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'El sueño de una noche de verano' lleva las hadas al mundo de los gitanos

Antonio Carmona ha compuesto nueve temas para el montaje de Tamzin Townsend

El Festival Internacional de Teatro de Vitoria ha programado una singular versión de El sueño de una noche de verano, de Shakespeare. Su fusión de fantasía y realidad se ha trasladado de un bosque inglés a una luminosa playa de Cádiz, donde hadas y elfos emergen del fondo del mar y se mezclan con el mundo de los gitanos. La versión concebida por Juan Bosco ha sido dirigida por Tamzin Townsend.

La intención de la directora con ese cambio de contexto ha sido acercar el texto clásico a la cultura mediterránea, más próxima y reconocible para el público español, y así el resultado es que la historia ha terminado enmarcada en el mundo gitano. Resulta una de las principales singularidades que distinguen esta versión producida por Concha Busto y lo que la hace especial entre los miles de montajes precedentes de una obra que Townsend define como "llena de magia, poesía y diversión, que habla de un amor enloquecido, de pasión y de maldades".

El montaje se podrá contemplar mañana en el Teatro Principal (20.30; 11 a 23 euros).

"No hablamos de la comunidad gitana. Sólo la ponemos de marco para exponer una situación familiar muy extrema. Alucino cuando la gente dice que es una propuesta arriesgada simplemente por mezclar dos mundos tan distintos", puntualiza la directora inglesa, a quien la fusión resultante le parece muy coherente, y más cuando "Shakespeare cuenta tan bien las historias" que no ha sido necesario cambiar el texto.

Otro elemento diferenciador son las nueve canciones compuestas para la ocasión por Antonio Carmona, ex miembro de Ketama, que son interpretadas en escena por varios músicos, y entonadas y bailadas por el elenco de jóvenes actores, que incluye a Claudia Giráldez (Hermia), Alfonso Begara (Lisandro), Javier Godino (Demetrio) y Nur Al Levi (Helena).

La música y las canciones de marcado acento flamenco y balcánico cobran protagonismo en un montaje con cierto regusto folclórico, aunque sus intérpretes se resisten a presentarlo como un musical.

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Libertad para jugar

"Nos ha salido un espectáculo muy ágil y lleno de risas, acrobacia y música", ha afirmado, no obstante, su directora, quien ha buscado obtener el mayor rendimiento de los actores a sus órdenes otorgándoles libertad casi plena para dar rienda suelta a su propia creatividad y para "jugar" en escena.

En el reparto actual Tomás Álvarez sustituye a Asier Etxeandia, actor bilbaíno que en las primeras funciones interpretó a Teseo, el duque de Atenas, y a Oberón, el rey de las hadas. Sus personajes son fundamentales en el desarrollo de un título que habla, con tintes de comedia, de la pasión y el poder que pueden tener los dioses para manipular los sentimientos de los humanos (el amor, el odio y la pasión) hasta niveles destructivos.

En el momento de su estreno, el pasado enero en Málaga, el montaje también recabó mucha atención por incluir la presencia de Alba Flores, hija del difunto Antonio Flores, quien con anterioridad había mostrado sus dotes dramáticas en Luna de miel en Hiroshima y en películas como El calentito, Atahualpa y La corona y la peineta. De igual modo, se le auguró un mayor éxito comercial, dados los antecedentes de Tamzin Townsend con obras como El método Gronholm y Gorda.

El Festival de Teatro de Vitoria proseguirá el viernes en el Teatro Principal (20.30; 9 a 17 euros) con una representación de La revelación, polémico monólogo a cargo del cómico estadounidense Leo Bassi.

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