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PUNTO DE OBSERVACIÓN
Columna
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El último cartucho

Soledad Gallego-Díaz

Los dos candidatos, el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Rajoy, se juegan esta noche su último cartucho electoral en el segundo cara a cara televisado. Las expectativas han sido tantas que se puede pensar que, salvo catástrofe imprevisible, la campaña quedará prácticamente cerrada esta noche. El primer encuentro, aseguran los especialistas, no movió casi voto, ni para un lado ni para otro (en ese sentido, fue mucho más operativo el debate entre Solbes y Pizarro). El segundo cara a cara será la última posibilidad de decantar los dos puntos en juego que predicen siempre los expertos para este tipo de debates. No es mucho, pero pueden ser importantes cuando los sondeos están dando una diferencia de sólo cuatro (aunque la intención de voto directa siga marcando 10 puntos a favor de los socialistas). Sea como sea, el PSOE tiene que utilizar el último cartucho para tomar distancia y conseguir una mayoría suficiente. Y el PP, como mínimo, para pegarse aún más a los presuntos ganadores y obligarles a encarar una legislatura agotadora. Por encima de todo, los dos candidatos necesitan ganar con alguna claridad el debate para animarse a sí mismos y para alentar a sus equipos y, especialmente, a sus votantes. Si uno de los dos sale notoriamente derrotado, el desánimo arrasará en sus filas, sin tener casi tiempo para corregir el rumbo. Lo importante en los últimos días de campaña, dicen los expertos, es mantener viva la tensión (que no tiene nada que ver con la crispación) y las lealtades de cada uno. A la vista del mitin de ayer en León, parece que los populares no tienen la menor duda de dónde están depositadas sus lealtades: en Aznar, que pronunció ayer un discurso sombrío, extrañamente parecido a uno de sus últimos y más oscuros mítines de 2004, en Sevilla. Un mitin con la misma y porfiada teoría: la idea de España está asociada al PP y a su persona, les guste o no a los ciudadanos. Así que, por muy enfadados que puedan estar por determinadas circunstancias, no tienen más remedio que apoyar al PP, a riesgo, nada menos, que de perjudicar a España.

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