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El Ayuntamiento segrega la cultura por distritos

Las actividades y los presupuestos culturales generan grandes agravios comparativos entre zonas de la capital

Patricia Ortega Dolz

Los que vivan en Moncloa podrán acudir a la ópera a ver La Bohème, Fígaro o el Barbero de Sevilla. Los que vivan en Villaverde, en cambio, tendrán que conformarse con un coloquio, una conferencia o una exposición en alguno de los seis centros culturales del distrito o esperar a la superactuación del cantante de turno. "Siempre ha habido clases", pero que se consienta que las siga habiendo en el acceso a la cultura desde el Ayuntamiento de Madrid es, cuando menos, alarmante.

El Consistorio destina una partida presupuestaria a cada una de las 21 juntas de distrito, "en función de los proyectos y actuaciones que están previstos de acuerdo con nuestro programa electoral", explican en el Consistorio. Pero luego es cada concejal de distrito quien gestiona ese presupuesto de manera autónoma, o sea como considera oportuno. "Es como si dentro del presupuesto hubiera otros 21 presupuestos", explican desde la concejalía de Hacienda del Consistorio.

El gasto para cultura en algunas juntas es menor que el de publicidad
"Siguen planteando una cultura de dos velocidades", dice Hernández, de IU
La Oficina Cultural de Proximidad ha tardado dos años en ser montada

El resultado, a falta de una coordinación y supervisión mayor, son unos agravios comparativos clamorosos entre unos distritos y otros, tanto en la calidad de las propuestas culturales como en los presupuestos con los que cuenta cada distrito para sus espectáculos y eventos artísticos.

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Así, mientras, según el Boletín Oficial del Ayuntamiento de Madrid (BOAM), se destinan 294.900 euros para el distrito de Latina (145.000 para 212 actividades de aquí hasta julio); se dedican, en cambio, 463.566 euros al distrito de Moncloa-Aravaca para 100 espectáculos (por una media de 2.949 euros cada uno). A Vicálvaro le llegan 86.000 euros para sus actividades culturales, 105.000 euros al Puente de Vallecas o 107.000 euros a Villaverde. En resumen, el gasto en actividades culturales para 2008 de muchos distritos es inferior al gasto en publicidad cultural (168.666 euros para anunciar las actividades de un trimestre) del distrito que más presupuesto destina a su programación cultural: el de Moncloa-Aravaca.

El Ayuntamiento carece de un plan cultural en el que queden enmarcados los 21 distritos de la capital con sus 88 centros culturales, "algunos de los cuales se encuentran vacíos y sin actividad", denuncia el concejal socialista Daniel Viondi, refiriéndose a algunos centros de San Blas y Carabanchel."Las desigualdades en la oferta cultural que ofrecen los distritos son escandalosas e inaceptables", dice el concejal del PSOE, que ha solicitado que todos los distritos de la ciudad "tengan una oferta cultural de proximidad y calidad y que los vecinos de Vallecas o Villaverde no tengan que conformarse con una programación cultural cutre y de saldo".

"Siguen planteando una cultura de dos velocidades", dice Milagros Hernández de IU. "Una ciudad de grandes acontecimientos centralizados que llegan a una pequeña parte de los ciudadanos y otra realidad en los distritos, donde las partidas se limitan a mantener una baja actividad cultural con centros culturales que se convierten en academias (talleres) y pocas actividades", agrega.

La prueba más clara de la descoordinación y de la falta de supervisión del Ayuntamiento sobre la cultura que llega a los distritos, son las propias declaraciones del director general de Actividades Culturales de la Concejalía de las Artes, Manuel Lagos: "La orientación cultural de cada distrito la marca cada concejal y la propia vida del distrito, pero no tiene la marca de la casa de las artes". Y agrega: "No conozco cómo se desarrolla la participación cultural en los distritos, el área [de las artes] está destinada a la cultura de la ciudad de Madrid".

Lo decía Lagos, a la vez que defendía "la necesidad de acercar la cultura a todos los ciudadanos, de descentralizar el trabajo artístico, de que la cultura tome un movimiento centrífugo en lugar de centrípeto desde la almendra central de la ciudad, que es donde se concentran las grandes instituciones culturales".

El responsable cultural del PP de Madrid y concejal de Moncloa-Aravaca (140.000 habitantes), Álvaro Ballarín Valcárcel, dirige el distrito que más dinero dota a sus actividades culturales. Su argumento: "Es un distrito abierto, moderno, de gente culta y preparada a la que tenemos que ofrecer un programa de calidad". "Además, el hecho de tener a la Universidad Complutense nos obliga a tener un proyecto cultural elevado". Este fin de semana, de nuevo ópera: El barbero de Sevilla en el Paraninfo de la Complutense. Pero Ballarín no escatima en el uso de los cuatro centros culturales de su distrito con propuestas de música moderna, teatro, danza o literatura.

Entre tanto, en Villaverde (146.000 habitantes), dirigido por Joaquín Martínez Navarro, continúan con sus coloquios, conferencias y algunas exposiciones "y conciertos de música clásica en convenio con Ibercaja", comenta un consejero técnico del distrito.

Las diferencias entre la programación de los distritos es clamorosa para el propio Ayuntamiento. Por eso el programa electoral de los populares en las pasadas elecciones (mayo de 2007) incluía un "brazo ejecutor" un "órgano de trabajo", como lo denomina Lagos, que supuestamente se encargaría de "acercar la cultura a los ciudadanos de los distritos". Lo llaman Oficina Cultural de Proximidad, que cuenta "con una asesora técnica y con más asesores", explica el director de Actividades Culturales. Ha tardado dos años en montarse y ha empezado a funcionar a principios de este año. De momento, desde ahí se ha promovido la propuesta Distrito Artes (500.000 euros para los 21 distritos en "algunas actividades complementarias de teatro y danza a lo largo del año"). Y este año la oficina se ha lanzado también con la propuesta Compañías Residentes (70.000 para facilitar locales de ensayo a cinco compañías: dos de teatro, Factoría Teatro y Teatro del Astillero, y tres de danza, Arrigueritos, Siempre en Compañía y Santa María Compañía de danza).

A la vista de la programación real y de las diferencias entre los distritos de la ciudad, la función "complementaria" de la Oficina de Proximidad Cultural es claramente insuficiente si el Ayuntamiento no quiere dar rienda suelta a la cultura de clases.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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