La identidad nacional
Parafraseando a Marx, y en plena construcción europea, un nuevo fantasma recorre las tierras situadas a ambos lados de los Pirineos: la identidad nacional. Así, puede leerse en la página 6 de EL PAÍS del pasado domingo 19 de agosto que Nicolas Sarkozy prometió durante su última campaña electoral la creación de un Ministerio de Identidad Nacional, Inmigración e Integración. En el diario del mismo día, también puede leerse en la página 24 que en el proyecto de Mandato-marco de RTVE, que el Grupo Socialista ha enviado al resto de los partidos políticos, se asigna al ente público la misión de contribuir a la construcción de la identidad nacional.
Ante tanta identidad nacional y tanto nacionalismo ensimismado -ya sea central o periférico-, que remite en último término a un centrarse en sí mismo, que se cierra al otro, yo me quedo con la alteridad, entendida como salirse de sí mismo para abrirse al otro y a su diferencia.