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Reportaje:

Chequeo al 'Peine del Viento'

Los técnicos de Inasmet toman una muestra de las esculturas de Eduardo Chillida para realizar un informe sobre el estado de conservación del acero

La tabla de mareas y el pronóstico del tiempo indicaron que ayer por la mañana era el momento ideal para trabajar en el Peine del Viento. Cuando la bruma todavía difuminaba los contornos de la bahía de La Concha, los especialistas del centro tecnológico Inasmet empezaron la operación para liberar una pequeña superficie de la escultura de Eduardo Chillida del óxido que cubre el acero y poder tomar una muestra para estudiar la estructura del metal en el laboratorio. No hay motivo de alarma, advierte Luis Chillida, responsable de Chillida-Leku, el Peine goza de buena salud después de 30 años sufriendo el azote del Cantábrico. Los resultados del estudio serán presentados en mayo en unas jornadas técnicas que organiza Inasmet.

El óxido es la protección natural del acero corten que Chillida eligió para las esculturas. Es acero al carbono, con cobre y níquel en proporciones mínimas que le proporcionan su color característico y una mayor resistencia, forjado en la fábrica de Patricio Echeverría en Legazpia . "Los ingleses lo llaman weathering steel [de weather, tiempo atmosférico] por su capacidad para soportar la intemperie", explicaba Ángel Mari Irizarri, uno de los ingenieros de Inasmet. El primer paso para llegar al interior de la pieza fue limpiar una pequeña superficie con una rotaflex. El proceso avanzó durante hora y media puliendo un rectángulo de apenas seis centímetros cuadrados en la cara interior de la escultura. El técnico encargado del trabajo utilizó lijas cada vez más finas y después paños con diamantes como abrasivo hasta llegar a marcar líneas de una micra (una milésima de milímetro). Cuando el acero brillaba como un espejo, seis milímetros por debajo de la superficie, se aplicó un revelador capaz de trasladar a un trozo de celulosa la estructura micrográfica del metal. Ese trozo de celulosa será analizado al microscopio en el laboratorio para determinar el deterioro del acero, igual que se hace con los materiales de equipos industriales.

Cubrirse de óxido es una forma de envejecer con dignidad, decía ayer Luis Chillida recordando la opinión de su padre sobre el efecto del paso del tiempo sobre las esculturas. El chequeo no dejara cicatrices en el Peine del Viento. En pocos días el salitre y la humedad harán que el rectangulo que ayer estaba bien pulido vuelva a estar cubierto de óxido anaranjado.

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