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La vuelta de Rato a España

El PP recibe con aparente entusiasmo el regreso del ex vicepresidente económico

Rato informó a Rajoy y a Zapatero de su decisión de abandonar su puesto en el FMI

Los políticos son los primeros en no creer en las palabras de los políticos. De poco sirvió ayer el desmentido del entorno de Rodrigo Rato, director del FMI, que minutos después de anunciar que dejará ese puesto en octubre, señaló que "en ningún caso volverá a la política". Todos los dirigentes del PP consultados ayer, tras la sorpresa inicial -prácticamente nadie, salvo Mariano Rajoy, conocía la decisión- se mostraban en privado entusiasmados con la noticia porque asumían que podría tener una consecuencia inmediata: que acuda como número dos en la lista por Madrid al Congreso, como en 2004.

"Sólo puede ser porque quiere volver con Mariano Rajoy o por una causa grave", sentenciaba una persona que trabajó con el vicepresidente económico del último Gobierno del PP.

Su vuelta a España introduce un elemento de incertidumbre que puede afectar al frágil equilibrio con el que se mantiene Rajoy al frente del partido, cuyo futuro está hipotecado al resultado que logre en las próximas elecciones. Rato se convierte ahora en un referente al que los dirigentes pueden acudir en caso de una derrota electoral.

El regreso de Rato a la política nacional se produce sólo tres años después de que dejase España para embarcarse en la aventura del FMI, tras sufrir el duro castigo de verse relegado a un segundo término por quien había sido su compañero y amigo José María Aznar. En la decisión final, el candidato con más posibilidades de suceder en el éxito a Aznar fue derrotado por Mariano Rajoy, el elegido finalmente pese a que todos en el partido le presumían menos virtudes que a Rato para asumir el liderazgo del partido y mantener el Gobierno en manos del PP.

Rato sopesó durante el verano de 2003 si apostaba por continuar en la primera línea política ante la inminente sucesión de Aznar y decidió que en ese momento le interesaba la carrera por la presidencia del Gobierno. Pero sus deseos chocaron con los planes del entonces presidente del PP, que a finales de agosto se inclinó por Rajoy.

El alcalde de Tres Cantos (Madrid), José Folgado, que fue secretario de Estado de Economía con Rodrigo Rato, se mostró "emocionado" por el anuncio de que el hasta ahora director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) dejará su cargo en octubre y volverá a España, y aseguró a Europa Press que el ex ministro de Economía es "uno de los grandes políticos" que necesita el país.

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Fuentes próximas a Folgado indicaron ayer que el alcalde de Tres Cantos prepara un acto público de bienvenida en el municipio madrileño a quién fue su jefe en el Ministerio de Economía. Un acto cuya relevancia social y política puede ser especial en función de la gente que Folgado consiga reunir en esa peculiar fiesta de recibimiento.

"De Rato siempre se espera un 10, y además cumple. Rato es el gran político que necesita este país, uno de los grandes políticos, junto con Mariano Rajoy, claro", señaló Folgado.

Rato siempre ha sonado dentro del PP como el número dos perfecto para Rajoy. Es un político que no está quemado por la crisis del 11-M ni por la guerra de Irak, ya que se le considera como una de las personas dentro del partido que se mostró contrario a esa decisión de Aznar, aunque nunca la hizo pública.

Rato también sería, para la mayoría de los dirigentes, un candidato claro a la sucesión en caso de derrota y apartaría de esa carrera a los dos dirigentes madrileños que más proyección tienen tras los resultados del pasado 27 de mayo: Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, y Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde de la capital.

Sin embargo, antes de hacer esas cábalas como consecuencia del anuncio de Rato, nadie podía creer que el artífice de la política económica del partido de José María Aznar querría dejar su máxima responsabilidad en el FMI casi dos años antes de que finalizase su mandato.

Los barones y miembros de la cúpula consultados por este periódico en los últimos meses asumían que sería muy difícil explicar en los círculos internacionales que Rato dejaba colgado al FMI para ser el número dos de un partido político que no parte como favorito para ganar las próximas elecciones generales.

Dirigentes regionales de relieve que mantenían contacto con Rato aseguraban hace menos de un mes que Rajoy no le había pedido que le acompañara en la candidatura con la que competirá por la presidencia del Gobierno.

Lista al Congreso

Por eso, en las quinielas del Partido Popular para la lista al Congreso, tal vez el trabajo más difícil que le toca resolver a Rajoy porque necesita un cuadro mucho más sólido que el actual para buscar la victoria, Rato figuraba más como un deseo que como una realidad. La apuesta para acompañar al líder del PP se llamaba Alberto Ruiz-Gallardón, un hombre a quien Rajoy aprecia. Sin embargo, después de que el alcalde de Madrid reclamara públicamente ese puesto -lo hizo en un acto público delante de Rajoy sólo dos días después de su éxito electoral del 27-M-, las cosas se han puesto un poco más difíciles para el dirigente madrileño.

"Rodrigo Rato de dos y Alberto Ruiz-Gallardón de tres, es el sueño para cualquiera que propugne un PP moderado", se entusiasmaba ayer un dirigente relevante del partido.

Rato llamó ayer al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para anunciarle su decisión, y éste le agradeció su labor al frente del FMI, un puesto al que se aupó con el apoyo del PSOE. No se hizo público que llamara a Aznar, aún presidente de honor de su partido, lo que podría ser interpretado como una muestra de distanciamiento.

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