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Reportaje:estilos

Gran Manzana de chocolate

La 'cacaomanía' toma Nueva York y amenaza con endulzar el mundo

El chocolate ya no es sólo refugio de aquellos a quienes les han roto el corazón, se siente deprimidos o necesitan un subidón energético. En Estados Unidos, los múltiples rostros de este manjar cuyo nombre le debemos a los aztecas (de xocolli, amargo y atl, agua) se han convertido en moda culinaria y desde Nueva York a California, la semilla del cacao y sus derivados hacen furor.

Louis Rossetto, fundador de Wired, la revista de la Costa Oeste desde la que se escribieron las primeras crónicas de la revolución digital hace casi dos décadas, acaba de inaugurar su propia fábrica de chocolate, Tcho. Rossetto, con el mismo olfato que le llevó a ver en el punto.com la industria del futuro a principios de los noventa, ha tenido el instinto de ver en el chocolate una de las nuevas tendencias culinarias de este siglo y como un Willy Wonka moderno, se ha reinventado como maestro chocolatero, ha adquirido un almacén en el corazón de San Francisco y desde allí ha comenzado a experimentar con el chocolate, cuyas tabletas vende en pruebas por Internet (tcho.com).

Pero para quienes prefieren el mundo real al virtual, Nueva York es el punto de partida. Desde el martini al chocolate del bar de copas Pravda a la pizza de chocolate con marshmellows de las chocolaterías Max Brenner (siempre llenas) a los huevos de chocolate que Armani vende en sus tiendas con la excusa de la Semana Santa, los itinerarios neoyorquinos del chocolate no paran de crecer. Hay tiendas clásicas, como la de la marca Godiva, en la Quinta Avenida, y otras que irrumpieron en el mercado hace pocos años, como Jacques Torres, que escondida en una callejuela del barrio de Dumbo, en Brooklyn, se ha convertido en una de las principales razones para cruzar el río y darse un baño culinario en su celebrado chocolate picante a la taza.

Hay degustaciones anuales e incluso tours organizados por dos agencias: New York chocolate tours (www.sweetwalks.com), que lidera la joven empresaria Carmen Botez y www.nytours.us.

La pasión por el chocolate se ha visto reflejada también en el éxito de restaurantes como el Chikalicious, que sólo sirve postres y que ha pasado de ser un secreto en el corazón del East Village a uno de los lugares de moda de la ciudad, con largas colas (no se pueden hacer reservas) a su puerta y donde las especialidades de chocolate, como la tarta de chocolate con helado de maíz y salsa de vino tinto es reina.

El arte con sabor a chocolate no es nuevo: uno de los cuadros de la colección del Moma es Basel on the Rhine, una obra hecha con chocolate firmada por Dieter Roth en los años sesenta. Y hace un año, un Cristo de chocolate blanco firmado por Cosimo Cavallaro que iba a ser expuesto en Semana Santa en Nueva York levantó las iras de la Iglesia católica. Su exhibición fue suspendida entonces, pero el chocolate acabó triunfando y se mostró unos meses después en una galería neoyorquina.

Uno de los locales de la cadena de chocolaterías de Max Brennen en Nueva York, cuya especialidad es la pizza de chocolate con <i>marshmellows.</i>
Uno de los locales de la cadena de chocolaterías de Max Brennen en Nueva York, cuya especialidad es la pizza de chocolate con marshmellows.
Carmen Botez, en La Maison du Chocolat, en Nueva York.
Carmen Botez, en La Maison du Chocolat, en Nueva York.

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