Cinema Jove se abre al cine documental con el nuevo espacio DocLab

Una nueva iniciativa, propulsada por su director, Rafael Maluenda, y puesta en marcha por los cineastas Adán Aliaga e Isaki Lacuesta, pretende restañar la deuda que Cinema Jove tiene con el cine documental, habitualmente olvidado de las secciones oficiales. Bajo el nombre de DocLab, el certamen ofrece una muestra de las mejores obras de este género realizadas por jóvenes, complementadas con un taller que se celebró la semana pasada. Por su parte, la competición de largometrajes arrancó ayer con el inteligente Reprise, del noruego Joachim Trier.

La gran novedad de este año en un festival acusado de inmovilismo por sus detractores se llama DocLab y comenzará sus proyecciones hoy en la sede valenciana de la SGAE. Los cineastas Adán Aliaga e Isaki Lacuesta, autores de los aclamados documentales La casa de mi abuela y La leyenda del tiempo, respectivamente, han llevado a cabo una selección de 20 documentales realizados por jóvenes menores de 35 años. Con estos trabajos se proponen mostrar que el documental no consiste en "hacer entrevistas con una cámara a gente que te cuenta tus problemas, sino en contar cosas emocionantes que, a veces, tienen más de ficción que las propias películas de ficción", según Aliaga.

Pero DocLab no se limita a exhibir una veintena de películas que, pasado el festival, pueden caer en el olvido. La semana pasada Adán Aliaga impartió un taller en la SGAE sobre dirección de documentales que culminará con el rodaje de uno de los proyectos presentados por los alumnos. "Es un paso más para llegar a que el documental tenga su propia sección oficial dentro del festival", afirma el director alicantino.

Si DocLab abre sus puertas al público hoy, ayer comenzó su andadura la sección oficial con la película noruega Reprise, de Joachim Trier, un retrato generacional "de la juventud actual noruega y sus problemas existenciales", como explicó su protagonista Anders Lie. Trier pinta un fresco valiente a partir de dos aspirantes a escritores en el que sobra algo de pretenciosidad y falta compromiso con unos personajes que "tienen mucho donde escoger, porque viven en un país con una gran clase media y donde no hay clase alta", según el análisis de Lie. En todo caso, Reprise es un filme inteligente cuyos defectos se esconden en una narración trepidante, próxima en algunas fases al documental, y en una propuesta estética cercana al cine de la nouvelle vague.