Retazos de rabia
"Un tercio de la plantilla de educadores está de baja por depresión y otro tercio se lo está pensando", se queja el director de un centro tutelar de menores durante una reunión con su equipo de trabajo. Le falta decir que el tercio restante no tiene vida más allá de las cuatro esquinas físicas y mentales que constituyen su labor.
El personaje de Juan Diego en Fuerte apache integra este último grupo, un guerrero social al que el debutante Mateu Adrover homenajea en su estimable ópera prima, en la órbita realista de películas como 7 vírgenes, donde sus chavales protagonistas pasan en un abrir y cerrar de ojos de dar miedo a dar pena (y viceversa).
Adrover adereza su película con continuos recursos formales (cambios de tonalidad fotográfica, ralentís, rupturas del continuo secuencial en el montaje...) que en determinadas ocasiones, en lugar de resultar eficaces para la narración, lo que acaban provocando es cierta distracción y que la historia avance un tanto a empellones. Algo en lo que también colabora la poca efectividad de los elementos cómicos (la escena de las ortigas y la vomitona en el coche), introducidos sin duda para relajar una pizca el desolador panorama que muestra la historia.
FUERTE APACHE
Dirección: Mateu Adrover. Intérpretes: Juan Diego, Lolita, Hamza el Hilali, Soufianne Ouaarab. Género: drama. España, 2006. Duración: 97 minutos.
Eso sí, como contrapartida, Fuerte apache contiene la rabia de la desesperanza, la verdad que desprenden secuencias como las de las reuniones de los educadores (al estilo de las películas de Ken Loach y sus libertarios trabajadores), y la expresiva mirada de un magnífico descubrimiento: el niño magrebí Hamza el Hilali.