Victoria agónica de Ferrer
El valenciano salva un 'match-ball' ante Nalbandián y se medirá a Nadal
Fue un final agónico. David Ferrer batalló hasta su último aliento, hasta el último punto, para entrar por primera vez en los octavos de final del Open de Estados Unidos. Es algo habitual en él. Es un luchador incansable, capaz de las mayores hazañas. Pero esta vez llegó incluso más lejos. Venció al argentino David Nalbandián por 6-3, 3-6, 4-6, 7-6 (7-5), 7-5 en más de cuatro horas, y tras salvar una bola de partido.
Nalbandián, 24º mundial en la actualidad pero semifinalista en Nueva York en 2003, ni siquiera se desesperó. Cuando la pantalla de televisión mostró la revisión del último trallazo que le había mandado Ferrer y todo el mundo pudo comprobar que la bola era buena y que, por tanto, el partido había concluido, el argentino casi ni se inmutó. Se dirigió hacia el valenciano y le felicitó.
Para Ferrer, la victoria supuso una inyección de moral en una temporada en la que los resultados no le acompañan. Tras una victoria inesperada en Auckland, en su primer torneo, su estrella dejó de brillar. No lo hizo en el Open de Australia, donde se encalló con Mardy Fish en los octavos de final, ni tampoco en Roland Garros, el torneo en que siempre tiene puestas mejores esperanzas. En París cayó en la tercera ronda ante Verdasco. Y su único victoria en tierra batida le llegó en Bastad.
Pero el open americano le está reivindicando. Y todo gracias a que con 5-4 en contra en la quinta manga y ventaja de Nalbandián, el argentino falló un revés a media pista, relativamente fácil, que le hubiera dado la victoria. Fue el momento crucial del partido. Porque Nalbandián tomó conciencia entonces de su propio cansancio físico y mental, mientras que Ferrer pareció retomar el pulso del partido y encontrar fuerzas para acabar imponiéndose.
Hasta ahora, Ferrer se había encallado en la tercera ronda dos veces en este mismo torneo. Ahora tendrá ocasión de enfrentarse a Rafael Nadal en octavos de final. El mallorquín sufrió en la primera manga, pero luego impuso su mejor mentalidad y también su superior calidad tenística al francés Jo-Wilfried Tsonga, 74º mundial, que abandonó el torneo con una derrota por 7-6 (7-3), 6-2, 6-1.
Fue otra victoria fácil para el manacorí que parece ir mejorando cada día de la lesión en la rodilla izquierda que le obligó a retirarse en el torneo de Cincinnati y que incluso puso en duda su participación en el Open de Estados Unidos. "Me siento mejor", asegura Nadal, que está recibiendo la atención del doctor Pier Paolo Parra, un cirujano italiano que le aplica sesiones de rayos laser, con un pequeño aparato que desplaza a los torneos.
Nadal y Ferrer se han enfrentado en cinco ocasiones. Las cuatro últimas, desde 2004, las ha ganado el mallorquín. Pero el partido será una prueba de fuego para la rodilla de Nadal. Carlos Moyà y Tommy Robredo no habían comenzado sus partidos de tercera ronda. Feliciano López entró el sábado en los octavos.
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