Las oportunidades del cambio climático
El calentamiento global es una amenaza para la economía, pero brinda también ocasiones para las empresas
Hasta hace bien poco, pocos podían imaginar conceptos como el cambio climático o el calentamiento global en los manuales de economía. Las herramientas clásicas para estudiar problemas como la contaminación u otras externalidades han quedado de repente desbordadas por una amenaza que cobra fuerza. En los últimos meses el cambio climático se ha convertido en materia de estudio no sólo para economistas académicos, sino también para analistas financieros, firmas de inversión y compañías de seguros que tratan no sólo de medir el riesgo y el impacto de la amenaza, sino también de adivinar los ganadores y perdedores de la nueva situación. El cambio climático es también una gran oportunidad de inversión.
El primer ministro británico Winston Churchill se quejaba de que cuando pedía consejo a dos economistas tenía dos opiniones contrapuestas, o tres, si uno de ellos era lord Keynes. Medio siglo más tarde, Tony Blair ha encargado un único estudio a sir Nicholas Stern sobre el impacto económico del cambio climático. Stern no se ha librado de las críticas de muchos otros economistas, pero su conclusión básica es ampliamente compartida: "Nadie puede predecir las consecuencias del cambio climático con absoluta certeza", señala, "pero sabemos lo suficiente como para entender los riesgos que supone".
En su opinión, si no se toman las medidas adecuadas, el cambio climático puede hacer retroceder hasta un 20% la economía mundial. Stern, con todo, califica su análisis de optimista, porque pone el énfasis en que aún se puede frenar el cambio climático. Tomar las medidas apropiadas para detener ese calentamiento costaría un 1% del PIB mundial.
Hay un consenso científico generalizado en que es la actuación humana la que a través de la emisión de gases con efecto invernadero está provocando un calentamiento del planeta que amenaza con tener consecuencias catastróficas, casi apocalípticas. Aumento del nivel del mar, sequías, pérdida de cultivos, desaparición de especies, hambrunas, deforestación, proliferación de fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor, tormentas o huracanes...
Impacto económico
Aunque el calentamiento puede beneficiar tangencialmente a las regiones más frías del planeta, esos beneficios serían mínimos en comparación con los perjuicios que conllevaría incluso en esas zonas. Si las emisiones se controlan, concluyen los expertos, el calentamiento será moderado, aunque ya inevitable, y las consecuencias menos dramáticas. Si la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera se dispara, los impactos serán negativos en todas las regiones y sectores, según ha explicado hace una semana el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés), dependiente de la ONU.
En paralelo al debate científico sobre el cambio climático, se ha ido abriendo una reflexión sobre su impacto económico.
Firmas de análisis bursátil, bancos de inversión, entidades aseguradoras y otras instituciones financieras se han sumado desde diferentes perspectivas al debate sobre el cambio climático y sus consecuencias económicas.
Identificar a los sectores más perjudicados por el cambio climático es una de las tareas de estos analistas. Pero también lo es encontrar a los ganadores. "El cambio climático también implica nuevas oportunidades de negocio, desde la participación en los mercados energéticos, el uso y desarrollo de nuevos recursos energéticos más limpios, hasta la mejora del posicionamiento, el aumento de la reputación, etcétera", según un informe de Marsh, el principal intermediario mundial de seguros.
Hay varias empresas españolas entre las ganadoras del cambio climático. Iberdrola, Gamesa, Abengoa y Acciona han visto premiada en Bolsa su apuesta por la energía verde con fuertes revalorizaciones.
En general, las empresas favorecidas son aquellas que encajan con lo que se perciben como soluciones al problema.
El propio Stern proponía cuatro maneras de recortar las emisiones: reduciendo la demanda de bienes y servicios intensivos en emisiones, incrementando la eficiencia, actuando en emisiones no energéticas (como la deforestación) y promoviendo tecnologías limpias en electricidad, calefacción y transporte.
Una de las medidas en que casi todos coinciden es poner precio a las emisiones de carbono. Los derechos de emisión son la moneda del cambio climático. Limitar los permisos y permitir que se negocien esos derechos, permitirá que las emisiones se reduzcan del modo más barato posible, explica Chris Rogers, analista de JP Morgan. Poner precio a las emisiones supone que el que más contamina, más paga y eso conduce a la eficiencia a través del mercado.
"Mientras que los derechos de emisión dan una señal de mercado, las energías renovables aportan una solución tecnológica", añade Rogers. JP Morgan sitúa entre las empresas favorecidas por el comercio de emisiones a FPL, Fortum y British Energy, y considera perjudicadas a RWE y Drax. En cuanto a las renovables, advierte del riesgo de sobrevaloraciones. Elige a FPL Group y recomienda vender los títulos de EDF Energies Nouvelles. Además, incluye a Enel y Edison entre potenciales beneficiarias por sus métodos de gestión de la demanda.
Potenciales ganadores
Por su parte, Citigroup ha identificado las oportunidades que pueden surgir en los próximos tres a cinco años como reacción a la amenaza de calentamiento global. Edward Kerschner, su analista jefe de inversiones, clasifica las implicaciones para los inversores en tres grandes categorías (físicas, regulatorias y de conducta) y selecciona a los potenciales ganadores en un amplio informe que incluye a 74 compañías de 18 países.
El calentamiento, la sequía y los huracanes beneficiarán a empresas de sectores como el gas natural, el agua (cita a Aguas de Barcelona) y aseguradoras especializadas. Desde el punto de vista regulatorio, el foco hay que ponerlo, según Kerschner, en los sectores de generación eléctrica, transporte y construcción, grandes emisores de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero. Las eléctricas con mayor peso de las relativamente limpias tecnologías nuclear y de ciclos combinados de gas (EDF, Fortum, FPL) están mejor situadas a largo plazo que las sucias centrales térmicas (RWE), explica Kerschner.
Dentro de las implicaciones regulatorias está también el apoyo al uso de energías alternativas y fuentes de energía renovables. Entre ellas están las centradas en el etanol y el biocombustible, de un lado. De otro, las regulaciones gubernamentales "deben beneficiar a las compañías que aprovechen el poder del sol y del viento", señala Kerschner, que incluye entre potenciales beneficiarios a Ebro Puleva (biocombustibles), Acciona, Iberdrola y Gamesa (energía eólica). Las implicaciones sobre la conducta de los diferentes agentes son más especulativas, pero pueden favorecer a empresas con una estrategia climática adecuada. Citigroup incluye a Ence en este grupo.
El propio cambio climático se ha mostrado como "el mayor fracaso del mercado", según las conclusiones del informe de Stern. Entre las soluciones hay, sin embargo, mecanismos de oferta y demanda. Y en muchos casos el mercado ha ido por delante del análisis y las recomendaciones premiando por anticipado -quizá a veces en exceso- a las empresas mejor situadas para aprovechar las oportunidades del cambio climático.
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