Las sobreactuaciones de Bono
En su afán de notoriedad, nuestro flamante tercera autoridad del Estado suele caer en auténticas sobreactuaciones que, además, pueden llegar a ser realmente hirientes. No sé calificar de otra forma el que el presidente del Congreso reprenda por supuesta falta de respeto a la legalidad -al mostrar la bandera republicana- a uno de los pocos representantes vivos de nuestra dignidad, a un represaliado del franquismo, cuando él ostenta el cargo en base a una legalidad que se legitima única y exclusivamente en que garantiza toda clase de expresiones de todas las sensibilidades políticas. ¿Dónde estaría si así no fuera la Monarquía española?
A lo inconveniente de su increpación se une, a mi juicio, la torpeza, ya que vestido, como a él le gusta, de soldadito defensor de la Monarquía, su actuación supone un torpedo en la línea de flotación de dicha institución, que se sustenta, precisamente, en la integración de todas las sensibilidades -la republicana incluida- y de todas las personas, los represaliados del franquismo especialmente.