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Columna
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Listos por mitades, tontos por dos tercios

Soledad Gallego-Díaz

La satisfacción por la contemplación de las propias prendas, es decir la arrogancia, es un defecto muy británico: allí le llaman irónicamente to be clever by half, lo que según un británico muy peculiar, el ex ministro John Major, suele significar ser tonto por dos tercios. Lamentablemente, el defecto arraiga muy bien en la sociedad española, permanentemente excitada con la idea de haber alcanzado cotas nunca conocidas de bienestar y abundancia. Es cierto que la transformación en los últimos 20 años ha sido espectacular y que tenemos derecho a sentirnos complacidos, pero también que España sigue estando por detrás de la media europea en muchos de los índices que miden esa prosperidad y que lo lógico sería que la sociedad siguiera presionando para corregir esas desigualdades, en lugar de adormecerse con la arrogante contemplación de nuestra mejora.

Ahora que el presidente del Gobierno ha anunciado una paga de 2.500 euros por cada nuevo nacimiento y que la nueva ministra de Vivienda, Carme Chacón, se ha comprometido, en tono muy solemne, a evitar, nada menos, que "se frustre algún proyecto vital" de los jóvenes por culpa de la carestía de la vivienda (¿a los 22 años alguien tiene "proyectos vitales" que incluyen un piso de 80 metros cuadrados, como mínimo?), no estaría de más repasar cuál es la situación de lo que ahora se llaman "personas mayores". El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicó hace poco un amplio estudio sobre sus condiciones de vida, acompañado con datos comparativos de la Unión Europea, donde se aprecia claramente que nos sentimos demasiado clever by half. De hecho, lo que queda más claro de ese anexo es que el Estado de bienestar español "experimenta un cierto atraso respecto a los países de su entorno".

La media del esfuerzo de la UE, incluidas Hungría o República Checa, en la protección social se cifra en un 28% del PIB, mientras que en España no llega al 19,7%. Más llamativo aún es que el porcentaje del PIB destinado a gasto social en España se mantiene casi estable desde 1990.

Evidentemente, eso no quiere decir que España destine a la protección social el mismo dinero que hace 17 años: el PIB español ha experimentado un aumento muy notable en ese periodo, lo que ha hecho que un mismo esfuerzo se tradujera en cantidades muy superiores. Pero los datos demuestran que si se consideran los euros por habitante y año, España sigue quedando por debajo de la media. El ciudadano tipo de la UE a 25 obtiene casi 5.771 euros al año en protección social, mientras que en España invertimos menos de 4.000, también por persona y año.

En el caso concreto de la protección social de los mayores, en España se dedican tres puntos menos del PIB que la media europea. Y aunque la población ha envejecido de forma considerable, entre 1990 y 2003 sólo se ha subido medio punto del PIB en gastos relacionados con la vejez, frente a un punto completo en el conjunto de la UE. Es decir, la media española es de 8.643 euros anuales por persona de más de 65 años, frente a los 16.090 que gasta, por el mismo concepto, la Europa de los Quince. Es posible que la vergonzosa disparidad que existe en gastos por cuidados de larga duración (minusvalías), exactamente la mitad que en el resto de Europa, se corrija en los próximos años gracias a la nueva Ley de Dependencia, impulsada por el Gobierno de Zapatero, pero aun así todavía quedará un largo trecho por recorrer.

El estudio del CIS permite también una rápida visión sobre las crecientes disparidades en el esfuerzo de protección social para personas mayores que existe, también, a nivel interno. Una vez más se constata que la España de las autonomías esconde una España de desigualdades bastante llamativa, al menos desde el punto de vista de los ciudadanos. Si se considera el PIB de cada comunidad, Castilla-La Mancha y Extremadura hacen un esfuerzo equivalente al del País Vasco, mientras que Murcia, por ejemplo, queda muy atrás. La comunidad murciana destina, por ejemplo, 100 euros por persona y año en gastos para cuidados de larga duración mientras que en el País Vasco esa misma persona recibiría 750. Los datos están en www.tt.mtas.es/periodico y quizás fuera bueno airearlos antes de las elecciones. solg@elpais.es

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