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Reportaje:

'Kits' para emergencias

Cartay empaqueta bolsas de acogida para náufragos y pacientes

La asistencia a damnificados de catástrofes o emergencias está hoy bajo control. Organismos asistenciales como Cruz Roja compiten con el Ejército en planes estratégicos para intervenir adecuadamente en cada contingencia.

Si una patera arroja a las costas de Cádiz a 50 inmigrantes ateridos de frío, la Cruz Roja local dispone de paquetes ad hoc provistos de mantas isotérmicas, chándales, calzado, camisetas, calzoncillos o bragas y calcetines para que el inmigrante disponga de ropa nueva y seca de su talla. Estos kits o paquetes los prepara Cartay, una pequeña empresa creada por José Ramón Saiz de Soto y Pilar Lázaro hace ahora 11 años, ubicada en San Fernando de Henares.

Cartay trabaja para instituciones penitenciarias y unos 500 hospitales públicos y privados de toda España, Suiza, Suecia y Francia. El año pasado facturaron 6,5 millones de euros, con un 40% de crecimiento, y este año confían crecer en esa misma proporción. Los fundadores proceden del sector de la mercadotecnia. Saiz de Soto trabajaba en una compañía de tarjetas de crédito, y Lázaro de hacer prácticas en un hospital de Boston, adonde acudió para mejorar su inglés. La idea del negocio brotó sola. Siempre es un problema acudir a un hospital y olvidarse de las cosas más elementales: cepillo de dientes, peine, jabón, colonia. Todo eso metido en un pequeño neceser que se le regala al paciente a su ingreso se agradece enormemente y apenas cuesta dinero; menos de dos euros. Por ese precio se obtiene un alto nivel de satisfacción, el objetivo perseguido por los programas de mejoras hospitalarias. Ahora es la principal línea de negocio de Cartay. El año pasado prepararon más de 1,5 millones de estos kits.

Cartay prestó asistencia a los indigentes concentrados en los muelles del Sena en París y se ha adjudicado un contrato de Salvamento Marítimo

Pero no empezó ahí la aventura de Cartay. El primer concurso que ganaron fue una subasta del Ministerio del Interior para atender a presos. Era un conjunto de maquinillas de afeitar, peines y limpiadientes. El paquete se preparaba por los internos en los talleres de la cárcel de Ocaña. Todavía siguen trabajando en esta línea para instituciones penitenciarias del Estado y Cataluña.

La prueba de fuego para Cartay se presentó con la guerra de Kosovo. Cruz Roja Internacional pidió a su delegación en España un proveedor que en un mes preparara miles de kits de emergencia para familias de cuatro personas. Había que atender a millares de refugiados en campamentos en Zagreb. "Hicimos un esfuerzo enorme. En cinco semanas preparamos los kits, contratamos 40 camiones tráiler y los desplazamos a razón de ocho semanales desde varias comunidades autónomas (eran las que pagaban y tenían que registrar la imagen) hasta su destino", recuerda Saiz de Soto.

Cartay atiende también emergencias de catástrofes naturales o la concentración de indigentes promovida por una ONG en los muelles del Sena, en París, las navidades pasadas. Prestó la asistencia que solicitó la Cruz Roja de Francia para atenderlos. Este servicio al exterior supone el 20% de su facturación. La Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima, del Ministerio de Fomento, que socorre a náufragos rescatados de pateras y cayucos, acaba de adjudicarles un suministro de 2.000 kits de higiene y abrigo de primera necesidad por 83.500 euros.

El negocio de la compañía se reparte en un 60% en atención a pacientes; 30% a refugiados, y un 8% a cárceles. Todo ello a cargo de 25 empleados, de los que una parte son discapacitados psíquicos de la Fundación Aprocor.

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