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Una cabina sirvió de pista para liberar al empresario andaluz

La Brigada Central contra la Delincuencia Especializada y Violenta controló durante más de una semana decenas de cabinas telefónicas y desplegó 50 coches camuflados de Madrid en busca del hombre que actuaba como enlace entre los secuestradores del empresario Rafael Ávila y la familia de éste. El día 12, mientras sonaba el móvil de un amigo del secuestrado, en Madrid un hombre hablaba en una cabina próxima al Rastro. Infundió sospechas a los agentes que vigilaban esa cabina, que vieron cómo luego se subía a un coche con una mujer y cómo ambos se dirigían a un piso de Vallecas.

El sospechoso resultó ser Miguel Rodríguez de Souza y su seguimiento y las llamadas a sus compinches permitieron localizar a Ávila y liberarlo el martes en Almonte (Huelva). Las investigaciones han determinado que el supuesto cerebro de la banda es Luis Miguel Rodríguez Pueyo, un veterano estafador, que utilizaba la identidad de un hermano muerto. El presunto cabecilla fue condenado hace 10 años a un año de cárcel por el caso Arny.

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