás- y el despacho alemán GMP. Con el resultado delante, en paneles, vídeo y power point, a Barberá le entraron ayer las prisas por ver terminado el PAI. La alcaldesa espera que en septiembre esté listo el planeamiento definitivo, de modo que pueda aprobarlo la Generalitat y se redacte el pliego de condiciones para la adjudicación a un agente urbanizador. Éste deberá respetar el diseño presentado ayer, que sobre una superficie de 400.000 metros cuadrados dedica 170.000 al delta verde y jardines; 28.000 a los canales de agua marina; 60.000 a actividades terciarias; 36.000 a equipamientos, y el resto a las 3.000 viviendas previstas y viarios.
Sentados en primera fila, asistieron a la presentación representantes de grandes promotoras que tienen suelo en el PAI de El Grau. A ellos se dirigió Barberá para pedir "un reto de calidad y modernidad en la edificación, para que esta nueva centralidad de Valencia sea aún más atractiva". "Excelencia y calidad" que se traducirá en unos costes muy altos de urbanización, que incluyen los 60 millones de euros que ha costado el circuito de fórmula 1, y que se traducirán en que los precios de los pisos acabarán por las nubes. Sirva como pista la subasta en 2006 de los terrenos que tenía en el PAI la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), que fijó un coste de no menos de 3.200 euros el metro cuadrado.
Además de muchos pequeños propietarios, el suelo de El Grau está en manos de Adif (las viejas terminales de mercancías de la estación de El Grau, edificio protegido), y un consorcio de promotoras bautizado Aicnelav. El grupo, nacido a partir de la subasta del suelo de CLH, lo integran Bancaixa, Lubasa, Salvador Vila, Pavasal y Gesfesa, entre otros. Varios de sus directivos comentaron ayer que el PAI es "muy bonito y ambicioso", pero también que los costes de urbanización "serán altos". Esperan que la crisis haya pasado para cuando estén listos para vender los pisos.
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