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Columna
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El premio 'Egunón'

La madre de todos los egunas que se celebran en la Euskal Herria sin parangón es el Aberri Eguna. Ha hecho crías a mansalva y no hay mes que salga sin unos cuantos días dedicados a una cuestión vasca, reivindicativa, étnica o cultural. A veces son fiestas locales, que tienen su Dantzari eguna, su Antxoa eguna (Ondarroa), su Sagardo eguna, su Espatadantzari eguna, su Antzar eguna (los gansos de Lekeitio)... Las fiestas del País de los vascos dedican algún día a celebrar monográfica, exhaustiva, casi obsesivamente, alguna cosa de las nuestras. Son días "consagrados a" el txistu, el talo, los juegos infantiles vascos, los titiriteros, las marionetas, Euskal Herriko Txotxongilo Eguna... Cuando se instituyen egunas el término tiende a adquirir connotaciones sacras.

Es urgente establecer un premio para quienes logren asistir al mayor número de estos 'egunas'

¿Qué celebran los egunas establecidos? Productos y costumbres locales y elementos identitarios. También jornadas reivindicativas. El bosque de egunas, de los días consagrados a algo, forma el mosaico íntimo de este país en movilización permanente. Pues los egunas exigen moverse, ir, comer talo, beber sidra, manifestarse si es el caso, apreciar nuestras esencias en su salsa.

Además de las decenas de egunas locales están los Grandes Egunas, los que forman parte sustancial del calendario vasco y van marcando movilizaciones, preocupaciones, llamamientos y el clima del País. Los egunas patrios son creación de nacionalistas, que gustan de los símbolos y de ofrendar días a las esencias patrias. Hay gran variedad y oferta, dentro de la monotonía que nos caracteriza. A lo mejor son apasionantes, pero suena plomiza la sucesión de festejos que a primera vista se parecen como gotas de agua. O sea, que tiene su mérito ser nacionalista.

Vivirán bien, no digo que no, pero con el programa que les cae, lo suyo es como vivir en religión, todo el día con el agobio de ser vasco. Para gustos se hicieron los colores. Están, de entrada, los egunas de los partidos: el Alderdi Eguna del PNV, cien mil o más en las campas, para degustar, aprender y demostrar; el Alkartasun Eguna de EA (éstos son menos y, tras su suicidio como partido, no les quedarán muchos, por lo que mejor disfrutar las que resten: a no ser que el Gobierno vasco, con buen criterio, les declare Patrimonio de la Vasquidad y tengan que seguir juntándose año tras año hasta el fin de los tiempos) o el Albertia Eguna, que celebra ANV para conmemorar la batalla de Legutio: homenajean a los que murieron y a los familiares de los presos políticos y luego hay una comida en el robledal.

Después está el Gudari Eguna, en dos versiones, la de Batasuna, el 27 de septiembre, para dar caña, y el del PNV a comienzos de noviembre, para perpetuar el franquismo y dar discursos, actividad más civilizada. Menos disputas suscita el Itsas Gudari Eguna de comienzos de marzo, que recuerda un hecho de la Guerra Civil y que será en toda España la única celebración anual con esta característica: por aquí no pasan los años y nunca saldremos de 1936-37.

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Un problema. Resulta difícil precisar un calendario anual, pues en general los egunas son, como el Aberri Eguna, fiestas movibles, pues tienen que caer en domingo o así y no solaparse mucho. Pero un buen especialista que ame a su patria tiene que saber cuándo se celebran, y no perdérselos, el Gaztetxe Eguna, el Gazte Eguna, el Euskararen Nazioarteko Eguna (día internacional del euskera: 3 de diciembre, fecha fija), el AEK Eguna, el Ikasle Eguna, los Ikastola Eguna (hay varios), el Ikasle Borroka Eguna (haberlo, haylo). Hay de todo y, con frecuencia, son egunas de parte y de combate: la batasunía es gran artífice de egunas belicosos. Así que tenemos un Antifaxista Eguna o un Naziotasuna Eguna, que promueve Udalbiltza y que sirve para "reivindicar los derechos de Euskal Herria y reclamar la creación de un estado independiente", como muchos otros egunas, todo hay que decirlo. Estos de Udalbiltza, unas prendas, la montarán cuando les nombren gauleiters en la Euskal Herria independiente, organizando los campos de concentración de las Bardenas, la isla de Izaro y Treviño liberado. También promueven EHNA Erabili Egunas, para dar el DNI nacionalista y seguir dividiendo a los vascos, que en eso consiste el invento.

Tenemos también un Mintza Eguna -para usar el euskera-, un Preso Politikoen Eguna, el Euskal Selekzioneen Eguna y, en algún sitio, el Instrumentu Autoktotoneen Eguna o el Lurra Eguna, el día de la tierra. Está instituido el Euskal Kiroleen Eguna, por los deportes vascos, y una vez subvencionaron un Pilota Eguna, aunque no se sabe más. Existe un Athletic Eguna (para los peñistas, héroes en estos tiempos de caída libre), y, cómo no, un Nafarroaren Eguna, así como el improbable (pero con impulso oficial) Ekintzaileen Eguna (¡Día del emprendedor!, empresario en disimulado), varios Txakolines Egunas (en la Rioja, Getaria y más sitios), un Hizkuntza Eskubideen Eguna, más de un Bertsolari Eguna y algún Txiki Bertsolari Eguna. No faltan el Solidaritza Eguna, el Zuhatiz Eguna, el Artzain Eguna, el Kantu Zaharren Eguna, así como un día dedicado al Rioja alavés y varios Ardoa Eguna. Hasta hay quien celebra el Friki Eguna.

La sucesión de estos días de vascos resulta prodigiosa. Pretende crear paisajes políticos, ocupar espacios simbólicos, impulsar las identidades de este Pueblo con identidad y sugiere movilizaciones de masas. Por eso resulta urgente establecer el Premio Egunón, para quienes logren asistir al mayor número de egunas de éstos. 40 al año demostrarían un buen nivel de conciencia vasca, no digamos más.

Habría que establecer un baremo: no es lo mismo un Konpartsen Eguna en Bilbao que el Dantzari Eguna de Euskal Herria. Podrían puntuar también el Ibilaldia, Kilometroak y la Korrika. A quienes más puntos sacaran habría que nombrarles "Vascos Universales del Año". Tendrían mérito.

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