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Crítica:LOS ELEGIDOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un viaje por cuatro siglos de creación literaria

Siervo sin tierra

Eduardo Caballero Calderón (1954)

"La Tránsito contó que cuando venían en el camión de los exiliados...", dice el epílogo, y el lector puede pensar que la Colombia agraria y fratricida, inmersa en la guerra de la violencia, que la estremeció sobre mediados del siglo pasado, y que es el marco de Siervo sin tierra, no dista mucho de la Colombia de hoy, donde la muerte sigue enseñoreándose y los Siervos mueren a diario, perseguidos y espantados de su tierra, con la esperanza de una redención que demora su llegada. La literatura de Eduardo Caballero Calderón está inscrita en lo real, que no necesariamente es maravilloso, pero que tiene el gran valor de ser arte haciendo historia, así la historia parezca que avanza a paso de tortuga, mientras el arte da cuenta de su andar. Caballero (1910-1993) fue columnista, ensayista, escritor y fundador de la editorial Guadarrama (Madrid, 1953).

Marbel Sandoval (Colombia)

María

Jorge Isaacs (1867)

Cuando el doctor Urbino recuerda el "destino de los amores contrariados" en El amor en los tiempos del cólera, quizás García Márquez estaba pensando en María, la gran novela sobre ese tema que Jorge Isaacs (1837-1895) publicó en 1867. Hito del romanticismo, la novela narra una historia de encuentros y desencuentros entre Efraín y su prima María en un hermoso ambiente natural y desenlace inesperado. El romanticismo sabía que los grandes amores sólo pueden realizarse a la distancia, y deben estar acompañados por la tragedia. Nuevas lecturas han renovado su vigencia: ha sido vista como una alegoría del proyecto hegemónico de la nación colombiana (Doris Sommer) y, debido al judaísmo de los personajes en medio de una sociedad profundamente católica, como "un relato sobre el desarraigo y el exilio" (Gustavo Faverón).

Edmundo Paz Soldán (Bolivia)

Morada al Sur

Aurelio Arturo (1963)

Aurelio Arturo (1906-1974) es para muchos el gran poeta de Colombia del siglo XX y tal vez el más grande junto a José Asunción Silva. Su poesía está impregnada de vida y frescura, y su lenguaje es de una musicalidad tenue, donde las palabras aparecen domesticadas y armonizadas por un tono en apariencia menor. Morada al sur, el único poemario que publicó en vida, pero que empezó a trabajar 30 años atrás, tiene ese encanto excepcional en la poesía. Tiene muchos otros, pero, junto al tono, es el trabajo de la nostalgia lo que hace de Arturo un poeta singular y revolucionario en el panorama de la poesía de su país. Por primera vez la nostalgia no es aquí un ejercicio de la melancolía, sino un canto o un motivo para el canto, pues no se lamenta lo que pasó, lo que dejó de ser, sino que se celebra lo que al devenir permanece en la emoción y en el recuerdo.

Dasso Saldívar (Colombia)

Aura o las violetas

José María Vargas Vila (1887)

Ésta es la primera novela del segundo escritor más leído de Colombia, y exitoso en España y América. Pero la que fue en su época una gloria inequívoca, es hoy un equívoco literario. Con pocas excepciones -ciertos panfletos anticlericales y políticos- esos libros han envejecido extraviados en su frondosidad verbal. Vargas Vila (Bogotá, 1860- Barcelona, 1933) dejó huellas insuperables en corrientes radicales del pensamiento liberal. Soportó en vida epítetos como "lenguaraz despreciable", "luciferino mendaz" o "degenerado". Su romanticismo fue tardío. Y la trama de esta curiosa nouvelle es hoy un ingenuo culebrón: dos adolescentes se juran amor eterno; se separan; él regresa tres años después pero la encuentra casada, por conveniencia. En el colmo del extravío trágico, la novia se suicida y, ay, el novio exhuma el cadáver y lo colma de delirantes abrazos y besos.

Óscar Collazos (Colombia)

Cien años de soledad

Gabriel García Márquez (1967)

Enero de 1968. Mis dieciséis años. Allí estaba yo, cruzando los Alpes en un bus de turismo sin poder levantar la vista del libro que estaba leyendo. Nuestra guía me incitaba a disfrutar del paisaje. Pero yo había visto los Alpes en fotos y en el cine. En Macondo, en cambio, pasaban cosas nuevas, insólitas, extraordinarias. Nunca antes había leído algo así. Nunca nadie me había contado una historia de esa manera y no sabía que era posible. Levantar la vista para mirar por la ventanilla me parecía una fractura en la perfección de la magia. Nadie me había dicho todavía que eso se llamaba realismo mágico. El estilo de García Márquez (1927) todavía no había sido bastardeado, imitado hasta la náusea y no se había convertido en obligatorio, y por lo tanto justamente detestado por los autores latinoamericanos. Un hito en la narrativa mundial que se lanzó en Buenos Aires.

Ana María Shua (Argentina)

Poesías

José Asunción Silva

"Yo, el libertino curioso de pecados raros que ha tratado de ver en la vida real, con voluptuoso diletantismo, las más extrañas prácticas inventadas por la depravación humana...". Este fragmento vale por toda una declaración de principios de José Asunción Silva (1865-1896), cuya vida, trágica y romántica, terminó 31 años después, de un balazo en el corazón. Todo en él fue naufragio: la empresa comercial que heredó, la muerte de su hermana Elvira, quizá su amor oculto. Algunos de sus poemas fundan el malditismo hispanoamericano, en los antípodas de Rubén Darío. Sus pecios demuestran su genio como poeta maldito, de delicada sensibilidad, metáforas audaces, un lírico lleno de spleen, desajustado con las convenciones sociales de su tiempo. Tuvo una influencia notable en la obra de César Vallejo y Oliverio Girondo, los otros grandes.

Cristina Peri Rossi (España)

Femina Suite

R. H. Moreno Durán (1977-1983)

Formas inexploradas del acto de leer, abrirse a lo liminal y acceder al canon por la puerta trasera: la trilogía de Moreno Durán (1946-2005), es una obra representativa más que de una generación, de un síntoma. El de los nacidos en la era de las mujeres autosuficientes que reaccionan -casi siempre mal- a los distintos usos del poder de sus contemporáneas "empoderadas". En Juego de damas un escritor teoriza sobre La Mujer que lo lleva a pensar en una forma de gobierno llamada Coñocracia. Con irritación describe el viaje evolucionista hacia un orden ancestral donde las mujeres ganan las partidas. Le siguen El toque de Diana y Finale capriccioso con Madonna. La obra se funda en la parodia y en un método que consiste en denostar al único objeto de valor que se cree tener y que se sabe perdido de antemano: las mujeres y las palabras con que solíamos nombrarlas.

Rosa Beltrán (México)

El carnero

Juan Rodríguez Freyle (1638)

"Libro singular y para su época insólito" llamó Moreno Durán a El carnero de Juan Rodríguez Freyle (1566-1640), escrito en 1638 y que repasa con minucia sucesos no oficiales y crónicas impresentables de los españoles establecidos en las Indias de Tierra Firme desde la alborada del siglo XVI, tejiendo así los hilos sutiles de la sociedad que habría de advenir colombiana. Mezclando orígenes secretos con acciones legítimas, El carnero narra con delicia cadenas de muertes perpetradas por celosa hueste, epidemias de pasquines, audacias de caballeros y de damas, adulterios y fratricidios, que suscitaron escándalo en la pacata sociedad santafereña de la Colonia, con la intención mordaz de satirizar a quienes se pretendían de noble cuna y de relatar los intríngulis de los conquistadores y primeros habitantes de lo que un día se llamaría la Nueva Granada.

Enrique Serrano (Colombia)

La tejedora de coronas

Germán Espinosa (1982)

La producción de Germán Espinosa (1938-2007) -lírica, narrativa, ensayo, periodismo o autobiografía- genera preguntas renovadas sobre la relación historia/ficción, barroquismo y escritura, identidades colectivas y aconteceres hispanoamericanos. Más allá del realismo mágico, su quehacer se proyecta cada vez más en ámbitos extranjeros: traducciones de Los cortejos del diablo (1970), El signo del pez (1987) y La tejedora de coronas (1982), cuya figuración de otra historia posible para América Latina es una profecía desde el pasado, donde no importa lo que seremos, sino lo que somos y hemos sido. No por casualidad fue seleccionada por la Unesco en 1991 como obra representativa de la humanidad. Para Espinosa, lo azaroso del futuro hace que cualquier ruptura con la historia sea irresponsable.

Cristo Rafael Figueroa (Colombia)

Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero

Álvaro Mutis (1983-1993)

Mutis (1923) concibió un héroe de poema, Maqroll, que cobró vida y se hizo novela y mito. Cada logro del héroe será una amenaza futura, un logro que permitirá seguir. El viaje es el destino: el río, la oscura selva, Panamá, los valles andinos, humanos que van hacia la plenitud estropeándose, y Maqroll, marinero desterrado en tierra, "el que asume la responsabilidad de una tarea conociendo su inutilidad final". Su historia de desastres gira en el tiempo estancado de las ensoñaciones y la memoria, todos los momentos en éste, la vida de Francisco de Asís y las guerras medievales de los nobles franceses, y la última obsesión, mientras la vida se va en barcos, burdeles, y caminos donde la gente coincide al azar en una secuencia de infortunios, a los que "no hay que darles un sentido trascendente de fatalidad metafísica". La fatalidad es física.

Justo Navarro (España)

La vorágine

José Eustasio Rivera (1924)

La vorágine es una novela fundacional. Y no sólo de la literatura colombiana, sino en buena medida de la latinoamericana. La obra de José Eustasio Rivera (1889-1928) rompe los modos de escritura que imitaban a los europeos e inaugura una línea de firme raíz americana, con un empleo del lenguaje lleno de desparpajo y a menudo elegiaco, como un poema en prosa. La obra es una tragedia que denuncia sin concesiones la crueldad de las explotaciones caucheras a principios del siglo XX. La selva, en la novela, es un territorio maligno, de muerte y de venganza, en donde los humanos están condenados a la perdición. Lo anuncia el protagonista, Arturo Cova, en uno de los mejores comienzos de la Historia de la literatura: "Antes de que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia".

Javier Reverte (España)

La Marquesa de Yolombó

Tomás Carrasquilla (1928)

Tomás Carrasquilla Naranjo (1858-1940) es considerado el primer escritor colombiano dedicado completamente a la literatura. El referente de sus novelas y cuentos es la región antioqueña, pero su obra crea un interés americano y universal. En su ficción, las relaciones que se establecen entre los valores, las actuaciones y la representación de los personajes y sus acciones muestran cómo ellos producen respuestas realistas en los lectores, quienes terminan por aceptar las propuestas de las voces textuales. La Marquesa de Yolombó es su mejor novela, y la única histórica que escribió. La acción que abarca los últimos días de la colonia hasta entrada la República presenta un retablo de la época, lo que metafóricamente sería el devenir colectivo de Colombia y de América. En ella, la metáfora "representacional" la adscribe al movimiento criollista.

Flor María (Colombia)

La Virgen de los Sicarios

Fernando Vallejo (1994)

Un hombre llamado Fernando regresa a su ciudad natal, Medellín, con la misma voluntad de mirada que puso Dante en su descenso a los infiernos. Alexis y Wílmar serán los ángeles de la muerte que acompañarán al poeta en su recorrido a los abismos apocalípticos. Quien ahora narra es gramático, letrado (¿humanista?) y gran iconoclasta que decide dar testimonio de su pasión ácida por Colombia a través de las aventuras y desventuras de sus amantes sicarios quienes, después de matar a diestra y siniestra, van a pedir a la Virgen que los salve, no tanto de los crímenes como de haberse acostado con sus novias. La autodestrucción y una ironía sabia corearán todas las desgracias de este viaje a la ciudad del no retorno. Kavafis, Rimbaud, Verlaine, Céline son los fantasmas callados que el narrador enciende en su desgarramiento crónico. Esta novela no se olvida.

Nuria Amat (España)

Poesía completa

Porfirio Barba Jacob (1937)

Seudónimo (entre muchos) de Miguel Ángel Osorio, Porfirio Barba Jacob (1883-1942) nació en Santa Rosa de Osos y murió en México DF. De biografía atrevida y alucinada, vivió por media América como periodista y agitador político. Su poesía -que se abre en 1907 con Campiña florida- está a caballo entre un modernismo que se va quedando viejo y algunos muy apasionados y novedosos poemas donde se presenta abiertamente como homosexual y marihuano. Su principal antología, Rosas negras (1933), la publicó en Guatemala. Pero sólo por poemas como 'Balada de la loca alegría', 'Canción de la vida profunda (1928)' o el magnífico 'Los desposados de la muerte' merece un puesto notable (pese a otras irregularidades) en la poesía de su país e incluso del idioma. Contra casi todo, su malditismo es auténtico.

Luis Antonio de Villena (España)

Delirio

Laura Restrepo (2004)

Laura Restrepo (1950) había escrito siete libros, varios premiados y de gran éxito de ventas (como Dulce compañía), antes que Delirio: ese delirio de narración apenas interrumpido por puntos. La novela comienza con el recuerdo de una ausencia, un marido que desaparece por tres días y que, al volver, encuentra a su mujer sumida en la locura. A partir de esa anécdota, Restrepo arma un gran tapiz de la sociedad colombiana donde el narcotráfico y la hipocresía son los hilos que sostienen la trama. El viaje del inicio, la errancia de los personajes a través del pasado de Agustina en búsqueda de su cordura nos remiten a la mitología griega, al espacio de la narración oral de las grandes sagas familiares donde la sintaxis pesa menos que las palabras, que parecen curarlo todo. Hasta el propio delirio.

Gabriela Alemán (Ecuador)

Una holandesa en América

Soledad Acosta de Samper (1888)

Publicada hoy, 130 años después de su única edición, Una holandesa en América (Casa de las Américas y Universidad de los Andes, 2007), de Soledad Acosta de Samper (1833-1913), invita a repensar el desarrollo cultural hispanoamericano. Hecha de cartas y trozos de diarios de una holandesa y una colombiana, critica la idealización que el romanticismo hace de las mujeres y la naturaleza americana, y propone nuevas descripciones de ambas que les den acceso a espacios alternativos de autocomprensión y desempeño. La autora tiene una prolífica obra narrativa e histórica y fundó y dirigió el primer periódico hispanoamericano dirigido y redactado sólo por mujeres. Un renovado interés por su obra narrativa ha hecho posible la reedición reciente de varios de sus libros raros y curiosos.

Carolina Alzate (Colombia)

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