China presiona a los generales para que pongan fin a la violencia
El Gobierno chino, considerado el principal aliado de Myanmar (antigua Birmania), ha hecho un llamamiento público a la junta militar que gobierna con puño de acero el país vecino para que ponga fin a la violencia con la que ha reprimido las protestas de la población en contra de la subida de los precios de la gasolina y a favor de la democracia, que comenzaron hace más de un mes y han provocado al menos 16 muertos.
"China espera que todas las partes afectadas en Myanmar muestren mesura, impulsen el regreso a la estabilidad por medios pacíficos lo antes posible, promuevan la reconciliación y logren la democracia y el desarrollo", ha asegurado el primer ministro chino, Wen Jiabao, según un comunicado hecho público por el Ministerio de Exteriores.
Las declaraciones se han producido en medio de la creciente presión internacional para que China utilice su influencia sobre el Gobierno de Myanmar y le convenza de que detenga la represión sobre los manifestantes. Según el ministro de Exteriores australiano, Alexander Downer, el número de muertos registrados durante las movilizaciones, que se intensificaron después de que los monjes se lanzaran también a las calles, es de "varias decenas".
Hasta ahora, Pekín se había mantenido al margen de la crisis amparándose en su posición habitual de "no injerencia" respecto a los asuntos internos de otros países. Pero todos coinciden en que su papel es clave para salir del trance: Pekín mantiene frecuentes intercambios de visitas oficiales con los líderes birmanos, y las empresas chinas desempeñan un papel muy importante para la economía de Myanmar, sobre todo en sectores como el gas natural, madera y otros recursos esenciales para alimentar el crecimiento chino.
La Corporación Petrolera Nacional, empresa estatal china, se disputa el control de los recursos naturales con gigantes occidentales como la estadounidense Chevron y la francesa Total. Otro país clave para la economía de Birmania es Tailandia.
