Como una flecha
Sarah Romero hace realidad su cibersueño de la comunicación
Nacida en Málaga el mismo año que la Constitución, allá por 1978, Sarah Romero manejó su primer ordenador a los 12 años. Curiosa desde entonces por saber qué ocurría en el mundo de las tecnologías, aquella vocación temprana quedó allí, latente, incluso, aficionada, hasta que una vez, en la universidad, la idea de unir periodismo y divulgación científica comienzan a hacerse cuerpo.
Pero pronto surge la primera dificultad: "En aquel momento Málaga era un lugar poco propicio para el periodismo científico. Yo quería especializarme, pero en seguida me di cuenta de que aquí, en mi tierra, tan sólo podría dedicarme al periodismo todoterreno: noticias locales, sucesos, deportes...". Lo probó, "durante algún tiempo estuve cubriendo la información para una televisión local, pero aquello no me gustaba".
'laflecha.net', un periódico de divulgación científica y digital, tiene más de tres millones de visitas al mes y ocho colaboradores
El diario ofrece 12 canales de noticias, cada uno de ellos con una temática distinta: piratería, correo basura, robótica o astronomía
Un largo camino
La suerte estaba echada. Si quería dedicarse al periodismo científico, y, a la vez, poder trabajar por su cuenta, antes necesitaba formarse. "Marché a Madrid, allí me formé en redacción electrónica", y allí, Sarah comenzó a darle vueltas a lo que hoy es laflecha.net, un periódico de divulgación científica y digital, con más de tres millones de páginas vistas al mes y ocho colaboradores.
Pero aún quedaba un largo trecho por recorrer hasta llegar a la situación actual. Sarah tenía una teoría, el boceto de un sueño..., pero necesitaba de alguien que pudiera llevarla a la pantalla de un ordenador. "Llamé a Juan Alonso, un amigo, el mismo que hoy se ocupa de la parte técnica del periódico". Poco a poco el proyecto fue madurando hasta que, el 10 de noviembre de 2003, laflecha.net hace diana en la web. "No tuvimos que poner un euro en sacar el periódico. Nuestra oficina era nuestra casa. Eso permitió a laflecha ver la luz, puesto que no teníamos presupuesto para invertir ni en local ni en personal. Tan sólo tuvimos que pagar el dominio y el uso del servidor, y a los tres meses ya teníamos nuestro primer anunciante".
Que no hubiera ayudas no quiere decir que no se buscaran, pero de tal búsqueda Sarah guarda un recuerdo nada grato. "Me llevé una decepción. Hicimos un proyecto económico, reunimos una gran cantidad de documentación y, con todo ese material, fuimos a la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía, y nos encontramos con que el presupuesto en subvenciones previsto para ese año ya se había agotado".
Total, que el periódico de Sarah tuvo que ir creciendo anunciante a anunciante, visita a visita, "laflecha se fue alimentando del boca a boca. Alguien da con la página, la guarda en favoritos y manda el link, y así, página vista a página vista". Según opina la ciberperiodista malagueña, "la clave del éxito es saber qué se quiere hacer. Partiendo de esta premisa, y a pesar de las dificultades que siempre aparecerán, las posibilidades de alcanzar el éxito serán muy altas. Claro, que siempre habrá que ponerse un límite, un plazo para llegar hasta el punto de que nos hayamos marcado". Éste también fue el caso de laflecha, "nos pusimos un año para que esto llegase a funcionar, para alcanzar unos mínimos parámetros económicos". Y pasó ese año... y luego otro, y otro..., "desde un principio, el número de anunciantes siempre ha ido a más, y eso nos aportó mucha confianza para seguir adelante. A mayor número de visitas, mayor número de anunciantes, con tarifas más altas, las cuentas salen".
Proyecto asentado
Más páginas vistas, más interés de los anunciantes y contenidos más interesantes para los ciberlectores. "Nuestra idea es hacer el periódico que nosotros mismos quisiéramos leer. Por ejemplo, ofrecemos 12 canales de noticias, cada uno de ellos con una temática distinta. Siempre tratamos de ofrecer las últimas noticias sobre todos los campos que tocamos: piratería, correo basura, robótica, astronomía, ferias..., la actualización de la página es diaria".
El proyecto parece asentado, pero Sarah sabe que no pueden descuidarse, que deben seguir aportando calidad y, aunque diga no ser la parte del trabajo que más le guste, seguir buscando publicidad. "Es duro, aburrido, pero sé que tengo que encargarme de ello". Sarah ha alcanzado su sueño, y un sueño no tiene precio. Eso lo afirma su mirada, que devuelve la luz de Marbella, el lugar en el que siempre quiso trabajar y en el que ha conseguido trabajar.
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