Un sufrimiento que lleva al paro
Un 22% de las personas que sufren dolor de forma habitual ha tenido que dejar de trabajar para siempre
El dolor crónico cambia la vida, causa depresión, imposibilita a los que lo padecen de hacer actividades cotidianas e incluso puede conllevar la pérdida del trabajo, según el último estudio Pain in Europe de 2005, una encuesta a nivel europeo, que en España está avalada por la Sociedad Española del Dolor. Según este informe, uno de cada cinco españoles que sufren dolor crónico (el 22%) ha perdido su trabajo a causa de ello, un 8% ha cambiado de responsabilidades dentro de la misma empresa y un 4% ha tenido que cambiar completamente de trabajo por culpa del dolor.
El porcentaje de personas que pierden su trabajo es superior a la media europea, que está en 19%. En otros países es más común cambiar de responsabilidades, como Reino Unido, allí una de cada siete personas que sufre dolor crónico cambian de funciones por este problema; o en Italia, donde lo hace una de cada tres. "El dolor crónico es un problema muy grave. Supone un gasto para el Estado, ya que se calcula que el coste es del 2,8% del PIB. Y es que además de los medicamentos hay que contar las pérdidas laborales", asegura Alfonso Vidal, presidente de Sinedolore.
El 40% de las personas que sufren este problema no pueden hacer actividades cotidianas
España sigue a la cola de los países europeos en consumo de opioides, medicamentos como la morfina, que están indicados para el tratamiento de dolores intensos. Sólo el 14% de los españoles que sufren dolor crónico se tratan con este tipo de fármacos. Una cifra muy alejada de la media europea. "Hay muchas reticencias, tanto de médicos como de los enfermos porque los opioides tienen muy mala imagen. Se piensa que causan adicción y dependencia física", explica Carles Barutell, presidente de la Sociedad Española del Dolor. Sin embargo para Barutell los opioides son el "mejor tratamiento" cuando el dolor es intenso y permanente. "Un tratamiento con este tipo de fármacos controlados y bien llevados mejora muchísimo la calidad de vida de las personas que sufren dolor", explica. En países como Alemania o Dinamarca se consumen anualmente unos 40 kilos de opioides por cada millón de habitantes, en España solamente 15.
"Hay que evitar el dolor y este tratamiento, controlado, es muy válido", asegura Vidal.
Según Pain in Europe, una de cada seis personas que tienen este problema manifiestan que el dolor es tan fuerte, que a veces quieren morir. Un 40% asegura que el dolor le impide hacer las actividades cotidianas. El estudio también refleja que la media de edad de una persona con dolor crónico es 51 años, y que afecta casi por igual a hombres y a mujeres.
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