El Racing celebra un empate
Los cántabros salvan un punto al final ante el Zaragoza de Irureta
Los empates ya no se celebraban en Santander, acostumbrado a victorias cortas pero contundentes. Hasta ayer. Después de manejar el partido; desbordar al Zaragoza de Irureta, demasiado parecido a los anteriores, y contar con casi todas las ocasiones, el Racing se encontraba perdido a falta de cinco minutos. Un resultado inverosímil en la balanza de méritos, pero real.
El cuadro aragonés, sostenido y aupado por una picardía de Milito tras un semifallo de Coltorti y por una individualidad de Celades, acompañada de una pared Milito-Oliveira, necesitaba la victoria a cualquier precio. Incluso a costa del fútbol. Pero, con todo a su favor, a su defensa, primera obsesión de Irureta, le temblaron las piernas al despejar un córner, renuncio aprovechado por Tchité para, en la prolongación, llevar algo de justicia al resultado.
RACING 2 - ZARAGOZA 2
Racing: Coltorti; Sergio Sánchez, Garay, César Navas, Ayoze; Jorge López, Duscher, Colsa, Pablo Álvarez (Serrano, m. 67); Bolado (Tchité, m. 62) y Smolarek. No utilizados: Díez; Pinillos, Luis Fernández, Szetela y Marcano.
Zaragoza: César; Diogo, Pavón, Sergio, Juanfran; Gabi (Celades, m. 78), Zapater, Luccin, Óscar (Paredes, m. 70); Oliveira (S. García, m. 85) y Milito. No utilizados: L. Vallejo; Generelo, Guerrero y Goñi.
Goles: 1-0. M. 4. Iván Bolado. 1-1. M. 60. Diego Milito. 1-2. M. 84. Celades. 2-2. M. 92. Tchité.
Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Luccin, Sergio Sánchez, Diogo y Juanfran.
22.000 espectadores en El Sardinero.
Antes de sufrir para empatar, el Racing se había reivindicado como el conjunto inteligente, vigoroso en la presión e imbatible al que se teme. Ni rastro de la medrosa apariencia del Camp Nou. César Navas, suplente habitual, y Garay secaron a Oliveira y Milito, a excepción de esos dos detalles de rapidez y genialidad del dúo. Colsa fiscalizó el juego e impuso el ritmo. Y el gol lo aportó un eléctrico Iván Bolado en su primera intervención.
Aunque parecía improbable, a los de Irureta se les apareció una falta, Diogo lanzó y Milito, al rechace, obró el milagro de la resurrección. Después, Celades batió a Coltorti con un cabezazo bombeado. Pero Marcelino es un experto en imposibles y ha aportado a sus jugadores un plus de bravura y orgullo que estalló en los minutos finales con la igualada de Tchité.