Pescando en mar ajeno
PSOE y PP intentan captar a votantes del rival en la recta final de la campaña
"Si cuando salgáis de aquí", alecciona José Bono a sus fieles, "algún vecino se acerca y os pregunta:
-¿Qué ha dicho Pepe Bono?
Vosotros le decís: me ha dado recuerdos para ti".
La gente se echa a reír con la ocurrencia, e Isabel, una señora muy socialista que ha ido al mitin junto a su hija y dos banderas de plástico, una de España y otra del PSOE, mueve la cabeza con rendida admiración:
-¡Lo que sabe el jodío!
Esto es Torrijos, provincia de Toledo, 11.500 habitantes. La radio dice que Zapatero, en estos mismos momentos, se está dirigiendo a 15.000 personas reunidas en la plaza de toros de Zaragoza. Decenas de periodistas y de cámaras de televisión están pendientes de cada gesto del líder, calibrando el tono de su voz, buscando algún giro nuevo en su mensaje. Bono, mientras, sigue hablando a sus paisanos, un conglomerado de ancianos de negro, madres con niños que lloran, hombres con la corbata de los domingos, muchachas que teclean mensajes en sus móviles.
El PSOE repite que la derecha no merece dirigentes como Rajoy o Aznar
Todo empezó un sábado de julio de hace ocho años. Zapatero, contra todo pronóstico, ganó el congreso del PSOE a Bono. La diferencia fue de nueve votos. Aquellos nueve votos marcaron el futuro de uno y de otro, sobre todo después de que el líder del PSOE venciera al PP en las elecciones de 2004. De nuevo el próximo domingo Zapatero y Rajoy se disputarán su futuro palmo a palmo, voto a voto, pero antes -esta noche- volverán a verse las caras para tratar de descubrir dónde se esconde la victoria o la derrota, y cómo es de estrecha o de larga la calle que lleva de una a otra.
-Si yo os pregunto -se dirige Bono a su gente-, ¿qué es lo que echáis de menos? Seguramente me responderéis: al padre que murió, a la novia que no está. Pues cuando se lo preguntaron a Cañete dijo que echaba de menos a los camareros con pajarita que le servían la tostada con manteca colorá... Esta gente del PP debe estar avergonzada con sus dirigentes. Los que les votan son mucho más inteligentes que ellos. Cómo estará el PP para que Fraga, que no es un izquierdista, le pida moderación. Dicen que van al centro. Y me pregunto: ¿de dónde vendrían cuando aún están por los parajes de la manteca colorá?
Los vecinos que aplauden a Bono saben a la perfección -¿cuántos mítines le habrán escuchado ya?- que en la próxima frase puede llevarles de la sonrisa a la lágrima -hablándoles de las madres de los soldados del Yak-42- y de nuevo a la sonrisa: "Cuando yo me presenté por primera vez, la derecha decía que si llegábamos íbamos a tirar a la Virgen por el puente. Ahora siguen igual. Pero vosotros sabéis que si no fuera compatible ser cristiano y socialista, la mitad de las iglesias estarían cerradas. Y también la mitad de las sedes del PSOE. ¡Menos mal que los micrófonos lo aguantan todo! Porque si no, algunas radios explotarían por la mañana".
El PSOE y el PP siguieron ayer estrategias simétricas. El PSOE quiso dejar claras sus firmes posiciones de izquierda. Y Rajoy -con la invitación cursada a Aznar para salir juntos en la foto- quiso contentar a su sector más radical. Pero también unos y otros lanzaron guiños a las huestes del adversario. Los socialistas -sirvan de ejemplo las palabras de Bono- quieren grabar el mensaje de que el centro derecha no se merece a Rajoy, Aznar, Zaplana y Acebes. Y éstos pidieron a la izquierda moderada que no deje que Zapatero siga "rompiendo España". También los votantes de IU recibieron un guiño del PSOE para que no malgasten su voto. Llamazares, que ya se ha transmutado hasta en muñeco virtual, optó ayer por colocarse al cuello un pañuelo palestino. A ver si así.
-¿Te acuerdas -le pregunta Bono a un muchacho sentado en una silla de ruedas- cuando te regalé el reloj?
Y, mientras el muchacho dice que sí emocionado, Isabel, la militante socialista, cuenta al oído del periodista.
-Dicen que Bono lleva una maleta de relojes en el coche. Regala el que lleva puesto y la gente se queda muy impresionada. Luego va al coche, abre la maleta y se pone otro. Yo no sé si es verdad, pero me pega. ¡Lo que sabe el jodío!
