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Tribuna:Conflicto entre Washington y Ankara
Tribuna
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¿Controversia o instrumento?

Francisco Veiga

En abril de 1915, durante la I Guerra Mundial, el Imperio otomano estaba siendo atacado desde distintos frentes (Dardanelos, Mesopotamia, Cáucaso), lo cual hacía temer un inminente colapso militar. Una de las ofensivas más peligrosas estaba protagonizada por el Ejército ruso, ayudado por guerrilleros armenios en el Cáucaso. El 24 de abril, el Estado Mayor otomano ordenó evacuar a la población civil armenia de la zona para reasentarla en áreas muy alejadas del frente. Sin embargo, las operaciones de deportación, que se prolongaron durante meses, pronto degeneraron en matanzas, perpetradas muchas veces por los mismos encargados de escoltar a los civiles desplazados. Los responsables materiales fueron, en su gran mayoría, unidades irregulares de kurdos y circasianos, o bien grupos paramilitares formados incluso con presidiarios liberados. Además, las condiciones sanitarias de los traslados eran tan deficientes, que miles de mujeres, niños y ancianos perecieron de fatiga y enfermedades.

Las cifras de la masacre varían entre el millón y medio de víctimas que utilizan los nacionalistas armenios y las 300.000 que manejan sus homólogos turcos. En cualquiera de ambos casos, el evento puede ser calificado como genocidio. Sin embargo, la polémica ha evolucionado hasta centrarse en el esclarecimiento de la motivación real que guió a las autoridades otomanas: ¿Fue un genocidio intencionado de principio a fin, y planeado desde Estambul? ¿Fue cosa de autoridades locales o bien el resultado previsible de una operación de contrainsurgencia como las que previamente habían organizado los españoles en Cuba o los británicos en Suráfrica, con alto coste de vidas civiles? Falta de documentos, aparición de algunas pruebas falseadas y, sobre todo, la sempiterna y candente politización del acontecimiento hacen difícil la clarificación.

La campaña de represalias organizada por los nacionalistas armenios comenzó inmediatamente después de la Gran Guerra: dos miembros del triunvirato que gobernó el imperio entre 1913 y 1918 fueron asesinados por activistas armenios. Años después, un grupo terrorista denominado Ejército Secreto Armenio para la Liberación de Armenia, fundado en 1973, asesinó a más de 35 diplomáticos turcos a lo largo de 20 años. Con el tiempo, el debate sobre el genocidio armenio se ha ido convirtiendo en un instrumento de presión contra el Gobierno turco en diversos frentes. Recientemente, es un argumento muy utilizado desde aquellos países que se oponen al acceso de Turquía a la Unión Europea. Pero también han recurrido a ella los grupos de presión armenios en Francia o Estados Unidos en relación con los proyectos de tendido de gasoductos y oleoductos que discurren por el Cáucaso y evitan territorio de la República armenia, que por otra parte es un satélite militar ruso. Ahora, la reciente iniciativa del comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes estadounidense podría ser una forma escenificada de presionar a Ankara para que se abstenga de lo que parece una inminente intervención turca en Irak. Por último, sectores de la ultraderecha internacional podrán estar buscando la demostración de que el Holocausto judío no fue un hecho único y aislado, rebajando su importancia histórica al equipararlo con el genocidio armenio y el Holodomor, o genocidio ucraniano de 1932-1933.

F. Veiga es autor del libro El turco. Diez siglos a las puertas de Europa (Debate).

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